La politización de los menores

En estos tiempos difíciles, por llamarlos de alguna forma, las calles se cubren de manifestaciones de una u otra índole en lo que unos llaman ejercicio de derechos y otros, molestar al prójimo. No voy a entrar en eso ahora pues tema de discusión tenemos y da para largo.

Un estado de crispación como el actual, en que basta tropezarse con alguien para que se líe muy gorda, presenta un caldo de cultivo perfecto para sacarle punta a todo y para que sea cual sea la medida tomada o la acción reivindicativa aparezca algún detractor. Todo muy sano, democráticamente hablando. Uno de estos últimos objetos de análisis por parte del microscopio social es la politización de los menores. Y personalemnte que creo que es algo sobre lo que se debe debatir, de una forma sensata y sin entrar a su vez en esos subterfugios políticos que queremos denunciar.

Los niños, el objeto más valioso de una sociedad

Hasta hace dos días, ahora ya no lo tengo tan claro, los niños eran nuestro valor social más preciado y la mayoría de países que han experimentado un crecimiento considerable habían aplicado políticas sociales dirigidas a los más pequeños, es decir, dirigidas al futuro y que han tenido un peso demostrable en el avance del país.

No es lo mismo que una ley modifique el Status Quo de los adultos que que esa norma lo haga con los niños, los políticos lo saben bien y hasta ahora se libraban de ser objeto de recortes.

La foto con el bebé de turno

No existe un sólo político "cabeza de cartel" que no se haya fotografiado con un bebé en brazos. ¿Por qué?, porque sabemos que un bebé no se siente seguro con cualquiera y por eso tener un bebé feliz en brazos parece que imbuye a su portador una especie de halo de confianza. El bebé no llora, luego podemos confiar, nos dice nuestro subconsciente. Por eso se busca la foto perfecta, aunque sea con algún hijo de uno de los miembros del partido.

La visita a las escuelas

Otro clásico de las elecciones consiste en llenar el cole del barrio de políticos. Probablemente la mayoría de esos niños no volverán a ver tanto político junto "preocupándose" por ellos en su vida, pero de momento ahí los tienen. Eso sí, siempre a los más pequeños, que nadie quiere encontrarse con incómodas preguntas realizadas por algún joven descarado con camiseta de Spiderman.

Las primeras filas repletas, de niños en los mítines políticos

Supongo que será para que puedan ver mejor a nuestros amados líderes, ¿no? En las próximas elecciones fíjense en los diferentes mítines de los partidos de cualquier índole y jueguen a encontrar las similitudes. A mi no me va a extrañar que parezcan los mismos niños con distintas camisetas.

Las manifestaciones

Parece ser que la gota que colmó el vaso en esto de los niños y la política es la presencia de menores en manifestaciones y quienes han puesto el grito en el cielo son justamente los responsables de los ejemplos anteriores. Parece que está muy bien que yo me lleve a mis hijos a un evento tan sumamente entretenido como un mitin, o que salga su cara al lado del político de turno, pero llevármelo de manifestaciones pues como que no, ahí no, eso está muy mal, eso es... ¿cómo lo llaman? Manipulación. Y no voy a ser yo quien niegue que se ha usado deliberadamente la imagen de los niños en manifestaciones. De hecho, dependiendo del tipo, o más bien de la ideología de la manifestación los niños parece que sean un complemento más adecuado.

Y ahora yo opino. Creo que uno de los mejores ejemplos que un padre puede darle a un hijo es ver cómo su progenitor lucha por el futuro de su descendencia y, según nuestro sistema social, uno de esos instrumentos son las manifestaciones. Tengo claro que ir a una manifestación no es nada divertido para una mente tan joven y que al poco rato de llegar estará deseando salir, que no es lo mismo un niño de 3 años que un preadolescente de 12 y que tal cual empieza a ser la tónica general en este país en el desarrollo de una manifestación lo mejor es tener una vía de escape rápida.

Pero, ¿qué le estoy enseñando si lo único que le muestro es a obedecer ciegamente?¿A que todo lo que nos hagan está bien?¿Qué futuro quiero para ellos?

No creo ser mejor padre que nadie, simplemente intento enseñarles a defenderse por si mismos el día de mañana.

Si, la politización de los menores está en el orden del día por unos y por otros y de nosotros depende enseñarles a caminar por donde ellos elijan y no por donde otros les manden. Enseñarles a ser felices.

Foto | mataparda en Flickr y photoblog nbcnews

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