Cuando las náuseas te afectan tanto que pides que te den una pastilla por favor

Solo quien ha pasado un embarazo con náuseas sabe hasta dónde es capaz de aguantar sin pedir ayuda. De la angustia leve a los vómitos o la hiperémesis hay un buen trecho, pero está claro que cuanto más nos acerquemos al triste mundo de las náuseas continuas con vómitos, más sentiremos la necesidad de buscar ayuda farmacológica. Sucede cuando las náuseas te afectan tanto que pides una pastilla por favor.

Cuando te sientes una piltrafa sin fuerzas y lloras por el malestar continuo que invade tu cuerpo, que se extiende del estómago a la boca pero también a las extremidades debilitadas y a la cabeza embotada, a la nariz hipersensible. Así lo recuerdo yo, y aún mi cuerpo rememora ese malestar al pensar en él, al recordar situaciones concretas en las que me encontraba mal, al ver fotografías de los embarazos.

Hasta que el ginecólogo, viendo mi estado y mi súplica, me permitió que me tomara ciertas pastillas que se convirtieron en mi salvación, no sin antes decirme que no mirara los efectos secundarios... En mi caso la cápsula salvadora fue Cariban, uno de los fármacos de los que os hablamos al comentar qué sucede si los remedios naturales para aliviar las náuseas no funcionan.

Podría parecer que exagero con lo de "salvación", pero realmente lo viví así. Después de un par de meses (que no fueron los primeros como sucede habitualmente sino que las náuseas y vómitos empezaron más adelante) vi la luz. Me sentí renovada y con fuerzas al dejar de pasar esas tardes angustiosas en las que siempre vomitaba y esos días interminables intentando esquivar no sé qué, porque cualquier cosa me revolvía el estómago.

Jamás pensé que volver a ser capaz de beber un zumo me iba a dar tanta alegría. Yo era reacia a tomar ningún fármaco, el miedo de los prospectos, el miedo a hacer daño al bebé, el miedo a no ser una madre fuerte, que lo aguanta todo, como te cuentan una y otra que lo han sido con sus náuseas (¡heroínas!), el miedo a... Muchos miedos pero la cuestión era que las semanas iban pasando y no solo ya mi cuerpo debilitado, mi estado anímico también se resentía.

Cuando finalmente "desistí", y previa receta médica, por supuesto, empecé a encontrarme mucho mejor, pensé que por qué no lo había hecho antes. Esto no quiere decir que os anime a pedirle al ginecólogo que os recete un medicamento para calmar las náuseas, cada caso es particular y hay que ser consciente de los efectos secundarios de cualquier fármaco. Siempre hay que intentar los remedios naturales para controlar mareos y náuseas, pero no a todas las mujeres les funciona.

Yo, por si acaso, solo me tomaba una cápsula de las dos recomendadas y con esa dosis inferior lograba el equilibrio necesario para mitigar las náuseas. El día que se me olvidaba tomar la cápsula, inexorablemente volvían los vómitos. De hecho, hice pruebas conforme pasaban los meses para ver si finalmente las náuseas me habían abandonado. ¡Dichosas las mujeres que sólo tienen náuseas el primer trimestre! Pero en ambos embarazos seguí vomitando hasta el día del parto cuando dejaba de tomar la pastilla.

Esta es mi experiencia con una de las molestias digestivas más frecuentes del embarazo. A vosotras, ¿las náuseas os afectan tanto que tenéis que pedir ayuda para sentiros mínimamente personas? ¿Cómo ha sido vuestra vivencia en este sentido?

Foto | iStock
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