Un estudio liderado por un equipo del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), ha concluido que el riesgo de desarrollar síntomas de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) durante la infancia podría depender de la dieta de la madre durante el embarazo.
La investigación 'Ratio prenatal Omega 6-Omega 3 y síntomas del Desorden de Déficit de Atención e Hiperactividad', publicada en The Journal of Pediatrics, analizó muestras de plasma procedente de cordones umbilicales para cuantificar los niveles de Omega 6 y Omega 3 que llegan al feto. El análisis mostró que cuanto mayor es la proporción de Omega 6 con respecto a la de Omega 3, mayor es el riesgo de mostrar síntomas de TDAH a los siete años de edad.
El papel del Omega 3 y el Omega 6
Ya sabíamos que consumir Omega 3 durante el embarazo es bueno para la salud de nuestro bebé: ayuda al desarrollo del cerebro, mejora su función cognitiva y neurológica y ayuda en el desarrollo del sistema nervioso.
Además, hay estudios que evidencian que tomar alimentos ricos en este ácido graso, reduce el riesgo de que nuestro hijo sufra asma o padezca alergias.
Y es que el Omega 6 y el Omega 3 son ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga que tienen un papel crucial en la función y la arquitectura del sistema nervioso central, sobre todo al final de la gestación. Los dos se obtienen principalmente a través de la dieta y compiten por incorporarse a las membranas celulares.
Pero tienen funciones fisiológicas opuestas: el Omega 6 promueve los estados proinflamatorios y el omega-3 los antiinflamatorios. Por esa razón, es importante que se adquieran de forma equilibrada. Investigaciones previas ya habían observado que los niños y niñas con síntomas de TDAH muestran una mayor ratio Omega 6-Omega 3.
Cómo se realizó el estudio
Contó con la participación de 600 niños y niñas de cuatro regiones españolas (Asturias, País Vasco, Cataluña y Comunidad Valenciana), que colaboran en el Proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente) del Centro de Investigación de Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública.
Además de las muestras de plasma procedente del cordón umbilical, se incluyeron datos procedentes de diferentes cuestionarios respondidos por las madres. Y la evaluación de los síntomas de TDAH se realizó por medio de dos cuestionarios estándar distintos que fueron completados por el profesorado de los niños y niñas (cuando tenían cuatro años de edad) y por sus padres y madres (a los siete años).
Los resultados de la investigación muestran que por cada incremento de un punto en la ratio de Omega 6:Omega 3 encontrada en las muestras del cordón umbilical, el número de síntomas de TDAH a los siete años de edad aumentaba en un 13%.
Los autores sugieren que puede haber un error de medida a los cuatro años, ya que los síntomas detectados en edades tempranas pueden ser originados por un retraso en el neurodesarrollo dentro de la normalidad.
“Nuestros resultados están en línea con los de estudios previos que establecieron relación entre la ratio de omega-6:omega-3 que presentan las madres y diversas consecuencias en el neurodesarrollo”, señala Mónica López-Vicente, investigadora de ISGlobal y participante en la investigación.
Este estudio nos aporta una evidencia más acerca de la importancia de la dieta materna durante el embarazo.
Así lo asegura también Jordi Júlvez, investigador de ISGlobal y autor del estudio, quien añade:
"El suministro de nutrientes durante las primeras etapas de la vida resulta clave, ya que programa la estructura y la función de los órganos, lo que tiene un impacto en la salud a lo largo de toda la vida. Debido al largo periodo que precisa para desarrollarse, el cerebro es un órgano particularmente vulnerable a una programación defectuosa, por lo que este tipo de alteraciones podrían conducir a trastornos del neurodesarrollo”.
Vía | Instituto de Salud Global de Barcelona
Fotos | iStock
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