No deberías hablar del peso (ni siquiera del tuyo), delante de los niños
Seguro que todos los que somos padres hemos comprobado alguna vez que los niños están mucho más atentos de lo que pensamos a las cosas que decimos. Eso incluye a cosas importantes y a las que creemos que no lo son, como ese michelín que no se va, las calorías de esa hamburguesa del fin de semana, o "lo delgada" o "lo rellenita" que se está poniendo la niña. Sin embargo, ese mensaje que para muchos puede ser "una tontería", combinado con el lenguaje no verbal que solemos utilizar cuando hablamos de estos temas, hacen mella en su mente y refuerzan estereotipos negativos sobre el peso: el suyo y el de los demás.
Diciéndolo de forma directa, el peso de los niños no debe ser su problema ni su responsabilidad: es la nuestra. Somos nosotros como padres quienes debemos velar porque se alimenten de forma equilibrada, porque se acostumbren a probar sabores y texturas nuevos desde que son bebés, por enseñarles que hay ciertos alimentos que no son buenos para su salud y por inculcarles la práctica del deporte como algo bueno para ellos.
El "deber ser" tendría que ser que un niño en edad preescolar no supiese si pesa poco o pesa mucho, ni si los donuts engordan y las manzanas no, y mucho menos si su vecino tiene sobrepeso o es delgado. Obviamente llegará un momento en el que entenderán el concepto y evaluarán su entorno, pero ese momento no debería llegar de forma forzada y mucho menos si la vara de medir es el propio niño.
En el ejemplo que he puesto, el niño solo debería saber que los donuts no son saludables y no se deben comer de forma frecuente porque no les ayuda a crecer sanos, y las manzanas sí. Eso es todo.
Hablar sobre su peso puede acarrear consecuencias psicológicas y físicas muy graves a futuro
Muchas veces no somos conscientes de que a veces hablamos de estos temas delante de ellos, incluso con buena intención, ya sea porque estamos preocupados por su peso (o por el nuestro), o simplemente porque lo hacemos hablando de otra persona. Debemos tener presente que para los niños es fundamental que se sientan queridos y aceptados tal y como son, porque de lo contrario interiorizarán la idea de que deben cambiar para que nosotros les queramos.
De esta forma ampliamos exponencialmente las posibilidades de que sufran desordenes alimentarios a futuro, no muy lejano, por cierto, ya que se calcula que cada vez más se acortan las edades en las que aparecen enfermedades como la bulimia o la anorexia, y que ataquemos su autoestima de una forma muy grave.
De hecho, un estudio realizado con más de 2.300 niñas de entre 10 a 19 años demostró que etiquetar a un niño como "demasiado gordo" desde pequeño, aumenta las posibilidades de que ese niño se convierta en un adulto obeso, y más aún si ese "etiquetado" proviene de un familiar.
Obviamente tampoco es bueno para ellos el escuchar hablar del físico de otras personas porque de esta forma estamos normalizando el juzgar a los demás.
¿Te preocupa que su peso se convierta en un problema a largo plazo? Cuida sus hábitos
La mejor manera de no hablar del peso de nadie es, obviamente, que no sea un tema que nos preocupe. Eso se consigue siguiendo de forma natural unos hábitos saludables dentro de la familia, así que el punto de partida es el ejemplo que les damos, y algunos lineamientos que en realidad no son complicados de seguir:
- Haz una compra en la que predominen los alimentos frescos (recuerda la máxima: cuantos menos comida envasada y ultraprocesados compres, mejor).
- Planea los menús, incluyendo el desayuno y la merienda que se llevan al colegio (repite conmigo: cuantos menos comida envasada y ultraprocesados compres, mejor).
- Cocina y cuando puedas, hazlo con los niños. No necesitas ser un chef, créeme, ellos se lo pasarán en grande haciéndolo, y seré mucho más fácil que coman lo que ellos han preparado.
- Nunca le obligues a comer si no tiene hambre o no quiere más.
- Come en familia todas las veces que sea posible.
- Disfruta de una tarta, de un helado, o de una pizza con ellos sin ningún tipo de culpa o comentario negativo... ¡los mejores recuerdos de la infancia siempre tienen un helado en la historia!
- Sal a hacer deporte con ellos (por supuesto que los paseos andando se incluyen).
Y para concluir, no hables de tu peso delante de ellos. Es importante que los niños aprendan a quererse y a aceptarse tal y como son, y no hay mejor manera de enseñárselo que a través de nuestro propio actuar. Recuerda siempre que las palabras que les decimos a nuestros niños dejan huellas y a veces mucho más profundas de lo que pensamos.
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