Separar a niños y niñas en los colegios: el sexismo llevado a las aulas

Recientemente se ha avivado el debate sobre si niños y niñas deben estar juntos o separados en clase. De un lado quienes afirman que la segregación mejora el aprendizaje. De otro lado, quienes consideran que separar por sexos fomenta la inequidad y la discriminación.

Hombres y mujeres formamos una sociedad en la que convivimos y trabajamos juntos, por lo que parece más que obvio pensar que segregar en las escuelas desde la infancia fomenta la desigualdad de los derechos y libertades de niños y niñas.

¿Los niños con los niños y las niñas con las niñas?

Hace unos años se publicó en la prestigiosa revista americana Science el estudio “La pseudociencia de la escolarización por sexos” llevado a cabo por la Universidad de Arizona.

Dicho estudio pretendía dar una mayor información acerca de las desventajas que supone la segregación por sexos en las aulas, dada la creciente popularidad de este tipo de colegios en Estados Unidos.

El estudio aseguraba que la separación de los niños y las niñas en las aulas alimenta estereotipos, afianza el sexismo y hace aumentar los prejuicios sociales existentes.

En cualquier parcela de la vida, hombres y mujeres, niños y niñas, convivimos y trabajamos juntos, sin distinción de sexos. ¿Qué sentido tiene, entonces, segregar en la infancia desde las escuelas?

La escolarización segregada podía entenderse en un pasado, en donde los patrones culturales de la sociedad diferenciaban claramente ambos sexos. Pero a medida que la sociedad ha ido avanzando en la igualdad en derechos y oportunidades de hombres y mujeres, mantener este tipo de educación segregada sería un sinsentido.

Los defensores de la segregación en las aulas afirman que la separación ayuda a los niños a fomentar la cercanía con los compañeros de su mismo sexo así como el sentimiento de pertenencia a un grupo.

Este argumento, sin embargo, es inadmisible para quienes defienden la educación mixta y la igualdad de niños y niñas en derechos y oportunidades, alegando, además, que el sentimiento de pertenencia a un grupo modifica conductas y fomenta el sexismo.

Para Marina Subirats, catedrática emérita de la Universidad Autónoma de Barcelona, la segregación por sexos supone una visión sexista del mundo. Así lo recoge en su artículo ¿Coeducación o escuela segregada? Un viejo y persistente debate:

"La discusión de fondo que habría que mantener es la de si queremos una sociedad en la que hombres y mujeres tengan características, hábitos y emociones distintas que les encaminen hacia papeles sociales diferentes, o si consideramos que no hay que marcar los destinos y los roles sociales a partir del sexo” - afirma Marina

Niños y niñas aprenden diferente

Hace unos días, una sentencia del Tribunal Supremo condenó a la Junta de Andalucía por no querer contribuir a mantener con fondos públicos el concierto de nueve colegios que segregan a sus alumnos por sexos.

Y es que en España, la segregación por sexos no es cosa del pasado, y aunque desde hace unos años algunas comunidades autónomas están retirando las subvenciones a los colegios concertados, todavía existen aproximadamente 150 colegios privados y concertados que trabajan con este modelo de enseñanza.

Los directores de estos centros afirman que niños y niñas son diferentes en cuanto a aprendizaje se refiere, por lo que la separación en las aulas facilita la enseñanza adaptada.

Según las personas que defienden este modelo, los niños son mejores en razonamientos matemáticos y actividades de concentración, mientras que las niñas lo son en el campo del lenguaje y en el plano emocional.

Señalan, además, que la separación por sexos aumenta la concentración de los alumnos y la libertad para que, llegado el momento, chicos y chicas puedan elegir su carrera profesional sin estar condicionados por los roles tradicionales.

Francisco J. Rubia, catedrático de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y autor de "El sexo del cerebro", defiende la educación diferenciada alegando que científicamente es lo mejor para ambos sexos

¿Realmente se obtienen mejores resultados académicos por segregar?

Las escuelas partidarias de la segregación alegan que los resultados académicos que se obtienen al separar a los alumnos son superiores a los de las escuelas mixtas, debido al trato individualizado según cada sexo que el profesor puede dar.

Según afirman estos colegios, los niños son más enérgicos y las niñas más empáticas por lo que ambos sexos trabajarán mejor si son tratados por profesores de su mismo sexo atendiendo a estas características

Sin embargo, quienes apoyan la educación mixta afirman que estos datos están condicionados, ya que en la mayoría de los casos, los resultados académicos provienen de centros de élite. Y es aquí donde radicaría la diferencia y no en los supuestos beneficios de la separación por sexos.

Por su parte, la revista Science cita en su estudio un informe realizado por el Ministerio de Educación de Estados Unidos en donde se aprecia que el rendimiento escolar y los resultados académicos de las escuelas mixtas y de las de un sólo sexo son muy similares, echando por tierra la teoría de que estos últimos centros obtienen mejores resultados.

Los investigadores aseguran que estas conclusiones académicas se han repetido en estudios similares llevados a cabo en otros países como Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, donde niños y niñas también son separados en las escuelas.

Acabar con la segregación en las aulas

En el mundo quedan aún muchas escuelas de un solo sexo, pero están situadas en países donde las niñas no podrían acceder a una educación si no lo hacen en sus propias aulas.

En los países democráticos, los presupuestos públicos no deberían contribuir a este tipo de segregación. Por ello, algunas comunidades autónomas iniciaron ya hace años su particular cruzada contra este tipo de escuelas, retirando las subvenciones a los colegios concertados que dividían por sexos.

En la sociedad del siglo XXI hombres y mujeres conviven intensamente, necesitan entenderse y partir de unas bases comunes para no ser desconocidos unos para otras y viceversa” - manifiesta Marina Subirats. Y difícilmente esto se podrá lograr si comenzamos la segregación desde la infancia.

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