Cada día la misma pelea con nuestros hijos adolescentes: no tienen prisa para irse a la cama y luego no hay forma de que se despierten por la mañana. Investigadores de la Universidad de Múnich demostraron que tiene una razón biológica: el ciclo de 24 horas que determina cuándo nos despertamos y cuándo nos acostamos se retrasa durante la adolescencia, hasta cumplidos los 20 años.
Ahora, un nuevo estudio presentado en la reunión anual de la Sociedad Europea de Endocrinología (ECE), nos dan un nuevo recurso para ayudar a nuestros hijos a mejorar su sueño: limitar durante una semana la exposición nocturna del adolescente a pantallas que emiten luz azul, mejorará su descanso, su concentración y se despertará de mejor humor.
La luz azul es la culpable
No es la primera vez que los expertos nos aconsejan evitar la luz azul que desprenden dispositivos como smartphone o tablet, antes de ir a dormir. La exposición a demasiada luz nocturna, puede afectar al reloj del cerebro y la producción de melatonina, la hormona del sueño, provocando despertares nocturnos e insomnio.
Y esa falta de sueño no solo causa síntomas inmediatos, como cansancio y falta de concentración, sino que también aumenta el riesgo de padecer a largo plazo problemas de salud como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiacas.
También sabemos que la falta de sueño puede afectar más a los niños y adolescentes que a los adultos, pero ninguna investigación había analizado hasta ahora cómo la exposición real afecta al descanso nocturno en los adolescentes y si se puede revertir.
Ahora, un estudio de colaboración entre el Instituto de Neurociencia de los Países Bajos (UMC de Ámsterdam) y el Instituto Nacional de Salud Pública de los Países Bajos y el Medio Ambiente, ha analizado los efectos de la exposición a la luz azul en los adolescentes en casa.
Descubrieron que aquellos que pasaron más de cuatro horas al día de tiempo frente a una pantalla tardaron unos 30 minutos más en dormirse por la noche que aquellos que registraron menos de una hora diaria de tiempo de exposición a las pantallas. Además, padecieron con más intensidad los otros síntomas de pérdida de sueño.
Además, el equipo realizó un ensayo controlado aleatorio para evaluar los efectos del bloqueo de la luz azul con gafas y la nula exposición a la pantalla durante la noche en 25 adolescentes. Tanto una posibilidad como la otra, se tradujo en el inicio del sueño y la llegada de la hora de despertar 20 minutos antes, así como una reducción de los síntomas de pérdida de sueño (fatiga, la falta de concentración y mal humor), después de solo una semana.
El doctor Dirk Jan Stenvers, del departamento de Endocrinología y Metabolismo de la Universidad de Amsterdam UMC, señala:
"Los adolescentes pasan cada vez más tiempo delante de las pantallas y es frecuente que se quejen de falta de sueño. Con este estudio se demuestra que pueden mejorar su descanso minimizando el uso de los dispositivos por la noche. Basándonos en nuestros datos, es probable que el retraso del sueño proceda, al menos en parte, de la luz azul procedente de pantallas".
Y explica así la importancia de este estudio:
"Los trastornos del sueño comienzan con síntomas menores de cansancio y mala salud, pero a largo plazo sabemos que la pérdida de sueño se asocia con un mayor riesgo de obesidad, diabetes y enfermedades cardíacas. Si podemos introducir ahora medidas sencillas para abordar esta cuestión, podemos evitar mayores problemas de salud más adelante."
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