Los niños pequeños se meten todo lo que encuentran en la boca y, por esa razón los padres tenemos que extremar las precauciones para no dejar piezas pequeñas a su alcance con las que puedan asfixiarse.
Pero los descuidos suceden y pueden ocasionar graves consecuencias. Fue lo que ocurrió a Abigayle Galle, una niña de dos años de Texas (Estados Unidos), que se tragó una pila de botón y estuvo a punto de morir.
Además, el grave accidente le ha dejado importantes secuelas. Su madre quiso hacer pública su experiencia para recordar a otros padres los riesgos de estas pilas.
Un accidente que pudo tener consecuencias fatales
Según explicó Lacey Galle, su madre, a la agencia de noticias SWNS, el padre de la pequeña, Jeff Galle, había comprado una pila para su reloj. Pero cuando se puso a cambiarla comprobó que no servía y la dejó en la mesa, junto a su ordenador.
Cuando Abigayle comenzó a llorar de dolor e intentaba vomitar, se asustó, aunque para nada sospechaba que era porque se había tragado la pila. Llamó inmediatamente a la mamá quien, en esos momentos, estaba comprando. Cuando llegó, la niña no paraba de llorar y su voz se hacía más débil a cada momento.
Llevaron a la niña a urgencias donde, tras hacerle una radiografía, descubrieron que se había tragado un objeto circular.
Los médicos pensaron que era una moneda de 25 centavos, hasta que más tarde comenzó a vomitar un líquido negro, ácido. La niña fue trasladada de inmediato en avión al hospital Cook Children's Medical Center, en Fort Worth, Texas.
Allí la realizaron una cirugía de urgencia para extraer la pila y evaluar los daños en su garganta: "Estaba alojada en sus vías respiratorias, lo que dificultaba su respiración".
Por suerte, el ácido de la pila no se había quemado completamente en la pared del esófago de Abigayle y sobrevivió. Pero la niña pasó una semana en la Unidad de Cuidados Intensivos y se alimentó a través de una sonda durante dos semanas y media.
La mamá de Abigayle explica que los médicos la aseguraron que su hija había tenido suerte porque "si la pila hubiera estado dentro más tiempo, habría sido fatal".
El accidente tuvo lugar el verano pasado, cuando la pequeña aún tenía 15 meses y aún hoy, su madre habla de las secuelas:
"En la UCI le colocaron una sonda de alimentación, a través de que fue alimentada durante dos semanas y media. A veces, cuando duerme, hace ruidos de jadeo que asustan y tiene problemas para respirar y tragar. Tenemos que cortar su comida muy fina".
Añade que se ha vuelto extremadamente protectora porque "Nunca imaginé que una pequeña batería pudiera causar tanto daño". Por eso, lanza un mensaje al resto de los padres para que "tengan mucho cuidado con las pilas. Están en todo".
Ingerir una pila puede ser mortal
De acuerdo con la Academia Americana de Pediatría, cada año llegan a los centros de control de envenenamiento de Estados Unidos más de 3.500 incidentes por ingestión de pilas de botón.
Aunque en España no tenemos cifras al respecto, sí sabemos de los peligros de que un niño se trague estos objetos redondos tan llamativos que se encuentran en un gran número de aparatos de uso habitual (relojes, cámaras fotográficas, juguetes...).
De hecho, el Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones Infantiles de la Asociación Española de Pediatría (AEP), advierte de sus peligros y consecuencias para los niños menores de seis años.
Y señala que las pilas de litio de 20 milímetros son las que producen mayores daños, incluso la muerte: su gran tamaño provoca que se alojen en el esófago donde provocan graves quemaduras en menos de dos horas.
Y es que las pilas de botón contienen mercurio, cinc, óxido de plata, litio, y a veces hidróxido sódico o potásico. Al abrirse libera material muy corrosivo, que podría ocasionar necrosis de la mucosa donde se aloje al ser ingerida, normalmente en la tráquea (10%) y en el tracto digestivo (90%).
También pueden producir lesiones por decúbito (la presión contra la piel reduce el riego sanguíneo hacia el área y el tejido afectado muere) o quemaduras eléctricas de bajo voltaje.
Por esa razón, si el niño se traga una pila de botón, hay que acudir de inmediato a urgencias del hospital para extraérsela. En el 99 por ciento de los casos suele realizarse con una endoscopia.
Así que, tal y como nos advierte la madre de Abigayle, el mejor tratamiento es la prevención, por lo que que debemos de asegurarnos de guardarlas en un sitio seguro y, una vez usadas, descartarlas rápidamente para evitar que den vueltas por la casa.
La AEP hace estas recomendaciones respecto a las pilas de botón:
Mantener fuera del alcance de los niños las pilas de botón y los objetos que las contienen.
Vigilar que la tapa de las baterías esté debidamente cerrada y, en caso de que esté estropeada o rota, asegurarse de que quede correctamente cerrada (por ejemplo, con una cinta adhesiva resistente).
No dejar ninguna pila de botón, incluyendo las usadas y reciclables, sueltas en cualquier superficie.
No dejar que los niños jueguen con las pilas de botón.
Vía | Metro
Foto | SWNS
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