Suele decirse en algunos círculos sociales, y suelen defenderlo algunos profesionales de la educación, que ir a la guardería o escuela infantil es algo muy positivo para los niños, porque allí cogen mucha autonomía y “se espabilan” también mucho.
Muchos otros profesionales y muchos padres, en cambio, defienden que lo mejor en los primeros años de un niño es la convivencia con la persona de referencia, alias cuidadora, alias mamá (o papá, aunque en raras ocasiones).
Un estudio reciente ha querido ver cómo afecta el hecho de ir a la escuela infantil y una de las conclusiones que se extrae del mismo es que los niños que van a la guardería rinden mejor en la ESO que los niños que se han separado de sus padres con tres años.
El estudio ha sido realizado por el Institut CIIMU, en Cataluña, y es el primer estudio que trata de dilucidar los efectos de la escolarización temprana en el devenir de los niños.
Según se comenta, el hecho de haber ido a una guardería antes de los tres años hace que la nota media de la ESO sea 1,65 puntos superior si la madre tiene estudios universitarios. Si la madre no tiene estos estudios, la diferencia es de 1,27 puntos.
La razón de que esto suceda, según comentan los autores del estudio, es que en las escuelas infantiles con buenos profesionales los niños aumentan sus capacidades cognitivas. Dicho de otro modo, que la capacidad de aprender se desarrolla más rápido en estas edades si los niños están incentivados a aprender por parte de profesionales adecuados.
¿Será esto cierto?
No he podido leer el estudio porque en la web del Institut CIIMU no está aún publicado. Se trata de un informe que abarca muchos otros temas relacionados con la infancia y la adolescencia, así que mis conclusiones pueden ser sesgadas en tanto no he accedido a los datos.
La primera duda que me surge es hasta qué punto existe una relación de causa y efecto entre ir a la guardería y sacar mejores notas en la ESO, pues puede haber variables de confusión relacionadas que afecten a esas puntuaciones finales. Por poner algunos ejemplos, si los niños van a la escuela infantil porque los padres creen que allí aprenderán más, si son padres que se preocupan de que en casa aprendan también con libros y cuentos y en un entorno que valora mucho el aprendizaje, las notas en la ESO serán superiores más por el estilo educativo de la familia en general que por el hecho de ir a la guardería.
Si por otro lado tenemos en cuenta que muchos niños van al colegio simplemente porque es obligatorio, pero en casa dan poco valor a la educación formal, a los libros y al aprendizaje, sin promover actividades que ayuden a los niños a desarrollarse, todos estos niños formarán parte de ese grupo de niños que, al no ir a la guardería, tienen peores notas en la ESO, pero no por no ir a la guardería, sino porque en su entorno no se da tanta importancia a la promoción de aprendizajes.
Como digo, todo esto no son más que hipótesis, porque estas variables podrían haber sido tenidas en cuenta (al menos sí observamos que se han dividido a las madres con estudios universitarios de las madres sin dichos estudios).
¿Los padres no saben incentivar el aprendizaje?
Según se comenta, los niños sacan mejores notas porque en la escuela infantil los niños son incentivados a aprender por parte de buenos profesionales. Sin embargo, no veo cómo puede un buen profesional a cargo de 8 a 12 niños incentivar a sus alumnos mejor que una buena madre que tiene menos “alumnos” a su cargo.
Es cierto que el papel de unos y otros es diferente, porque un niño que está en casa no está jugando y haciendo actividades continuamente, sin embargo, como hemos comentado en otras ocasiones, tiempo de calidad, tiempo en el que el niño aprende cosas, es el tiempo en que mamá está sentada con él jugando pero también aquel tiempo en que están limpiando, están comprando, están en la calle, están dialogando, etc., porque al fin y al cabo todo eso es la vida.
Por otra parte, a nivel de inteligencia emocional, a nivel de relación y de vínculo el papel de una madre o un padre cariñosos y comprensivos es difícilmente sustituible. Es cierto que un profesor o educador comprensivo y también cariñoso hará un gran trabajo también y en ese caso el impacto será menor, pero en igualdad de condiciones dudo mucho que el ir a una escuela infantil sea mejor para ningún niño que el quedarse en casa.
En Finlandia, por ejemplo…
Sé que recurro muchas veces a hablar de Finlandia, pero es que no puedo obviar la educación que reciben los niños finlandeses porque son los que en la adolescencia obtienen mejores resultados en los informes PISA (mejor, por supuesto, que los adolescentes españoles).
Allí los niños empiezan el colegio a los siete años porque creen que la mejor manera de aprender es estando motivado para ello y las bajas maternales son larguísimas porque consideran que los primeros años, donde mejor están, es en casa con mamá.
Aquí sin embargo parece que cuanto antes empiezan más van a rendir los niños y esto es, bajo mi punto de vista, bastante peligroso, por lo pronto que se separa a los niños de su núcleo familiar y por lo pronto que se pretende llenar a los niños de contenidos que probablemente aún no desean aprender.
El desarrollo emocional en los primeros años
Los primeros cinco años son la base del futuro adulto. Muchas de las cosas que sucedan durante esos cinco años serán críticas en el futuro de los niños.
Por eso lo más recomendable es que en esos años les ofrezcamos todo el apoyo y cariño posible y por eso todo el mundo tiene claro que, donde mejor está un niño, es en casa o allí donde los adultos que viven con él sean comprensivos, respetuosos, cariñosos y capaces de ofrecer estímulos y diálogo para permitir que el niño crezca y se desarrolle adecuadamente. No digo que una guardería no pueda hacer esto, pero como se dice a menudo: madre no hay más que una.
Más información | La Vanguardia
Fotos | PortableChurch, Pink Sherbet Photography en Flickr
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