Desde que está en el útero materno, el bebé recibe los sabores de la dieta materna a través del líquido amniótico. Hacia el final del embarazo, es incluso capaz de reaccionar con expresiones faciales ante sabores amargos y de mostrar agrado por los dulces. Es una preferencia innata.
Al nacer, muestra preferencia por el sabor dulce de la leche materna, algo que se mantiene durante la infancia. Pero, ¿por qué los niños prefieren los sabores dulces y rechazan los amargos? Hay una explicación científica.
¿Por qué un niño prefiere un caramelo a una alcachofa, un plátano a un limón? Ni falta que aprendan a hablar para mostrar su desagrado por ciertos alimentos. Basta con ver la cara de "no me gusta nada" que ponen los bebés al probar alimentos amargos por primera vez. Es un sabor que jamás elegirían.
Una investigación publicada en la revista científica Physiology & Behavior echa luz acerca de estas preferencias por ciertos sabores en la infancia y rechazo hacia otros.
El rechazo de los niños hacia el sabor amargo de algunas verduras o de ciertos medicamentos que a veces toca darles es algo instintivo, forma parte de la biología básica de los niños. Sus papilas gustativas tienen una especial sensibilidad hacia los sabores amargos.
Pero también sería una forma de supervivencia: les protege de la ingestión de venenos. La toxicidad está generalmente asociada a los sabores amargos, por eso cuando son pequeños sienten una natural aversión por este tipo de alimentos. Sin embargo, este rechazo suele desaparecer hacia la adolescencia.
Por su parte, el sabor dulce es el sabor de la leche materna, que actúa incluso como un analgésico para el bebé. Es un sabor que reconforta. Además, los alimentos dulces aportan la energía que necesitan los niños para crecer durante los primeros años.
Vía | National Center for Biotechnology Information
En Bebés y más| Las preferencias alimentarias de los niños