Estas son las rutinas diarias de higiene y aseo que tu hijo debería hacer según su edad y así puedes fomentarlo

Estas son las rutinas diarias de higiene y aseo que tu hijo debería hacer según su edad y así puedes fomentarlo
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Fomentar la autonomía de nuestros hijos desde que son pequeños es clave para que vayan aprendiendo a hacer cosas por sí mismos, y se conviertan en niños independientes, con autoconfianza y seguridad en sí mismos.

Ganar autonomía en su aseo diario es una de las grandes conquistas del niño en sus primeros años de vida, pero en general, a los padres nos suele costar bastante darles libertad en esta parcela, bien sea por una cuestión de falta de tiempo o poca confianza en sus capacidades.

Sin embargo, es posible fomentar la autonomía del niño en rutinas de aseo e higiene desde muy temprana edad, siempre desde el respeto a sus ritmos madurativos, confiando en él y acompañándolo en cada nuevo paso. Te damos las claves para ello.

Consejos para un aseo autónomo diario

Permitir que el niño pueda asearse solito imitando nuestras rutinas diarias de higiene le ayudará a ir adquiriendo autonomía y a tomar conciencia de sí mismo.

Para ello, deberemos situar a su alcance todos los elementos necesarios, tales como esponjas, pastillas de jabón pequeñas y fácilmente manipulables, cepillo de dientes, peine, toalla... Todo ello estará colocado en cestitas, perchas o estantes colgados a su altura, sin olvidarnos de un pequeño espejo donde pueda verse mientras se asea.

Para acceder al lavabo podemos utilizar taburetes que permitan al niño subirse sin dificultad ni peligro para manipular el grifo, o por ejemplo acondicionar el bidé y convertirlo en un pequeño lavabo adaptado a su tamaño.

Cuando detectemos las señales que puedan indicar que nuestro hijo está preparado para dejar atrás el pañal, deberemos acondicionar en el cuarto de baño un rincón agradable para él, que puede incluir una cesta con cuentos, papel higiénico, ropa interior limpia y por supuesto, un orinal o un reductor.

Otros artículos que no debemos olvidar a la hora de enseñar a nuestros hijos autonomía en su aseo diario son una papelera de baño y un cesto para meter la ropa sucia que debe ser lavada y que colocaremos siempre a su alcance.

Para fomentar la autonomía a la hora de vestirse podemos seguir una serie de recomendaciones que seguro le facilitan la tarea:

  • Coloca un galán de noche o una silla donde el niño pueda dejar la ropa que se pondrá al día siguiente. Las prendas estarán colocadas en orden, lo que le ayudará a construir su esquema corporal.

  • Guardar la ropa en cajones de fácil acceso, que no estén muy llenos y que sigan el orden en el que el niño debe ponérselas. En este sentido, colocaremos encima la ropa interior, calcetines y camisetas, y debajo los pantalones, vestidos y jerséis.

  • También podemos ordenar los cajones por compartimentos o colocar cajitas clasificadoras, de modo que al niño le resulte sencillo encontrar de un primer golpe de vista unos calcetines, unas braguitas o calzoncillos, o una camiseta.

  • Otra opción es colocar su ropa colgada en perchas y en una barra a su altura, de manera que le sea muy sencillo visualizar y elegir lo que quiere ponerse.

  • En la entrada de nuestra casa también podemos colocar un pequeño perchero a su altura para que pueda colgar su abrigo, y una cajita en el suelo en la que guardar su gorro, gorra, bufanda, guantes, gafas de sol...

  • Y ya por último, no olvidemos colocar un taburete para ayudarle con la tarea de ponerse los zapatos o los pantalones, así como un espejo situado a su altura que le permita verse el cuerpo entero facilitando así la integración de su esquema corporal.

Rutinas de higiene diaria según la edad del niño

Así pues, teniendo en cuenta los consejos que acabamos de mencionar y que van a facilitar mucho la autonomía de tu hijo, hemos elaborado una guía de rutinas de higiene y aseo diario que los niños deberían hacer según la edad que tengan.

Se trata de una tabla orientativa, pues en función de las habilidades del niño algunas de estas tareas se conseguirán antes y otras después.

En cualquier caso, lo importante es fomentar su autonomía pero sin forzar, confiando en el niño, acompañándole de forma respetuosa y prestándole nuestra ayuda cuando lo necesite, pero sin hacer las cosas por él.

A partir de los 12-18 meses

lavado de manos

Cuando el niño ya camina solito es momento de enseñarle a colaborar en muchas de las rutinas de higiene que diariamente llevamos a cabo con él, e incluso algunas puede empezar a hacerlas él solito con nuestra supervisión. He aquí algunos ejemplos:

  • Cambiarle el pañal contando con su colaboración, pidiéndole que se ponga de pie cuando sea posible, llevando el pañal sucio a la papelera, dándonos todo lo necesario para el cambio (toallitas, cremas, esponjas...) y después ayudarnos a guardarlo.

  • Aunque lógicamente necesitará de nuestra supervisión, a partir de esta edad el niño ya puede lavarse las manos solito. La tarea será más sencilla si cuenta con una pastilla de jabón y un grifo adaptado a su tamaño. Debemos mostrarle cómo lavarse con el jabón, aclararse después la espuma y a continuación secarse. La técnica del lavado de manos la irá perfeccionando con el tiempo.

  • También puede empezar a lavarse la cara con agua cada mañana, y después secarla suavemente con la toalla.

  • Cuando le desvistamos para el baño, le pediremos que lleve la ropa sucia al cesto para lavarla.

  • Algunos niños a partir de esta edad ya empiezan a hacer intentos de querer vestirse o desvestirse solos cuando se trata de prendas sencillas como gorros, chaquetas abiertas o calcetines. Es importante que les dejemos intentarlo, aunque lógicamente todavía es pronto, pues la coordinación y la motricidad fina están en pleno desarrollo.

A partir de los tres años

aseo diario

El inicio de la etapa preescolar marca un antes y un después en la autonomía del niño, especialmente en lo que se refiere al aseo diario. Estas son algunas de las tareas que el niño ya puede hacer, siempre con supervisión adulta:

  • El niño ya debería vestirse y desvestirse solo, teniendo interiorizado el orden en el que van las diferentes prendas de ropa. Aún así, para ciertas prendas aún puede necesitar nuestra ayuda, así como abotonar o abrochar pantalones o chaquetas. Debemos enseñarle a fijarse en las etiquetas de las prendas para que sepa identificar lo que va delante de lo que va detrás, y a extenderlas en el suelo antes de ponérselas para facilitar la tarea.

  • A la hora de vestirse, el niño debería tener autonomía para elegir su propia ropa, o al menos para escoger pequeños detalles de su indumentaria como los complementos, el calzado o el color de la camiseta. A medida que vaya creciendo y sea capaz de entender las limitaciones que existen, le daremos plena libertad en su elección.

  • Cepillarse los dientes. Al principio, el niño introducirá el cepillo en la boca pero apenas lo moverá, pero poco a poco, con nuestro ejemplo y nuestra ayuda, irá perfeccionando la técnica hasta ser completamente autónomo en torno a los seis años.

  • Cepillarse el cabello (o al menos intentarlo). Esta tarea puede resultar difícil, especialmente si el niño o niña tiene el pelo largo, ya que peinarse uno mismo requiere de coordinación, destreza y flexibilidad. Sin embargo, aunque solo logre cepillarse un mechón, no le quitemos la oportunidad de responsabilizarse y cuidar su cabello diariamente.

  • A la hora del baño, el niño ya puede enjabonarse con una esponja y a continuación aclararse. También puede secarse después con la toalla, enseñándole que debe poner una especial atención en el correcto secado de los pies, los oídos, el culito y la zona genital y los pliegues de las articulaciones.

  • A la hora de hacer pipí o caca, el niño ya debe tener suficiente autonomía para limpiarse solito el culito, aunque quizá en alguna ocasión pueda necesitar un repaso nuestro.

  • Otras tareas: cambiar el rollo de papel higiénico cuando se agote, echarse crema en zonas del cuerpo a las que tenga fácil acceso (por ejemplo, el pecho, el abdomen, los brazos y la parte delantera de las piernas), sonarse los mocos y tirar el papel a la basura, guardar la ropa en su armario...

A partir de los seis años

rutinas de higiene

A partir de los seis años, los niños ya presentan cierto grado de madurez y conocimiento del entorno que les hace ser más independientes y sentirse plenamente capaces de hacer las cosas por sí mismos. Fomentar esta autonomía repercutirá positivamente en su autoestima, y por consiguiente en su seguridad, independencia y felicidad.

A continuación os compartimos las tareas de higiene y aseo diario que los niños ya pueden hacer a partir de los seis años, aunque algunas de ellas podrían llevarles algo más de tiempo:

  • Desenredar su cabello cada día, especialmente antes de ir a dormir. Si tienen un corte de pelo fácil, también pueden peinarlo y recogerlo con ayuda de pinzas, cintas o diademas. Ser capaces de recogerse la melena en una coleta o una trenza es un proceso complejo que llegará más adelante.

  • A partir de los seis o siete años los niños ya son capaces de ducharse solos, pero todavía necesitarán nuestra ayuda para lavar y aclarar el cabello.

  • Debemos iniciarles en el cuidado de sus uñas enseñándoles a limpiárselas con ayuda de un cepillo de uñas y a pedirnos que se las cortemos cuando las tenga largas. Más adelante podremos enseñarle a manejar un cortauñas infantil para que él mismo se repase las uñas cuando lo considere necesario.

  • Podemos comenzar a enseñarles a utilizar el secador de pelo, pero siempre bajo supervisión adulta y tras asegurarnos de que ha comprendido perfectamente las reglas básicas de seguridad. En función del grado de madurez del niño, cada padre debe valorar cuándo es el momento de dejarle solo utilizando este accesorio, aunque la mayoría lo sitúan en torno a los diez-doce años.

  • A los seis años el niño ya debe tener plena autonomía en el vestir; desde elegir la ropa que quiere ponerse, hasta vestirse sin ayuda, abotonarse las chaquetas o calzarse, incluso si se trata de calzado con cordones, pues entre los cinco y seis años ya adquieren la destreza necesaria para hacer lazos y lazadas.

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