La OMS y otros organismos científicos, entre ellos la Asociación Española de Pediatría, recomiendan mantener la lactancia materna exclusiva durante seis meses, y a partir de entonces, introducir diferentes alimentos: es lo que se llama alimentación complementaria.
En el caso de los bebés que toman fórmula artificial, no existe un consenso tan claro en la literatura científica, pero parece sensato comenzar también con la alimentación complementaria en torno a los seis meses, y en cualquier caso esperar siempre a que el lactante muestre signos de estar preparado.
Aunque en los últimos años el método Baby-Led-Weaning está ganando popularidad, aún muchas familias comienzan la alimentación complementaria dando triturados con cuchara. La papilla de cereales suele ser uno de los primeros alimentos a introducir pero, ¿es fundamental que los niños la tomen? ¿Qué papilla es la más adecuada? Si le estoy dando el pecho, ¿Cómo lo hago?
¿Cuándo debe introducirse los cereales?
La alimentación complementaria debe introducirse en torno al sexto mes de vida. Aunque hace años había una lista ordenada de alimentos a introducir en función de la edad, las recomendaciones actuales no encuentran beneficio de introducir un alimento antes que otro.
Así, no se deben dar pautas rígidas y cada familia irá introduciendo los diferentes alimentos en base a sus gustos y su cultura. Sí es recomendable, sin embargo, priorizar los alimentos ricos en hierro y zinc.
¿Cuándo introducir los cereales con gluten?
Las recomendaciones en torno a gluten han ido variando mucho a lo largo de los años. Actualmente se recomienda introducirlo entre los cuatro y los 12 meses, idealmente en torno a los seis meses y en pequeñas cantidades. No es necesario introducir los cereales sin gluten previamente.
¿Son imprescindibles las papillas de cereales? ¿Qué alternativas tenemos?
Los cereales son una fuente importante de hidratos de carbono y fibra (y, en menor medida proteínas de bajo valor biológico, minerales, ácidos grasos esenciales y vitaminas) y son una parte importante de la alimentación (tanto de niños como de adultos). Sin embargo, las papillas de cereales no son en absoluto imprescindibles ni la única manera de ofrecer cereales.
Para las familias que deciden iniciar la alimentación complementaria con triturados con cuchara, además de las clásicas papillas industriales, se pueden preparar leche con copos de avena (las típicas gachas o porridge en inglés), sémola de arroz o de trigo o leche con harina de maíz. Además, pan, pasta o arroz, entre otros, también son cereales y, en el caso de realizar alimentación con triturados podríamos añadirlos al puré de verduras, por ejemplo.
Añado aquí que los cereales nunca deben añadirse al biberón pues podríamos sobrealimentar al lactante y favorecer la obesidad. A partir de los seis meses son capaces de comer de una cuchara y de esta manera controlan mejor sus señales de hambre y saciedad.
Las papillas de cereales no siempre son saludables
La clásica papilla de cereales " de caja", "industrial" en muchos casos no es beneficiosa. Aunque parezca increíble, algunas de estas papillas llevan en su composición azúcares añadidos, miel o galletas. La recomendación es que los lactantes no tomen ningún azúcar añadido. Pero incluso muchas de las papillas que dicen ser "sin azúcares añadidos", tienen un alto porcentaje de azúcares.
Esto se debe a que los cereales que componen estas papillas suelen estar muy triturados, en teoría para que los bebés las digieran más fácilmente (lo que no es en absoluto necesario, pues a partir de los seis meses su organismo es perfectamente capaz de digerir los cereales "enteros"). Este proceso de hidrólisis o dextrinación convierte los hidratos de carbono grandes (llamados hidratos de carbono complejos), en otros mucho más pequeños, muchos de los cuales son azúcares simples. Por eso, aunque no lleven azúcares añadidos, muchos de estos preparados tienen un elevado contenido en azúcares.
Para verlo, basta con fijarse en la información nutricional. En el apartado "hidratos de carbono, de los cuales azúcares". En cereales hidrolizados este porcentaje oscila entre un 20 y un 30%. Es decir, más de una quinta parte de lo que le ofrecemos a nuestro bebé es azúcar. Y recordemos que la OMS es firme: cero azúcares en la alimentación complementaria.
Además de que los azúcares no son saludables, las papillas "dulces" pueden desplazar otros alimentos saludables. Los bebés tienen una preferencia innata por el sabor dulce. Esto en los primeros meses de vida supone una ventaja, pues les hace preferir la leche materna (que tiene un sabor dulce) y evitar otros alimentos/bebidas no aptos para ellos. Sin embargo, llegado el momento de la alimentación complementaria, el sabor dulce de los cereales hidrolizados puede hacer que prefieran estos sobre otros alimentos saludables que también deben tomar, como frutas o verduras.
Cada vez más casas comerciales son conscientes del problema que esto supone y ya hay varias "papillas de caja" en el mercado con cereales sin hidrolizar o 0% azúcares añadidos ni producidos; en estos casos, el contenido de azúcares oscila entre un 1 y un 2%, que es la cantidad de azúcar que puede estar presente de manera natural en los cereales.
¿Pueden tomar los bebés cereales integrales?
¡Por supuesto! No sólo pueden sino deben. Los cereales integrales son más saludables pues contienen las tres partes del cereal; el germen y el salvado (cáscara) que se eliminan en los cereales refinados contienen también muchos nutrientes: fibra, ácido fólico, vitaminas y minerales.
Además, hay estudios que concluyen que el consumo habitual de cereales integrales tiene beneficios para la salud: disminuyen el riesgo cardiovascular, el riesgo de padecer algunos cánceres, el riesgo de sufrir diabetes tipo 2 y ayudan al sistema digestivo. Para saber si una papilla es integral debemos mirar los ingredientes. En las papillas integrales figurará harina integral (debe suponer un alto porcentaje) o grano completo.
¿Cómo introduzco los cereales si estoy dando el pecho?
Como hemos visto, las papillas de cereales no son, ni mucho menos, imprescindibles. Así que una madre que está dando el pecho no debe, en ningún caso, extraerse leche con el único propósito de preparar una papilla, ni mucho menos introducir leche de fórmula para hacerlo. En el caso de que se extraiga leche por otro motivo (por ejemplo, se ha reincorporado al trabajo y pasa unas horas separada de su bebé), los cereales pueden añadirse a la leche materna. Pero pueden prepararse también con agua o podemos añadirlos al puré de verduras o la papilla de fruta.
Cereales y Baby-Led-Weaning
En este caso nos olvidamos de las papillas. Podemos ofrecer a nuestro bebé trozos diferentes tipos de pan (trigo, centeno, maíz...). También podemos preparárselo en tostadas (con tomate, aceite, aguacate...) o en forma de bastón para que mojen en hummus, por ejemplo. También podemos preparar tortitas, magdalenas, galletas o bizcochos caseros con diferentes harinas. Además, podemos ofrecerles pasta (los macarrones grandes o los lacitos suelen cogerlos mejor al principio), arroz (algo pasado para que puedan agarrarlo con más facilidad), cuscús, quinoa...
Para finalizar y a modo de resumen, concluiremos que las papillas de cereales no son imprescindibles. Aquellos padres que hayan optado por una alimentación complementaria a base de triturados puede preparar papillas caseras (leche con copos de avena, con harina de maíz, sémola). En el caso de elegir preparados comerciales, es importante coger aquellos que no tengan azúcares añadidos ni producidos, es decir, que los cereales no estén hidrolizados. Y recordemos que pan, pasta, arroz, quinoa... también son cereales y pueden añadirse a las papillas o purés.
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