¿Cuántas veces habéis oído eso de que parece que su cuna tiene pinchos? O tal vez lo hayáis sufrido vosotros mismos con vuestros hijos. ¿Por qué algunos niños duermen plácidamente en su cunita mientras que otros, al intentar dejarlos, se despiertan como si la cuna les quemara o tuviese pinchos afilados? ¿Hay algún truco para conseguir que los bebés duerman en su cuna?
Entendiendo el sueño de los bebés
Los bebés ya duermen dentro de la tripa de su madre y los recién nacidos tienen un patrón de sueño muy similar al que tenían en el embarazo. Sin embargo, su sueño es muy diferente al nuestro.
El sueño se divide en ciclos y cada ciclo a su vez en varias fases. Los recién nacidos tienen dos fases de sueño predominantemente: activo (superficial) y tranquilo (profundo). Existe una tercera fase de sueño indeterminado. Al igual que nosotros, van alternando las distintas fases de sueño. Sus ciclos son más breves y duran unos 60 minutos (frente a los 90 minutos del adulto). Los recién nacidos duermen muchas horas al día pero no lo hacen del tirón, sino que se despiertan cada 2-4 horas, entre otras cosas para alimentarse (un recién nacido hace entre 8 y 12 tomas al día).
Durante los primeros meses no distinguen día de noche, tienen un ritmo de sueño que llamamos ultradiano.
Cuando un bebé se duerme, lo hacen en fase de sueño activo. En este periodo puede haber movimientos oculares, muecas e incluso realizan pequeños movimientos de brazos y piernas o emiten quejidos; la respiración en esta fase es irregular. A veces nos preocupa porque parece que están inquietos, incluso despiertos, pero es normal. Unos 30 minutos más tarde comienza la fase del sueño tranquilo (sueño profundo). Aquí el bebé está completamente relajado y respira suave y profundamente; no emite ningún sonido y no hay movimientos. Esta fase de sueño dura otros 30-40 minutos.
El bebé va alternando estos ciclos de sueño hasta que se despierta. A veces no es capaz de enlazar los diferentes ciclos y se despierta antes. Es frecuente también que bebés que los primeros meses dormían aceptablemente empiecen a despertarse más en torno a los 6 meses; estos sucede porque van incorporando nuevas fases de sueño. Y aunque para muchos padres pueda resultar desesperante, es normal que hasta los 2-3 años, los niños presenten despertares nocturnos. Pero llegará un día en que dormirán del tirón...
¿No duerme porque se queda con hambre?
Esta duda aparece sobre todo en las madres que dan el pecho. “Creo que se queda con hambre. Le doy la toma, se queda dormido, no quiere más; entonces lo dejo en su cuna y al minuto, ¡ya está despierto! Y vuelve a pedirme de mamar. Debe ser que no tengo leche suficiente...”
Esto, lógicamente, angustia a las madres. Y sin embargo, lo más probable es que la leche sea más que suficiente para este bebé.
Imaginaos que estáis en brazos, calentitos y pegados a vuestra mamá (a la que ya reconocéis perfectamente y queréis tener siempre cerca pues es vuestro alimento). Estáis succionando tan a gusto hasta que os dormís (en fase de sueño superficial). Y, de repente, notáis que os separan de mamá, no la oléis, además parece que hace más frío… así que buscáis el pezón, ¡pero no lo encontráis!
Entonces el bebé se despierta, llora, los cogemos de nuevo en brazos y busca el pecho para volver a dormirse como lo hizo anteriormente, succionando. No tienen hambre, así que probablemente sólo esté unos segundos mamando para volver a dormirse. En los despertares, los bebés suelen volver a dormirse en la manera en la que lo hicieron la vez anterior (mamando, o con el chupete, meciéndose...)
Si tenéis dudas de que vuestro bebé esté comiendo suficiente, consultad al pediatra. El mejor indicador de que un bebé come bien es que gana peso adecuadamente.
¿Qué hacemos entonces? ¿Cómo conseguimos que duerman en su cuna?
Pues desgraciadamente no hay trucos mágicos y cada familia debe elegir lo que mejor se adapte a ellos. Podemos tratar de que no se duerman del todo al pecho (o tomando el biberón) y dejarlos despiertos (pero somnolientos) en su cuna para que ellos se duerman solos.
Podemos ofrecerles el chupete y/o un objeto de transición (dudú, peluche) que deberemos retirar posteriormente en los bebés pequeños (recordemos que para prevenir el síndrome de muerte súbita del lactante la cuna debe estar vacía, sin peluches ni cojines).
A veces, y sobre todo al principio, conseguir que no se duerman mientras comen es francamente difícil. Como hemos dicho que los bebés se duermen en fase de sueño activo (superficial), podemos esperar 20-30 minutos hasta que entren en fase de sueño profundo antes de dejarlos en su cuna.
Además, las rutinas siempre ayudan. En torno a los 3-4 meses comienzan a distinguir día de noche y conviene establecer rutinas de sueño para facilitar el descanso.
En la guía práctica para padres de la Asociación Española de Pediatría podéis profundizar sobre el sueño en los bebés y leer los consejos que proponen.
Pero la cuna parece tener pinchos...
Resulta que llega la hora de ponerlo a dormir, esperamos para estar seguros a que esté profundamente dormido, acunándolo, y que nada lo disturba. Es el momento. Sigilosos vamos a su habitación. Y lo dejamos lentamente en su cunita, con la luz suave, en silencio. Pero apenas roza su espalda el colchón nuestro angelito se despierta y empieza a quejarse. Si insistimos en la idea de dejarlo en la cuna, llora. En lugar de tener un mullido colchón, la cuna parece tener pinchos que se le clavan en la espalda.
Llora porque no quiere que nos alejemos, estar separado de nosotros supone que sus mecanismos de supervivencia entren en alerta y nos avisen de que los estamos dejando olvidados. Ellos no saben que en casa están seguros, todavía son seres emocionales e instintivos que necesitan sentirse seguros junto a nosotros. ¿Qué podemos hacer?
Aunque lo habitual en nuestro es que el bebé duerma los primeros meses en un moisés o minicuna en la habitación de los padres, cada familia debe elegir lo que mejor se adapte a ellos. Hay familias que optan por poner una cuna de colecho y otras deciden compartir su cama con el bebé. Si tenemos presentes las recomendaciones para evitar la muerte súbita del lactante, puede ser también una buena solución. El bebé dormirá más tranquilo, mejor, y por ende los padres también.
La Asociación Española de Pediatría recomienda evitar el colecho en menores de tres meses, bebés prematuros o padres fumadores, que consuman alcohol, fármacos sedantes o drogas; tampoco deben compartir cama con hermanos u otros familiares distintos de los padres. Los bebés deben dormir sobre una superficie firme (no en sofás o sillones), libre de objetos (no debe haber peluches ni cojines, ni siquiera posicionadores antivuelco) y en una habitación bien ventilada con una temperatura agradable.
En Bebés y más | La terrible imagen que muestra lo que le pasa al cerebro de un bebé cuando nadie le atiende, Siete maneras de calmar el llanto de tu bebé, ¿Por qué no se puede (ni se debe) ignorar el llanto de un bebé?