Uno de los planes más chulos que podemos hacer con nuestros hijos una tarde por ejemplo es visitar un museo, da igual si hace frío o calor fuera, cualquier excusa es buena y es algo que quizás practicamos demasiado poco.
Nos molestamos más en acudir a museos cuando viajamos, cuando estamos fuera de nuestra ciudad pero seguro que cerca de nosotros tenemos grandes museos que recorrer e incluso que descubrir.
Hoy nos vamos de museos por dentro y por fuera, mucho bueno por ver y por disfrutar con nuestros hijos. Porque sí, nosotros creemos que ir de museos con nuestros hijos puede ser un plan muy divertido para todos ¿y tú?
Hemos hablado mucho en anteriores ocasiones de museos y de la actitud por nuestra parte para que nuestros hijos disfruten en ellos, para que potencien y dejen fluir su imaginación, su creatividad, para conseguir que se aficionen a disfrutar con el arte, algo que en el futuro puede que les ayude a ser algo más felices, sin duda.
Pero lo que sí tenemos que tener muy en cuenta es que sí, es cierto que visitar un museo con un niño es diferente, muy diferente a hacerlo sin ellos. La idea es que disfruten y que quieran volver. Hay que adaptarse a su madurez, hay que medir bien el tiempo que vamos a emplear en la visita y lo que vamos a ver o a hacer en el museo para que todos disfrutemos, que a fin de cuentas ese era nuestro plan inicial.
Una baza interesante es el propio museo en sí, algunos son apetecibles incluso antes de entrar y recorrer sus salas y podemos empezar a hablar a los niños de él, su historia, su pasado, su relación con la propia ciudad en la que se encuentra y con otros museos parecidos o incluso su creador como el Museo Gugenheim por ejemplo o el Centro Pompidou. Son museos que ya desde fuera son mágicos y merece mucho la pena recorrerlos con nuestros hijos.
Se dejan la piel
Es evidente que a quien más le interesa que vayamos a visitarles es al propio museo por numerosas razones, la más importante: su propia supervivencia, obviamente. Como es evidente que para los niños es muy interesante que les acostumbremos a acudir a estas actividades, les hace valorar no sólo lo que ven sino como lo ven y con quién lo ven. Lo disfrutan sí, pero hay que enseñarles a hacerlo, hay que abrir esa puerta y enseñarles a cruzarla. Hay que ir con ellos, es evidente, hay que organizar la visita y diseñarla para que sea un éxito.
Por todo esto y por su propio interés, como decíamos, son muchos museos los que ya se han preocupado de organizar actividades para los niños, algunas son solo para niños, otras son para las familias y adultos y pequeños disfrutan de una visita diferente y de un recorrido muy interesante. El Museo del Prado, además de ser una de las pinacotecas más importantes del mundo es sin duda uno de estos museos que ha decidido fomentar las visitas en familia con un programa llamado “El Prado en Familia” que no deja lugar a dudas.
Organizan en este museo una visita distinta a la habitual que tiene como hilo conductor una idea diferente a la visita convencional que podríamos hacer por nuestra cuenta (como algún personaje de un cuento infantil o por ejemplo el mar) que no aburre, que no es sólo didáctica pero que no deja de serlo y que sobre todo hace que los más pequeños estén encantados de descubrir en la pintura no sólo al autor (que también) sino una época, una historia, un contexto y un mundo de posibilidades que sólo conoce y acota su propia imaginación.
El futuro es ahora
Es evidente que los museos se están adaptando a los nuevos tiempos y se están acercando con ganas a las redes sociales, allí podemos encontrar información sobre exposiciones temporales, podemos incluso interactuar con ellos, podemos comentar lo que nos ha gustado o no nos ha gustado de nuestra visita y muchos de ellos tienen equipo y personal como para mimar al visitante a través de esos comentarios, responder, informar e incluso tratar de solucionar algunas pequeñas incidencias que pudieran haber surgido.
La interacción puede no ser inmediata, puede que el museo no responda a tu mensaje en el mismo momento pero hay muchos que lo hacen en un periodo de tiempo relativamente corto y el impacto en los usuarios es muy positivo y para la propia imagen del museo también lo es, obviamente.
Además, cada vez se trabajan más y mejor (en términos generales) las páginas webs de muchos museos, algunas tienen incluso la posibilidad de realizar visitas virtuales al edificio desde la propia página que lo hace aún más apetecible y que sirve para poner la miel en los labios con lo que vamos a encontrar cuando nos desplacemos hasta allí, como ocurre por ejemplo con la magnífica visita interactiva que se puede hacer a través de la web del Museo Sorolla por la casa y el taller del pintor, desde el ordenador de nuestra casa, por ejemplo. Una forma de crear aún más interés antes de acudir a recorrer el museo con nuestros hijos.
Ya es común descargarse las audioguías en el móvil para realizar la visita de forma cómoda y con información interesante, como utilizar los códigos QR en algunas instalaciones para conocer más datos de una obra en concreto.
Últimamente se va trabajando sobre la posibilidad de implementar la realidad aumentada en algunos museos y para muchos se acerca la hora de llevarlo a cabo y mostrarlo al público asistente.
Las posibilidades son enormes y algunos museos ya se han dado cuenta de lo mucho que ganan haciendo algo diferente de lo que hacían hasta ahora.
Fotos | iStockphoto
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