Es una realidad que no pasa desapercibida: cada vez hay más personas con alergias, cada vez más niños con dermatitis atópica y cada vez más intolerancias alimentarias, entre las que destacan los niños con intolerancia al gluten, que es lo que conocemos como celiaquía. Se calcula que cerca de un 7% de la población es intolerante al gluten, y aún quedan muchos niños que lo son y lo padecen sin saberlo.
La razón es que para detectar la enfermedad hace falta un análisis de sangre y, en ocasiones, incluso una biopsia. Ahora, gracias a una nueva técnica, un solo pinchacito en el dedo será suficiente para saber si nuestro hijo tiene celiaquía o no.
¿Por qué hay cada vez más alergias e intolerancias?
Esta es una pregunta que nos hacemos todos, cuya respuesta es difícil de explicar porque la causa no es solo una y porque en realidad no está muy claro. Una de las hipótesis que parece tener más fuerza es la del exceso de higiene: al reducir drásticamente el número de desafíos que el ambiente ofrece al ser humano, gracias a que ahora estamos muy pendientes de la higiene en todos los sentidos, el sistema inmunitario tiende a entrenarse menos y peor, provocando que algunas enfermedades sean ahora más graves que hace tiempo.
Por eso hay estudios que muestran que es mejor lavar los platos a mano, que es mejor comprar carne en una granja y que es mejor vivir con animales: cuando la higiene no es excesiva nuestro sistema inmunitario tiene trabajo, funciona mejor y no comete el error de luchar contra cosas que no debería.
Además, parece que el modo de nacer también puede afectar, porque los bebés que nacen por cesárea no se contaminan con las bacterias de la madre sino con las del entorno hospitalario, y eso parece afectar también al sistema inmunitario aumentando la probabilidad de alergia: de esto hablamos hace unos días cuando explicamos que se ha ideado una simple pero efectiva estrategia basada en pasar una gasa metida en la vagina de la madre por la cara del bebé, al nacer por cesárea, para que se contamine de ella.
En relación a la celiaquía, se baraja la hipótesis del exceso de exposición al gluten, o lo que es lo mismo: ahora los niños toman más gluten que nosotros y esto, combinado con lo que acabamos de comentar, aumenta la probabilidad de padecer la intolerancia. Y no es solo por la cantidad de hidratos que contienen gluten, sino porque el trigo que consumimos actualmente contiene más gluten (por obra y gracia de la alteración transgénica de los cereales) del que contenía el que comían nuestros padres y abuelos. Además, hay que añadir que el diagnóstico se ha mejorado mucho y eso puede hacer también que haya más casos que antaño, cuando muchos niños con celiaquía no habían sido aún diagnosticados.
Ahora lo sabremos con un pinchazo en el dedo
Nos lo cuentan en 20 minutos, donde explican que unos científicos de la Universidad de Granada han logrado desarrollar un sistema mediante el que, con solo un pinchacito en el dedo, puede saberse si un niño de 2 a 4 años sufre celiaquía silente, que es la que suele pasar desapercibida por provocar síntomas menores.
La prueba se realiza en solo 10 minutos y tiene un coste de entre 10 y 12 euros por dispositivo. Esto es genial, claro, pero lo mejor de este avance es que podrá saberse el diagnóstico sin necesidad de hacer una analítica de sangre u otras pruebas.
Este invento se suma a Celifast, un sistema similar del que os hablamos hace unos meses y que también detecta la celiaquía con una gotita de sangre.
Ahora solo falta ir sabiendo cómo evitar que esto siga en aumento, porque a este paso acabaremos todos alérgicos a algo o intolerantes, un mal que afecta, sobre todo, a las poblaciones de los países desarrollados.
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