La obesidad infantil está constituyendo un problema de dimensiones alarmantes en muchos países y supone un problema grave que se intenta abordar con urgencia desde diversos frentes. Incluso la Organización Mundial de la salud ha establecido recientemente una Comisión para acabar con la obesidad infantil, encaminada a examinar y aportar claves para afrontar esta epidemia.
Y es que, aunque se conoce que se puede hacer mucho contra la obesidad de los niños desde el ámbito familiar, desde la escuela, desde la sanidad, el ámbito comunitario... no siempre existen los recursos o la información o la preocupación suficiente para hacer efectivas muchas medidas y el problema sigue creciendo a un ritmo alarmante.
Analizando las claves para acabar con la obesidad que repasamos a continuación, fijadas por la OMS, parece que todo queda en manos de los gobiernos, de los responsables de hacer leyes y políticas. Pero si no hacemos fuerza "desde abajo", probablemente estas medidas no se oigan, se dejen pasar, se subestimen en perjuicio de la población (y a menudo en beneficio de las grandes multinacionales de alimentación).
Además, como padres responsables hemos de informarnos sobre lo que es mejor para nuestros hijos y para toda la familia, de modo que establezcamos unos hábitos saludables que pongan freno a la obesidad y el sobrepeso.
Es en el informe titulado "Acabar con la obesidad infantil", donde la OMS ha elaborado un conjunto de recomendaciones para combatir con eficacia la obesidad en la infancia y la adolescencia en diferentes contextos tras mantener consultas con más de 100 Estados Miembros. Son las siguientes:
Seis claves contra la obesidad infantil
Aplicar programas integrales que promuevan la ingesta de alimentos sanos y reduzcan la ingesta de alimentos malsanos y bebidas azucaradas entre niños y adolescentes. Información accesible para toda la sociedad, impuestos sobre las bebidas azucaradas, establecer etiquetados fáciles de interpretar... son algunas de las medidas en este primer punto.
Aplicar programas integrales que promuevan la actividad física y reduzcan los comportamientos sedentarios en niños y adolescentes. Por ejemplo, velando por que en las escuelas y los espacios públicos haya instalaciones donde todos los niños (incluidos los niños con discapacidades) puedan participar en actividades físicas en las horas de recreo.
Integrar y fortalecer las orientaciones para la prevención de las enfermedades no transmisibles con las pautas actuales para la atención pregestacional y prenatal a fin de reducir el riesgo de obesidad infantil. Porque la salud de nuestros hijos empieza incluso antes del embarazo, y conviene controlar la hiperglucemia y la hipertensión durante la gestación, el aumento de peso para que sea adecuado...
Ofrecer orientaciones y apoyo al establecimiento de una dieta sana y de pautas de sueño y de actividad física durante la primera infancia a fin de que los niños crezcan de forma adecuada y adquieran hábitos saludables. Controlar la comercialización de leche artificial, promover las ventajas de la lactancia materna, velar por que todos los servicios de maternidad practiquen plenamente los Diez pasos hacia una feliz lactancia natural... se incluyen en este apartado.
Aplicar programas integrales que promuevan entornos escolares saludables, conocimientos básicos en materia de salud y nutrición y actividad física en niños y adolescentes en edad escolar. Aquí habría que establecer normas para las comidas que se ofrecen o se venden en las escuelas, de modo que cumplan las directrices sobre una nutrición sana y eliminar en entornos escolares el suministro o la venta de alimentos malsanos.
Ofrecer a niños y jóvenes con obesidad servicios para el control del peso corporal que reúnan diversos componentes y se centren en la familia y en la modificación del tipo de vida. Es decir, preparar y poner en marcha servicios adecuados para el control del peso como parte de la cobertura sanitaria universal, a cargo de equipos integrados por varios profesionales con formación y recursos adecuados.
Como vemos, se trata de actuaciones desde distintos ámbitos y donde parece que la familia no tenga mucho que decir. Pero, con nuestra responsabilidad y la propia búsqueda de información como padres en el caso de carecer de ella sí podemos tener un papel muy positivo en la salud de los pequeños. También podemos, en otra dirección, exigir a los gobernantes que tengan en cuenta y apoyen estas claves.
Esperemos que cada vez se tengan más presentes estas seis claves para acabar con la obesidad infantil y de este modo nuestros hijos, los hijos de nuestros hijos y las siguientes generaciones crezcan y vivan más sanos.
Foto | iStock
Vía | OMS
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