Nuestra civilización parece abocada a una vida cada vez más sedentaria en la que la obesidad y otros problemas derivados empiezan a ser un grave problema de salud, cada vez más extendido. Tanto, que se habla de "la epidemia del siglo XXI". Una epidemia en la que no queremos caer, ni mucho menos que caigan nuestros hijos.
Porque sí, a ellos también les afecta este modo de vida en el que hay muchas horas de clase sentados en las aulas, muchos deberes en el escritorio, muchas extraescolares de estudio, mucha televisión desde el sofá, muchos videojuegos... Si a esto sumamos una mala alimentación, tenemos el cóctel perfecto para desarrollar todos esos problemas de salud derivados del sedentarismo.
Por supuesto, somos los padres los primeros que hemos de motivar a nuestros hijos a realizar actividad física e incluso facilitar la práctica deportiva y todo desde el mejor y más eficiente ejemplo: nuestra propia práctica junto a los niños. Pero también desde el colegio es posible luchar contra la obesidad, desde todas las áreas y especialmente desde la Educación Física.
Estos dias ha sido noticia que el Gobierno de España va a implantar una hora más de Educación Física en los colegios de Ceuta y Melilla (territorio donde tiene competencias) y la idea es animar a todas las Comunidades para que, tanto en Primaria como en Secundaria, se produzca este sensible aumento del tiempo dedicado a la asignatura.
Estos cambios, que se incorporarán progresivamente en los próximos tres años en las ciudades autónomas, entran dentro del plan del Ministerio de Educación, en el que también participa el Consejo Superior de Deporte, con el que se busca luchar contra el sedentarismo infantil.
Dos clases de 45 o 50 minutos a la semana, que es lo que hay en la mayoría de colegios, son claramente insuficientes si no las complementamos fuera. Según los pediatras, para que la actividad física sea saludable es importante que sea regular, es decir, que forme parte de la actividad diaria. La actividad física realizada de forma esporádica no alcanza los beneficios en salud que se obtienen con una actividad más regular. Si pasamos de dos días con Educación Física a tres o cuatro, ya estamos avanzando.
Por eso, me parece una idea estupenda el hecho de que se quiera incrementar este tipo de educación y considero que, aunque su núcleo está en el área de Educación Física, como tema transversal tiene que aparecer en todas las áreas y estas hacerse también menos sedentarias, porque a nadie le gusta estar varias horas seguidas sentado en una silla.
Sea como sea, sea a través de más horas de la asignatura de Educación Física, sea con una mayor implicación de otras áreas, sea potenciando asignaturas optativas (como la que existe desde este curso, Artes Escénicas y Danza, en Secundaria y Bachillerato), aumentar las horas de actividad física en los colegios e institutos es una gran idea y aquí van las razones.
Por qué tiene que haber más Educación Física
Es necesario aumentar la cantidad de horas de ejercicio que realizan nuestros hijos a la semana para prevenir la obesidad infantil y otras enfermedades relacionadas con el sedentarismo (hipertensión, diabetes...). Así lo señala la Organización Mundial de la Salud en sus recomendaciones. En concreto, para los niños a partir de cinco años se aconseja un mínimo de 60 minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa.
El cuerpo se acostumbra a hacer ejercicio y es más fácil que "pida más", ya que se apropia de todos sus beneficios, y los niños sigan con su actividad física en otros horarios no escolares, fines de semana... (algo que nosotros debemos facilitarles).
El ejercicio mejora las habilidades motoras de los niños (gruesas y finas), empezando por los más pequeños que se están desarrollando a velocidades vertiginosas. La actividad física favorece el ejercicio cardiovascular, además de fortalecer los músculos y mejorar la elasticidad. Según la OMS, convendría incorporar en la vida del niño, como mínimo tres veces por semana, actividades vigorosas que refuercen, en particular, los músculos y huesos.
La educación física con la práctica de determinados ejercicios o juegos (baile...) favorece la coordinación, el sentido del equilibrio, la memoria y la concentración.
La actividad física activa no solo el cuerpo, también la mente. Está comprobado que realizar ejercicio mejora los resultados académicos. ¿No nos pasa que "pensamos mejor" después de estar activos? En concreto, la capacidad cardiorrespiratoria y la habilidad motora son los efectos del ejercicio que tienen mayor impacto en la actividad escolar y en los resultados académicos, según diversos estudios.
Hacer ejercicio también es jugar y el juego está en la base de todo aprendizaje, aparte de que les divierte. ¿Qué mejor manera de aprender?
Los niños establecen una relación muy especial entre ellos a través del ejercicio y del deporte. Aumenta su sociabilidad y se ponen en marcha muchos mecanismos de relación que necesitan a lo largo de su vida: la colaboración, el diálogo...
El ejercicio aumenta su autoestima, ya que los niños se divierten haciendo ejercicio, se desinhiben, liberan tensiones, entran en contacto con sus semejantes, conocen su esquema corporal, aceptan las diferencias y se encuentran mejor consigo mismos.
La práctica deportiva "desestresa" a los pequeños, frena sus impulsos excesivos de los pequeños, ya que gastan energías para moverse. Esto reduce la ansiedad y el riesgo de depresión y otras enfermedades mentales.
El ejercicio les ayuda a dormir mejor. Gracias a la actividad física los niños obtienen un buen descanso (y todos), siempre que no se realice justo antes de irse a la cama. A su vez, un buen descanso repercute en un mejor rendimiento académico y mejor salud mental.
Más horas de educación física también suponen que, junto a la actividad propiamente dicha, se enseñan contenidos claves como una buena alimentación, higiene corporal, conocimiento del cuerpo, respeto del medio... para reforzar lo que nosotros les enseñemos en casa.
Acabamos recordando que los beneficios de la actividad física no solo se reciben de la práctica de un deporte o de las clases en el colegio. La Organización Mundial de la Salud señala que la actividad física consiste en juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados, en el contexto de la familia, la escuela o las actividades comunitarias. Todos estamos implicados en mejorar la salud de nuestros niños, la escuela también.
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