Está claro que a nadie le gustaría que a su hijo se le rompiera o se le saliera un diente o se lesionara las encías o la lengua debido a un traumatismo, pero ¿hacemos todo lo posible por evitar los accidentes bucales?
A veces pecamos de exceso en prevención y en otras ocasiones los adultos (bien por descuido, bien por exceso de confianza) no somos conscientes de muchas situaciones de riesgo que tienen lugar durante la infancia. Los bordes cortantes, las alfombras, las escaleras, el juego "temerario"... son con frecuencia causantes de lesiones orales, pues propician las caídas o el desenlace traumático de estas.
Cuando hablamos de accidentes siempre entra en juego una parte incontrolable y no evitable, pero hay muchos gestos más o menos sencillos que van a procurar la seguridad de los niños. Aquí os dejamos unos consejos sobre cómo evitar accidentes en la boca, que pueden ahorrarnos algún susto e incluso alguna visita a Urgencias.
Consejos para que los niños no se dañen la boca
Es obligatorio usar los sistemas de retención infantil apropiados para la edad, escogiendo el grupo adecuado, y colocar a los niños bien sujetos en ellos.
Si los niños van de pasajeros en la bicicleta, recordemos que existen sillas especialmente diseñadas para bicicletas.
Como pasajero o como "piloto", el niño que va en bici ha de ir con casco y los sistemas de protección adecuados para circular con seguridad.
El parque puede ser un lugar peligroso si no vigilamos a los niños: no hay que dejarlos sin supervisión y hemos de asegurarnos que cada columpio es adecuado para la edad del niño.
Cualquier "terreno de juego" desconocido ha de ser inspeccionado antes de dejar que el niño lo explore, por evitar los posibles peligros (superficies cortantes, bordes peligrosos, astillas en muebles...).
Especialmente si el niño está empezando a caminar hay que extremar la seguridad, preparar la casa eliminando bordes peligrosos o alfombras y vigilar al pequeño de cerca en todo momento (también en la calle) para prevenir golpes sobre superficies duras.
Los protectores bucales previenen daños en los dientes, mejillas y encías cuando se practican actividades como deportes de contacto, patinaje, bicicleta... Especialmente si hay una lesión previa que cuidar, es aconsejable su uso.
La piscina es un lugar muy divertido pero potencialmente peligroso, por ello hay que vigilar continuamente a los niños por seguridad y evitar que corran alrededor de la piscina o que salten o jueguen temerariamente cerca del borde.
El domicilio familiar suele ser una gran fuente de accidentes. Asegurémonos de tener escaleras seguras, proteger bordes y esquinas puntiagudas y no dejar al alcance de los niños pequeños objetos, juguetes o cables que puedan ser introducidos en la boca.
Revisar a menudo los juguetes diseñados o no para morderse, pues los niños pequeños exploran a través de la boca y podrían hacerse daño con un juguetes desgastado o roto.
Los andadores son fuente frecuente de accidentes y lesiones en la boca (entre otras), por lo que están desaconsejados: son inútiles y peligrosos.
Si se ha producido una lesión dental, es importante realizar un seguimiento de la misma, aunque nos parezca que no tienen importancia o que ya se ha solucionado, ya que previene la aparición de posibles complicaciones como abscesos o infecciones, fístulas o cambios de coloración de los dientes...
Ojalá no nos tengamos que encontrar con ninguna de ellas, pero las posibilidades de lesiones dentales más comunes en un traumatismo de la cara son: hemorragia de encías, fracturas dentales y avulsión dentaria o desalojo completo del diente.
Esperamos que con estos consejos para evitar accidentes bucales en los niños no nos enfrentemos a dichas lesiones que necesitan de un cuidado y revisiones especiales. Algunas lesiones incluso podrían derivar en problemas estéticos y de salud posteriores si no se tratan adecuadamente.
Fotos | admiretime y michperu en Flickr En Bebés y más | Mitos y realidades sobre la aparición de los primeros dientes, Noticias sobre salud bucodental