Lo primero que compré al enterarme de que estaba embarazada fueron unos patucos de lana de color azul para mi hija (me encanta ese color). Los vi de camino al trabajo y no pude resistirme porque eran tan pequeños...
Y lo más gracioso de todo es que nunca llegó a usarlos porque se los probé el primer día y descubrí que se le resbalaban, así que se quedaron guardados en un cajón con un montón de ropa más. Porque tengo que reconocerlo: compré auténticas 'monerías' que se le quedaron pequeñas antes de tener tiempo de usarlas y otras muchas que la regalaron y que ni siquiera salieron de su envoltorio.
Así que con su hermano resistí la tentación y apliqué algunos trucos para ahorrar en la ropa para mi bebé sin que le faltara un detalle. Porque bastantes gastos implica el nacimiento de un bebé como para despilfarrar el dinero.
Ideas para sus primeras semanas
Todos los padres nos volvemos locos comprando la ropita del bebé, sobre todo con el primero. Nos hace mucha ilusión, imaginarnos lo guapo que estará con esas prendas tan pequeñas.
Lo curioso del asunto es que precisamente las más mínimas, las que más solemos comprar, es la que menos tiempo usarán.
Tampoco interesa adelantarse y comenzar a comprar ropa a lo loco sin conocer la talla del bebé, aunque sea aproximada, para no tener que dejarla relegada al fondo del cajón.
Mejor esperar a que el embarazo esté adelantado para saber aproximadamente si el pequeñín va a nacer grande o pequeño. A pesar de que cada marca cuenta con su propio tallaje, la talla 0 equivale a una altura aproximada de 50 cm y la de 0-3, a unos 54 cm. Y también hay talla de prematuros, para que no baile en la talla cero.
Según los consejos de médicos y expertos, hasta que no empiecen a caminar, los bebés no necesitan llevar zapatos. Caer en la tentación de comprarle unos zapatos o deportivas de suela rígida, cuando son bebés de semanas, incluso de meses, es un error. Son mejor alternativa los calcetines de diferentes grosores.
Ponerle chaquetas demasiado rígidas al bebé durante los primeros meses "porque son muy simpáticas" no solo es un gasto inútil de dinero sino también una incomodidad para el pequeño. Mejor esperar a que sea algo más autónomo y lo luzca más. Si es invierno, se puede optar por un buzo para la calle, cómodos de poner y quitar, y que le tapan de la cabeza a los pies.
Se puede hacer una lista para el bebé o una vez que nazca, pedir a los familiares y amigos que quieran tener un detalle con el recién nacido que le compren ropita para la próxima estación y los meses que tendrá entonces, o incluso para la siguiente. A todos nos dejamos llevar por las prendas más mínimas y terminan llegando a nuestra casa sin ton ni son. Así que podemos orientarlos y al menos nos aseguramos de contar con prendas de todas las tallas. Y si no es de nuestro estilo, siempre podemos ponérselas para estar por casa, porque cuando empiece a comer sólidos se va a manchar mucho y necesitarás prendas de recambio. ¡Un dinero bien invertido!
Los imprescindibles del recién nacido
Los bodies son, probablemente, la prenda que más utilizan los bebés hasta su primer año de vida y, especialmente, en sus primeras semanas y meses. Es necesario que tengan corchetes en la entrepierna para facilitar el cambio de pañal y así molestar lo menos posible al bebé.
- Pijamas y peleles o polainas (pantalones con calcetín incorporado), resultan perfectos para los meses más fríos, siendo la alternativa ideal a los bodies, ya que permiten regular la temperatura del recién nacido. Resulta curioso, pero al menos en mi caso, compré solo dos pijamas y dos bodies antes de que naciera mi hija "porque todo el mundo iba a regalármelos" y tuve que ir a por más porque todos me regalaban ropa 'muy cool' pero poco práctica. ¿Nadie se da cuenta de que los primeros meses el bebé se pasa la mayor parte del tiempo durmiendo?
Tampoco debe faltar un gorro en la canastilla, ni unos cuantos calcetines o patucos y un par de manoplas.
Un arrullo o una mantita suave sirve para todo y en cualquier momento: para protegerle del sol o del frío, o incluso para limpiarle la boquita.
Camisetas finas, fáciles de abrochar (con corchetes a la espalda o en el hombro).
Una chaqueta o jersey de lana (con corchetes) o una sudadera de algodón.
Tips para los meses siguientes
Superados los primeros meses de vida del pequeñín, toca hacer balance de la ropa que nos han regalado o nos han cedido de segunda mano, y hacer inventario sobre qué necesita.
1. Reciclar siempre es una buena opción
Quien tenga la suerte de contar con un familiar o amigo que le pase la ropa de su hijo, justo un año o dos mayor, tiene una mina de oro. Sobre todo los primeros años, cuando los niños apenas estropean las prendas y se pueden reutilizar incluso las de abrigo, que tienen precios más altos.
Pero también podemos dar un segundo uso a algunas prendas que se han quedado pequeñas o están un poco gastadas: unos vaqueros cortos o con las rodilleras agujereadas se convierten en bermudas; unos leggings largos, son perfectas en verano con una camisa simpática; un vestido puede ser una blusa...
2. Hacer una 'lista de ropa'
Comprobado lo que tenemos guardado y lo que podemos reciclar, toca coger lápiz y papel y apuntar qué necesitamos (igual que cuando vamos al supermercado). Así evitaremos caer en la tentación y comprar cosas innecesarias.
Ante un capricho es bueno pensar si compensa llevárnoslo a casa: ¿cuántas veces se pondrá esos vaqueros tan monos?
3. Fondo de armario unisex
Unos pantalones de chándal, una sudadera o una camiseta blanca, por poner un ejemplo, no son de niño ni de niña. Se puede aprovechar lo que nos den de segunda mano (sea del sexo que sea) o incluso dejarlo para cuando decidamos tener otro hijo.
Además, si son de colores neutros combinan fácilmente con el resto de la ropa y se puede recurrir a ellos en cualquier momento, ¡hasta con esos dibujos de superhéroes o con esos estampados imposibles!
4. Prendas básicas, en packs
Bodies, camisetas, polainas o mallas, calcetines... Son indispensables y necesitamos más de una. Las marcas de ropa infantil y los hipermercados suelen ofrecer paquetes de varias prendas de algodón, con diseños y colores diferentes, que salen mucho más económicos que si se compran por separado.
5. Comprar en rebajas una talla más
Este ha sido mi truco desde que mi hija mayor nació: aún no tenía un año cuando compré la ropa de temporada en rebajas para el siguiente año. Y así lo he seguido haciendo con mi hijo. Estamos hablando de un ahorro de al menos el 50 por ciento de su precio original, porque a finales de las rebajas se encuentran descuentos de hasta el 80 por ciento.
Eso sí, hay que pasar de llevar a los niños a la última, como es mi caso, donde la comodidad es la que impera en mis decisiones.
6. Centros outlet
¡La cantidad de veces que me han sacado de un apuro los outlets de las grandes marcas! Bodas, comuniones, funciones del colegio... Situaciones que requieren prendas que solo van a ponerse una o dos veces y que no merecen un desembolso importante.
Pero también son muy útiles a la hora de comprar el calzado de los más pequeños. Los zapatos no se pueden comprar de un año para otro, porque es difícil acertar con la talla, pero sí comprárselo de calidad, según en la etapa en la que se encuentre, para poder probárselo en el momento y con el asesoramiento de profesionales. Y con un descuento incluso superior al que ofrecen en rebajas, porque suelen ser los modelos que no se han vendido en campañas anteriores.
Ropa cómoda y de tejidos naturales
Si al final sigues estos consejos y adquieres solo la ropa imprescindible, te interesa elegir prendas fáciles de cuidar y resistente a los lavados (ya que las lavarás a diario). Si las cuidas bien te servirán para su hermano (te lo digo por experiencia).
Además, procura elegir tejidos naturales de fibras de origen vegetal como el algodón, el lino o el cáñamo, porque la piel del bebé es muy delicada y necesita prendas frescas y traspirables.
Y como son tejidos livianos, puedes utilizarlos todo el año: en verano, son frescos y en invierno aíslan del frío si le pones varias capas. Eso sí, sin pasarse: tenemos que abrigar al bebé con la misma cantidad de ropa que a nosotros, o como mucho una capa más.
Y para que esas prendas sean confortables y seguras:
Evita la ropa que incluya accesorios que puedan lastimarle la piel o molestarle, como botones, solapas, grandes adornos, cremalleras?
También prescinde de cintas y lazos, que pueden provocar accidentes, como asfixia.
Busca diseños elásticos, a ser posible con goma en la cintura, de manera que tu bebé esté cómodo y también te resulte a ti práctico desvestirle.
Huye de camisetas ajustadas, mangas estrechas, cuellos demasiado cerrados (sin sistemas de de abertura fácil), vestidos que no salen por la cabeza y tejanos con miles de botones. Son incómodos para el bebé y dificultan la hora de vestirlo y desvestirlo.
Fotos | iStock
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