En la era de la comunicación digital, ¿cómo podemos enseñar a nuestros hijos a tener una buena conversación cara a cara?

Son muchas las personas que se quejan de la adicción de los niños y adolescentes a las nuevas tecnologías. No en vano, según las estadísticas, en España el 25 por ciento de los niños adquiere su primer móvil a los 10 años, convirtiéndose en uno de los regalos estrella de la Primera Comunión.

Pero la llegada del móvil trae consigo en muchos casos, un abuso de las redes sociales y el whatsapp, algo que incluso ha llevado a algunos países a prohibir su uso en los colegios, alegando que, entre otras cosas, favorece el aislamiento social de los alumnos. Por eso, en la era de la comunicación digital, queremos ofrecerte las claves para enseñar a tus hijos a mantener una buena conversación cara a cara, y a no esconderse detrás de la plantalla de su teléfono.

La importancia de mirar a los ojos

Ya hemos hablado alguna vez de la importancia que tiene establecer contacto visual con tu bebé desde que nace, y sobre todo a medida que va creciendo. Según los estudios, el intercambio de miradas sincroniza las ondas cerebrales y ayuda a que la comunicación entre las personas sea más fluida.

Pero si además, tu hijo tiene algún problema de disfluencia o fluidez verbal, el contacto visual le aportará calma y seguridad, y le ayudará a sentirse confiado a la hora de comunicarse contigo.

Precisamente, si de algo carece la comunicación a través de dispositivos móviles es de ese contacto visual del que hablamos. ¡¿Cuántos adolescentes habremos visto enfrascados en las pantallas de sus teléfonos, sin interactuar con el amigo que tenían al lado?!

El ejemplo es siempre la mejor forma de educar a nuestros hijos, dejando de lado nuestro teléfono y conectando cara a cara con ellos. Aunque en este caso también podemos apoyarnos en juegos (sobre todo si nuestros niños son muy pequeños), como buscarnos la mirada a través de un espejo, o inventarnos un lenguaje de signos que obligue a tu hijo a mirarte a los ojos para adivinar lo que quieres decir.

Practicar la escucha activa

A ninguno nos gusta que nos hablen desde arriba, pero los niños, por la diferencia de altura que tienen con los adultos, pasan una parte de su vida teniendo que mirar hacia arriba cada vez que les hablamos. Pero, ¿y si bajáramos a su nivel a la hora de dialogar con ellos?

El método de la escucha activa resulta muy efectivo a la hora de comunicarnos con nuestros hijos, pues les demuestra, de manera no verbal, nuestra disponibilidad e interés por lo que nos cuentan. Algo así como decirles, sin palabras: "habla, que estoy aquí para escucharte".

Para los adultos, se trata tan solo de un sencillo gesto, pero para el niño es mucho más que eso, ya que poniéndonos a su altura se sentirá valorado, comprendido, escuchado y seguro. Y al final, esa empatía y respeto que le estamos transmitiendo al hablar, será transmitida por él mismo cuando hable con otras personas.

La importancia de las "palabras mágicas"

Una conversación que comience con un saludo cordial, es una norma básica de educación que los niños deberían aprender desde el ejemplo, pero sin obligarles jamás a entablar contacto físico con su interlocutor si no lo desean.

Igualmente, también es importante que aprendan a expresar sus sentimientos de gratitud o de perdón, algo que muchas veces cuesta por no encontrar las palabras adecuadas. Pero de nuevo los padres debemos dar ejemplo con nuestros actos, pidiéndoles perdón cuando consideremos que hemos fallado, o mostrando nuestra gratuitud ante determinados gestos o acciones.

Respetar los sentimientos del interlocutor

"¿Te ha comido la lengua el gato?" Reconozco que me enfada sobremanera cuando se utiliza esta expresión delante de un niño que no quiere hablar. No me gusta que se juzgue, se etiquete o se falte al respeto a la otra persona por el hecho de que en ese momento no le apetezca expresarse.

Por eso, al igual que no quiero que lo hagan con mis hijos, también procuro enseñarles a respetar los silencios de los demás. Porque puede que nuestro interlocutor haya tenido un mal día y no quiera hablar, se sienta cansado o simplemente desee tener un ratito de silencio. Recordemos que el respeto y la empatía son la base de cualquier relación humana.

Dedica un rato al día a hablar con tus hijos

Además de jugar con ellos, es muy beneficioso para el desarrollo de los niños dedicar un ratito al día a hablar y a escucharnos mutuamente, incluso cuando son bebés y creemos que no entienden lo que les decimos.

A medida que van creciendo y las conversaciones van volviéndose más fluidas, podemos aprovechar el momento de la cena para conversar con ellos, aunque para otras familias el momento ideal puede ser durante el baño o antes de irse a la cama. Lo importante es crear un ambiente de confianza, conexión y cariño que invite a la comunicación bidireccional.

Hablar de la jornada que hemos tenido o compartir nuestras alegrías y preocupaciones del día, no solo es una excelente forma de fomentar la comunicación, sino una experiencia enriquecedora a otros muchos niveles.

Historias, cuentos, canciones, teatro...

Otra de las formas de enseñar a nuestros hijos a comunicar, es hacerlo mediante el juego, especialmente cuando son pequeños y necesitan ir ganando confianza y fluidez verbal a la hora de hablar.

Cantar canciones juntos, interpretar obras de teatro, hacer un teatrillo de marionetas, hablar a través de un teléfono de juguete o contar cuentos, son divertidas formas de enseñar a los niños a ampliar su vocabulario, al tiempo que mejoran sus habilidades lingüísticas y sus aptitudes sociales.

Conforme el niño vaya creciendo, podemos incorporar otras técnicas como el debate, que además le ayudarán a desarrollar su pensamiento crítico, a fomentar su autoestima y a respetar los diferentes puntos de vista de sus interlocutores.

En resumen, las nuevas tecnologías y la comunicación cara a cara no tienen por qué estar reñidas si enseñamos a nuestros hijos a combinarlas correctamente, y les hacemos ver en todo momento el valor de las relaciones sociales.

Fotos | iStock

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