A menudo nos surgen cuestiones relacionadas con el desarrollo y el aprendizaje de nuestros hijos, si en el día a día nos damos cuenta de que hay algún problema en casa, en el colegio... ¿Es un niño movido o tiene algún trastorno? ¿Debería buscar ayuda psicológica? ¿Necesita apoyo en la escuela? También en el caso de niños con dificultades psicológicas las dudas están muy presentes y una opinión profesional es indispensable.
Para responder a estas y otras cuestiones hablamos hoy con Marina Barber, psicóloga y coordinadora de la Unidad de Desarrollo Infantil y Atención Temprana (UDIAT) del Hospital Vithas Virgen del Mar (Almería), especialista en Psicopatología del Lenguaje y su rehabilitación, experta en Psicomotricidad y Atención Temprana, con amplia experiencia en el ámbito de la psicología general sanitaria infanto-juvenil.
¿En qué medida la atención temprana influye en la mejora del desarrollo del niño con dificultades cognitivas?
Cuando se detecta en edades tempranas cualquier tipo de dificultad en el aprendizaje, de forma inmediata ese menor debe ser derivado a la Atención Temprana. La intervención precoz es esencial para paliar posibles déficits o incluso, corregirlos.
¿Qué signos pueden hacernos pensar a los padres que un niño necesita atención pedagógica o psicológica?
Las señales de alerta en el desarrollo son muy diversas. Pueden observarse en un área en concreto (social, de la comunicación, perceptivo-cognitiva, autonomía personal o motora) o en varias áreas a la vez. Algunas de las señales de alerta en el desarrollo que una familia puede observar en casa son:
• Retraso en adquisición de ítems motóricos. Por ejemplo, bebé que, llegados los 18 meses no ha iniciado la deambulación libre.
• Dificultad para establecer contacto ocular, para imitar a otro (niño y/o adulto) y para seguir las instrucciones dadas.
• No iniciar sus primeras palabras alrededor del año y, conforme pasa el tiempo, no progresar favorablemente en la adquisición de vocabulario. No debemos dejarnos llevar por la frase popular “ya hablará”.
• Sensación de que el niño cuando le hablamos, no nos entiende o no nos oye bien, aún cuando sepamos que no presenta déficit auditivo.
• Dificultad para adquirir conceptos básicos como los colores, las formas…
• Rigidez comportamental, siempre quiere jugar a la misma actividad o con el mismo juguete y, cuando tratamos de modificarlo, tiene tremendas rabietas.
En general, si observamos que nuestro hijo presenta desfase respecto a lo que los demás niños de su edad hacen, ese menor es susceptible de ser valorado por un equipo de Atención Temprana. Nuestro pediatra puede hacer esta derivación.
¿Qué se desconoce aún de los trastornos del espectro autista?
A pesar de los grandes avances producidos, aún son muchos los datos que continúan siendo una incógnita. Factores biológicos, ambientales y genéticos son los implicados en la presencia de este trastorno. Actualmente no existe ninguna prueba médica definitiva que diagnostique un TEA. Gracias a las campañas de sensibilización que se llevan a cabo desde las distintas asociaciones y federaciones de autismo, van disminuyendo los distintos mitos que circulan en torno a este trastorno. Uno de estos mitos es el de que existen tratamientos que lo curan, actualmente el autismo es un trastorno de por vida.
¿Cómo se realiza el diagnóstico del autismo? ¿Se ha avanzado en los últimos años en este campo?
Es un diagnóstico complejo que requiere de un equipo multidisciplinar compuesto de profesionales con amplia experiencia en este campo. Al no existir ninguna prueba médica que pueda establecerlo, hemos de basarnos en la observación y evaluación de la conducta. El proceso se compone de varias fases, proceso de recogida de información tanto de la familia como del entorno, observación directa del menor y aplicación de pruebas estandarizadas. Tras obtener los resultados de todos estos datos, podremos formular un diagnóstico al cual debe seguirle de manera inmediata un completo plan de actuación.
¿Cómo se puede ayudar a los niños con síndrome de Asperger en casa? ¿Y en el colegio?
De especial relevancia es el dotar a la familia de estrategias y herramientas que les permitan actuar adecuadamente tanto en casa como en determinadas situaciones sociales. Algunas recomendaciones básicas que podemos llevar a cabo son:
• Establecer rutinas que les ayuden a controlar el ambiente y a prevenir lo que va a suceder a continuación. Paneles de comunicación y agendas visuales son de gran ayuda.
• Partir de los intereses del menor para la realización de tareas de forma que se sienta motivado para llevarlas a cabo.
• Evitar confrontaciones, ser pacientes ya que esto puede producir una conducta aún más inflexible en la persona con Asperger.
• Adecuar el lenguaje de tal forma que pueda ser comprendido por todos. Esquivando figuras literarias y dobles sentidos que lleven a confusión.
• Fomentar su participación en actividades grupales de manera progresiva, sin provocar estados emocionales de ansiedad.
En el colegio serán los Equipos de Orientación los que valoren qué tipo de necesidades escolares requiere cada menor y dotar a los profesores de estrategias para solventar posibles conflictos que puedan surgir en el aula en relación con el alumnado que presenta Asperger.
¿Cómo podemos diferenciar cuándo un niño es "movido" y cuándo tiene un trastorno de déficit de atención e hiperactividad? ¿Es posible hacerlo en el ámbito doméstico?
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad se caracteriza por la inatención, hiperactividad e impulsividad. Cuando nuestro hijo muestra este tipo de características y estas influyen en la vida diaria del menor y de su entorno de manera negativa hasta el extremo de no saber cómo controlarlas, es cuando debemos consultar con un especialista.
Los problemas que un niño pueda tener en el colegio, ¿pueden esconder niños con altas capacidades? ¿Cómo diferenciar a estos niños?
El menor con altas capacidades presentará en los primeros cursos unas habilidades superiores o muy superiores al resto de los compañeros, aprendiendo rápidamente, por ejemplo, procesos como la lectoescritura. Si estos menores no son detectados a tiempo, sí pueden darse casos de falta de motivación y, por tanto, bajo rendimiento académico que puede desembocar en falta de autoestima y de motivación por el aprendizaje. La detección de estos niños debe hacerse en edades temprana para evitar un posterior fracaso escolar. Algunas de las señales que pueden observarse son: precocidad en el ámbito psicomotor y de lenguaje, baja tolerancia a la frustración, grandes dotes memorísticas, preferencia por juegos de carácter cognitivo como pueden ser los puzles o predilección por temas que no son habituales en los niños, entre otras características generales.
¿Cree que el sistema educativo actual cuenta con recursos suficientes para atender a los niños con necesidades especiales? ¿Qué carencias existen?
No. Creo que el sistema educativo en general precisa una gran reforma, y en el ámbito de las necesidades especiales en particular, habría que dotar de muchos más recursos tanto materiales como profesionales a los colegios. En cuanto a las carencias, destacar el déficit de profesionales que atienden a los menores, por ejemplo, un mismo maestro de audición y lenguaje puede ser compartido por varios centros por lo que un menor puede recibir tan solo media hora de apoyo semanal y, además de manera grupal. Otro dato a tener en cuenta es la calidad de la formación de los profesionales que trabajan en este ámbito, necesitamos profesionales bien dotados de estrategias en todas las áreas y, sobre todo, con una gran vocación por el trabajo que desempeñan, por lo que la forma de acceso actual a este tipo de trabajos considero que no es la adecuada. Por tanto, necesitamos una reforma desde la base.
Hasta aquí la entrevista a la psicóloga Marina Barber, a la cual agradecemos su disposición para responder a nuestras dudas y esperamos que resuelva las inquietudes de muchos padres.
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