La adolescencia es una etapa compleja que puede parecer un reto imposible para los padres, pero lo cierto es que se trata de una etapa más del desarrollo que, aunque complicada, es muy necesaria para el crecimiento y la maduración de nuestros hijos.
Durante esta época es muy común que los adolescentes dejen de hablarnos acerca de sus sentimientos, y de pronto de aquel niño parlanchín no quede ni el más mínimo rastro.
Esto puede ser muy difícil para nosotros como padres, pero ten en cuenta que se trata de un proceso necesario para su independencia.
“La adolescencia es la conjugación de la infancia y adultez.”
-Louise J. Kaplan-
Mi hijo adolescente no quiere hablar conmigo
Durante la adolescencia los jóvenes comienzan a experimentar un poco más su libertad e independencia de nosotros, los padres, y es perfectamente normal que hasta cierto punto se alejen de nosotros.
Notarás como cada vez menos tu hijo adolescente te contará acerca de sus pensamientos, sentimientos y experiencias.
Pero no te alarmes, no se trata de que hayas hecho algo mal como padre, es simplemente la manera en la que muchos adolescentes enfrentan esta etapa tan retadora y llena de cambios.
¿Por qué pasa esto?
En la adolescencia empezamos a experimentar nuevas emociones, ampliando nuestro círculo social; se inician también los intereses románticos. Y como si fuese poco todo esto, acompañado de cambios físicos.
Todos estos cambios generan mucha angustia y podemos llegar a sentirnos completamente perdidos sin saber qué hacer, y justo cuando esto sucede, para evitar sentirse juzgados o recibir sermones, muchos adolescentes optan de manera consciente o inconsciente por dejar de hablarnos.
¿Qué puedo hacer?
Tener un hijo adolescente es complejo tanto para ellos como para nosotros, y es que es justo allí cuando la paternidad se vuelve una dura prueba para muchos. Si tu hijo no habla contigo, prueba con estas recomendaciones:
La buena comunicación es fundamental
Durante la adolescencia nuestros hijos tendrán dificultades o falta de interés por contarnos lo que les sucede, pero es justo allí donde se vuelve primordial poder establecer un canal de comunicación abierto para que se puedan sentir escuchados, atendidos y no juzgados.
Fuera los sermones
Es muy común que sintamos la necesidad de sermonear a nuestros hijos cuando han hecho cosas mal o cuando no nos parece correcto como hacen las cosas, pero esto es lo peor que podemos hacer.
Sermonear a tu hijo sólo lo alejará más de ti y se aislará mucho más.
Establece límites
Es importante durante la adolescencia, comenzar a experimentar la privacidad, pero esta tiene límites.
Como adolescentes no hay espacios en los que los padres no puedan o deban tener acceso, pero esto no significa tener carta blanca para inmiscuirnos en todas sus cosas. Establece límites con amor y respeto.
Indaga sin presionar
Como padres podemos tratar de obtener más información de nuestros hijos, pero ten cuidado de no sonar inquisidor ni como si se tratara de un examen.
Trata de conversar amenamente; una manera ideal para romper el hielo es abrirte y contarle algo de tus propias experiencias como adolescente. Esto suele ser de gran ayuda.
Recuerda que ya no es un niño
Una de las cosas que más le resultan molestas a los adolescentes es seguir siendo tratados como niños.
Por ello, establece comunicaciones directas como si hablaras con otro adulto; eso sí, teniendo siempre el respeto como base fundamental en las conversaciones. Hazle saber que te importa lo que piensa.
Atención a las redes sociales
En los últimos años, las redes sociales han tomado gran relevancia en la vida de todos, especialmente de los adolescentes.
Pero hay que ser muy cuidadosos porque el anonimato que ofrecen estas plataformas ofrecen las condiciones ideales para el bullying; por ello, presta mucha atención a sus redes sociales.
Permítele hablar
Los adolescentes tienen un cúmulo de emociones a flor de piel, y muchas veces no saben cómo lidiar con ellas.
Suele ser muy frecuente que tras el enojo y rabia de los adolescentes, se esconda una profunda tristeza. Permítele hablar y ten disposición para asumir si te has equivocado, y más importante aún, para pedir disculpas si es necesario.
Recuérdale que estás ahí
Recuérdale siempre lo mucho que lo amas (aunque no te diga nada e incluso se incomode), y que estás allí para él o ella sin importar lo que suceda.
Valida todo lo que siente, no menosprecies cualquier cosa que te cuente. Dale la debida importancia a sus pensamientos y emociones.
“La madre naturaleza es providencial. Nos da doce años para desarrollar nuestro amor por nuestros hijos antes de que sean adolescentes.”
-William Galvin-
Si estás viviendo la adolescencia de tu hijo en estos momentos, ánimo, esta etapa también pasará. Ten paciencia y mucha comprensión. Trata de recordar lo complicado que parecía todo en la vida cuando eras adolescente.
No olvides tratar a tus hijos con mucho amor y respeto.
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