“Retrasé la maternidad por el trabajo”: tres testimonios de mujeres que hubieran querido ser madres antes

“Retrasé la maternidad por el trabajo”: tres testimonios de mujeres que hubieran querido ser madres antes
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En los años 70 y 80, la edad media en la que nuestras madres decidían tener su primer hijo oscilaba los 25 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Luego llegó nuestra generación y vinieron los peros: "aún soy muy joven", "cuando termine la carrera" y "vamos a buscar la estabilidad".

La realidad es que en España la media de maternidad se sitúa en los 32 años y según los expertos esto se debe al paro, aumento de la edad de emancipación, la prolongación de los estudios, la penalización que sufren las mujeres en su carrera profesional cuando tienen hijos o la falta de medidas de conciliación familiar. Pero nosotros queríamos conocer las razones de por qué las españolas retrasan la maternidad a través del testimonio de personas reales y no de cifras o datos sin nombre y apellidos.

Bea, Sonia y Mari Carmen tienen algo en común, las tres son madres, profesionales y hubieran querido adelantar su maternidad.

Todas coinciden en una cosa, se vieron condicionadas por la falta de estabilidad económica o un trabajo demasiado absorbente. Al final todo siempre se reduce a lo mismo y la vida pasa.

Bea actualmente tiene dos pequeñas de 9 y 6 años. A pesar de que fue madre por debajo de lo que marcan las estadísticas reconoce que hubiera querido adelantar su maternidad un par de años. ¿El motivo? Después de años y años con su pareja, ¿para qué esperar más?

Maria Alejandra Y Beatriz Londres
Bea jugando con sus dos hijas

El caso de Sonia es algo diferente, a ella le llegó la maternidad de pronto, sin tiempo para pensarlo. Tanto ella como su pareja tenían profesiones muy absorbentes pero a la vez apasionantes y a pesar de haber hablado de tener hijos, iban relegándolo año tras año.

“Cuando tienes una profesión tan absorbente, cuando no tienes un horario muy reglamentado, no ves la oportunidad y piensas: con este trabajo que tengo, ¿cuándo?”

Así, casi sin darse cuenta el tiempo pasaba y tanto ella como su pareja seguían centrados en su trayectoria profesional, mencionando de vez en cuando el tema de los niños pero sin tomar una decisión clara al respecto.

“Fue un ya lo veremos y no nos dimos cuenta de que la edad te limita. Cuando tienes 20 años te vas a comer el mundo, cuando tienes 30 aún tienes tiempo pero es que enseguida te llegan los 40”.

A su pequeña de nueve años, Sonia le aconsejaría que si de verdad quiere tener hijos que los tenga cuanto antes porque se disfrutan de una forma totalmente diferente.

Madre Urbana
Sonia con su pequeña

Mari Carmen actualmente tiene 44 años y dos pequeños de 4 y 6 años. Recordando su historia confiesa que sus embarazos no fueron fáciles. El estrés le jugó malas pasadas, las pérdidas familiares no le permitieron disfrutar de un inicio con sus hijos como ella hubiera querido, como ellos se hubieran merecido. Reconoce que a veces mira con envidia sana a esas mujeres embarazas que disfrutan despreocupadas de su tripita porque su situación fue totalmente diferente.

Aunque le hubiera gustado ser madre mucho antes, confiesa que no se arrepiente de haber retrasado la maternidad, porque quizá se hubiera perdido otras experiencias u oportunidades. Tampoco considera que por ser madre más joven hubiera disfrutado de sus pequeños de distinta forma.

“Hay gente muy madura para ser padre con 20 y gente que no tiene cabeza con 40”.

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Mari Carmen con sus dos hijos

Inestabilidad laboral y económica

Esos son los principales motivos que llevaron a nuestras tres protagonistas a retrasar su maternidad. A ellas y a casi todas las parejas actualmente. La búsqueda de un contrato fijo, terminar de pagar esas letras pendientes, crecer laboralmente o el miedo a no hacerlo, acaban condicionando la decisión de cuándo tener un bebé, sin caer en la cuenta de que los años pasan y no esperan por nadie. En el caso de Bea, la falta de estabilidad económica y laboral trastocaron sus planes, primero con su boda y después con su maternidad.

“Cuando podía económicamente ser madre tenía cero conciliación. Al final fue sin pensarlo y sin mirar atrás"

Mari Carmen también buscaba esa estabilidad laboral antes de lanzarse a la aventura de ser madre. Un contrato fijo que le permitiera crear una familia de forma más pausada. Nunca llegaba, así que decidió arriesgarse y no esperar más y con su embarazo llegó el despido.

Poco después volvió al mundo laboral y decidió que no cometería el mismo error, no esperaría de nuevo una estabilidad que quizá nunca llegaría. Fue a por su segundo bebé. Tanto miedo, tanto retrasar la maternidad hasta conseguir un puesto fijo y casualmente le llegó así, embarazada.

“Retrasé la maternidad por el trabajo y al final daba igual”.

A pesar de todo, ¿ampliaríais la familia?

Bea reconoce que se quedó con ganas de un tercer peque correteando por casa pero el miedo a la inestabilidad laboral le impidió dar el paso.

Sonia coincide con ella. A pesar de no haber planificado la llegada de su primera hija nos confiesa que no le hubiera gustado que se quedara como hija única y aunque durante un tiempo la idea de un segundo bebé les rondó la cabeza no consiguieron un trabajo estable a la vez ella y su pareja lo que condicionó su decisión.

Mari Carmen por su parte, asegura que es algo que no hubiera descartado pero para ella un hándicap era la edad y los riesgos que conlleva un embarazo pasados los 40.

Inevitable hablar de conciliación y discriminación laboral

Sabíamos que tratando el tema de maternidad e investigando el por qué las mujeres retrasan su decisión, detrás había razones relacionadas directamente con la conciliación familiar y la discriminación que sufre la mujer en su puesto de trabajo tras tener un bebé.

Bea abandonó su trabajo voluntariamente para cambiar de ciudad y nos cuenta que jamás notó una discriminación a nivel laboral por ser madre en sus jefes. Quizá algún compañero pusiera mala cara si salía puntual del trabajo a recoger a sus hijos, esas incomprensiones que sufren muchas madres.

Sonia por su parte notó que su trabajo se resintió, fue relegada a un puesto de inferior categoría y notando sobre sus hombros el peso que sienten tantas y tantas mujeres cuando la maternidad empieza a desplazarlas poco a poco del mundo laboral. Finalmente, decidió emprender y lo considera una de las mejores decisiones que ha tomado hasta ahora. Además comenta con nosotros el reciente estudio publicado por Malasmadres donde se confirmaba que la mayoría de emprendedoras lo eran para poder así conciliar.

“En mi anterior puesto de trabajo ganaba considerablemente más pero entre los sinsabores que te daba y las preocupaciones que tú como madre tenías de no estoy haciendo lo que realmente debo la verdad es que psicológicamente me compensa estar así.“

Mari Carmen vivió un despido en pleno embarazo pero también un contrato indefinido esperando un nuevo bebé.

En Bebes y Más, la conclusión que sacamos de esta entrevista es que todas nuestras protagonistas coinciden en una cosa, lo mejor es no pensarlo, dejar el sueño idílico de estabilidad y buena posición económica porque nunca se encuentra el momento ideal y los años pasan sin darnos cuenta.

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