Las frutas de verano son una opción alimenticia estupenda para los más pequeños. Su elevado contenido en agua las hace un alimento muy refrescante, por lo que contribuyen a evitar la deshidratación, tienen un sabor agradable, aportan sales minerales y proporcionan energía en forma de azúcares naturales.
La gran ventaja de la fruta es que no necesita cocción. Los niños pueden consumirla en cualquier momento del día con total comodidad. También son ideales para tomar en batidos, zumos y sorbetes, solas o combinándolas entre sí.
La llegada del verano nos trae una amplia variedad de frutas frescas, sabrosas y nutritivas. Hablaremos de la sandía, el melón, el melocotón y otras frutas de verano. Sus características, qué aportan y a qué edad se introduce cada una (siempre una a una y por separado) en la dieta del niño.
La sandía
La sandía es la fruta que mayor cantidad de agua contiene. Nada menos que un 93 por ciento de su composición es agua, convirtiéndose en un potente hidratante e ideal para los pequeños que no beben suficiente líquido. Para que os déis una idea, dos tajadas de sandía equivalen a un vaso de agua.
Aporta muy pocas calorías y destaca su contenido en sales minerales, principalmente potasio y magnesio. Pero lo más destacable de la sandía es un pigmento llamado licopeno responsable del color rosado de la pulpa con importantes propiedades antioxidantes. Se cree que reduce el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, así como enfermedades cardiovasculares y degenerativas.
Es una fruta fácil de digerir, sin embargo puede resultar indigesta después de comidas copiosas, con lo cual es preferible ofrecerla como merienda o en el desayuno en vez de como postre.
Cuándo y cómo ofrecerle la sandía al bebé
Se puede introducir en la dieta de los bebés a partir de los 6 meses. Sin embargo, al ser una fruta demasiado dulce y por ser practicamente pura agua, a nivel nutritivo se sugiere comenzar a ofrecer otras frutas a estas edades.
La mejor forma de ofrecerle la sandía al bebé es cortada en tajadas o trozos grandes y sujetarla mientras él absorbe su jugo. A la hora de comprarla hay que elegirla madura, es decir con la pulpa blandita, y si es posible, una variedad que no tenga semillas.
El melón
Contiene algo menos de agua que la sandía, pero de todas formas su 80 por ciento de agua es considerable, convirtiéndose también en una de las frutas más refrescantes.
Aporta escasas calorías y destaca su contenido en minerales como el potasio y el magnesio. Es fuente de vitamina C y beta-caroteno (en mayor cantidad en los melones del pulpa naranja), ambos antioxidantes que intervienen en el mejoramiento del sistema de defensas del organismo, la formación de colágeno, huesos y dientes.
Su contenido en vitamina C lo convierte en una excelente alternativa para los niños que no toleran bien los cítricos.
Cuándo y cómo ofrecerle el melón al bebé
El melón puede introducirse en la dieta del bebé a partir de los 6 meses. Sin embargo, al igual que sucede con la sandía, al ser frutas demasiado dulces no se debería abusar de ellas para no acostumbrar al bebé a sabores demasiado dulces desde el inicio de la alimentación.
El melón puede tomarse igual que la sandía, en tajadas o en trozos dejando al bebé que absorba el jugo o bien en forma de zumos, batidos o refrescos, solo o combinado con otras frutas.
El melocotón
Es una fruta de intenso sabor y saciante, pero que sin embargo aporta pocos hidratos de carbono y calorías. Gracias a la fibra y a su ligera acidez, el melocotón (o durazno) tiene propiedades laxantes por lo que está indicado en casos de estreñimiento en los niños.
Entre los minerales destaca el potasio y también podemos destacar, al igual que el resto de las frutas anaranjadas, su contenido en beta-caroteno, un antioxidante que mantiene a raya los radicales libres reduciendo el riesgo de enfermedades.
Cuándo y cómo ofrecerle el melocotón al bebé
El melocotón está en la lista de los alimentos más alergénicos, debido a la pelusilla de la piel, por lo que se recomienda introducirlo en la dieta a partir de los 12 meses, incluso algunos pediatras aconsejan retrasarlo hasta los 18 meses.
El melocotón y sus variantes como la paraguaya o la nectarina, dado que se ofrecerá a partir de los 12 meses, ya se le puede ofrecer al bebé cortado en pequeños trocitos. Por supuesto, también en forma de zumo o batido.
Otras frutas de verano en la alimentación infantil
- El albaricoque
Los albaricoques frescos maduros son ricos en taninos, sustancias con propiedades astringentes, antiinflamatorias y antioxidantes. Está recomendado para estómagos delicados y personas con digestiones pesadas.
Además, aporta minerales involucrados en la formación de glóbulos rojos de la sangre.
Por lo mismo que el melocotón, por la pelusilla de la piel que puede provocar alergias, se recomienda introducirlo en la dieta del bebé a partir de los 12 meses, incluso algunos lo aconsejan a los 18 meses.
- La ciruela
Contiene vitamina A esencial para la visión, el buen estado de la piel, el cabello, las mucosas, los huesos y para el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Tiene propiedades antioxidantes y antisépticas. También favorece el sistema respiratorio y por su contenido en hierro es adecuada para prevenir y combatir la anemia.
Se puede introducir en la dieta de niños a partir de los 6 meses, ya sea triturada, en trozos o en zumo.
- Las uvas
Favorecen el buen estado de las arterias y el corazón, tienen efecto laxante y gracias a los azúcares e hidratos de carbono que contienen constituyen una fuente de energía natural.
Se pueden tomar a partir de los 6 meses del bebé, pero sin piel ni pepitas, sólo la pulpa.
- La cereza
Tiene propiedades desintoxidantes y antiinflamatorias. Es laxante, diurética y ayuda a combatir la anemia.
Contiene flavonoides y ácido elágico, dos potentes antioxidantes y antisépticos.
No hay contraindicación para comenzar a ofrecer cerezas a partir de los 6 meses, previamente troceadas y sin hueso. En algunos casos se recomienda retrasar su introducción hasta los 9 meses o incluso hasta el año. Es preferible consultarlo antes con el pediatra.
- La fresa
Contiene vitaminas A, C, Bl y B2, calcio, fósforo y hierro.
Forma parte de las llamadas frutas rojas, cuyo consumo no está recomendado para bebés de menos de un año.
La fresa puede producir reacciones alérgicas por lo que se aconseja ofrecerla a partir de los 12 meses, incluso hay quienes recomiendan esperar hasta los 18 meses.
Fotos | viralbus, Vic Lic, totalAldo. En Bebés y más | Las frutas en la alimentación infantil, Frutas de verano: características y recomendaciones