Busca la habitación con mejor luz para colocar al bebé. Si la luz es muy fuerte y le da todo el sol, puedes cubrir la ventana con una sábana blanca para que la difumine y no cree sombras feas en su cara.
No le hagas la foto dentro del capazo porque su cara estará a oscuras, mejor prueba a tumbarle en tu cama o en el sofá. Lo que esté más cerca de una ventana para que reciba bien toda la luz disponible.
Coloca al bebé mirando hacia la luz, y si puedes aprovecha para tumbarte a su lado, justo detrás y que os hagan una foto.
Los recién nacidos están felices cuando están hechos una bolita porque es como han estado hasta ese momento. Cuando esté profundamente dormido prueba alguna postura de ese tipo. Si ves que queda extraño o te resulta difícil colocarle, mejor que vayas a lo sencillo y dejes que coja una postura que le guste, aunque sea tumbado boca arriba. Antepón su comodidad a las posturas forzadas.
Un buen momento para hacer las fotos es después de alimentarle, no le muevas mucho, pero envuélvele en algo para que se sienta a gusto.
Haz fotos desde diferentes posiciones buscando distintas perspectivas. Puedes agacharte y hacerle una a su altura o hacérsela desde arriba, pero también puedes tratar de alejarte y hacer una foto en la que se muestre lo pequeño que es en la inmensidad de la cama o el sillón.
Haz fotos generales, pero también detalles de los pies y las manos, o una foto solo de su cara.
El blanco y los colores claros son lo más recomendable ya que el blanco actúa como reflector natural y proporciona más luz al bebé, lo cual es importante si en la habitación no tienes la suerte de tener buena luz. Los colores pastel aportan calidez y ternura a la imagen y eso es justo lo que solemos tratar de transmitir cuando hacemos fotos a recién nacidos.
No utilices muchos elementos decorativos ni peluches en este tipo de fotografías (y quita cosas que puedan distraer de las mesillas) porque todavía son muy pequeños y les roban protagonismo.
Utiliza mantas para que den una nota de color y ese toque personal.
No te empeñes en conseguir las fotos si no tiene un buen día y ves que está nervioso o incómodo. Déjalo para otro momento.
Dedícale tiempo, lo normal es que por muy rico que le veas en una situación determinada la foto no quede perfecta y tengas que preparar la escena.
Su seguridad es siempre lo más importante. No le pongas al borde de la cama o del sofá y no trates de meterle en cestos u otro tipo de materiales sin la formación adecuada. Céntrate en lo que muestre su vida en su hogar en esos primeros días.
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