El bienestar en el trabajo es una preocupación creciente, con empresas invirtiendo millones en diversas intervenciones para fomentar ese bienestar: talleres de inteligencia emocional, mindfulness y meditación, dinámicas de equipo...
No obstante, un estudio de la Universidad de Oxford revela que la mayoría de estas iniciativas tienen un impacto mínimo en la salud mental y la satisfacción laboral de los empleados. De hecho, en lugar de mejorar, algunas intervenciones incluso pueden empeorar la situación. Pero entonces, ¿qué sí potencia el bienestar laboral?
El mindfulness y otras intervenciones no son efectivas
Según el estudio realizado por William Fleming, de la Universidad de Oxford y colaboradores, los programas de bienestar en el trabajo como clases de manejo del estrés, sesiones de atención plena y otras intervenciones, no demostraron mejoras significativas en el bienestar de los trabajadores.
De hecho, en algunos casos, como la capacitación en resiliencia, se observó un impacto ligeramente negativo en la autoevaluación de la salud mental de los empleados. Por otro lado, un estudio estadounidense, realizado en una gran empresa de almacenamiento, con casi 33.000 empleados que trabajaban en 160 sitios de la empresa, arrojó resultados similares.
En este caso, a pesar de un aumento en la actividad física y los intentos de controlar el peso entre los participantes en un programa de bienestar, no hubo diferencias notables en los marcadores clínicos de salud física, el gasto en atención médica, el ausentismo o el rendimiento laboral.
Las prácticas laborales deficientes, dañinas para la salud
Jeffrey Pfeffer, de la Universidad de Stanford, formó parte de un equipo que analizó cuántos factores estresantes comunes en el lugar de trabajo provocan mala salud e incluso la muerte.
El investigador destaca que las prácticas laborales deficientes contribuyen significativamente al estrés y la mala salud, incluso causando hasta 120.000 muertes al año en los Estados Unidos. Entre los factores estresantes comunes se incluyen el trabajo por turnos, largas jornadas laborales, inseguridad laboral y conflictos entre el trabajo y la vida personal.
Flexibilidad horaria, oportunidades y salarios mejores: eso sí contribuye al bienestar
La solución propuesta por William Fleming, autor del estudio de Oxford, y otros investigadores, es abordar aspectos más estructurales del trabajo. Esto implica mejorar salarios, ofrecer contratos seguros, proporcionar flexibilidad y control sobre el horario laboral y ofrecer oportunidades de desarrollo de habilidades.
Además, estudios adicionales, como uno realizado en el NHS, respaldan la idea de que reducir procedimientos burocráticos, acortar reuniones, mejorar los turnos y crear un ambiente de seguridad psicológica son medidas más efectivas para mejorar el bienestar laboral.
En definitiva, a pesar de la creciente inversión en programas de bienestar, los resultados sugieren que muchas de estas iniciativas no están teniendo el impacto deseado. Por ello, los líderes y empleadores deben reconsiderar su enfoque, centrándose en eliminar factores estresantes estructurales en lugar de invertir en intervenciones costosas y, a menudo, ineficaces.
El mindfulness y la inteligencia emocional son geniales, pero si invertir en estas dinámicas no va acompañado de mejoras reales en las condiciones laborales y otros aspectos del día a día en el trabajo, nunca será suficiente para estar bien en él.
Foto | Portada (Parks and recreation, 2009)