El primer trimestre es el más delicado, por lo que se recomienda escoger destinos cercanos, pues incluso los viajes cortos pueden producir estrés. No dudes en consultar con tu médico si necesitas recorrer más de 300 kilómetros, y si es conveniente recurrir al avión para que el desplazamiento dure menos. Es posible que las náuseas te impidan tener un viaje apacible, para mitigar esta molestia puedes utilizar pulseras, comprimidos o parches inocuos para el bebé.
Si te encuentras en el segundo trimestre, estarás más preparada y en mejor estado para viajar, las náuseas habrán desaparecido, así como los riesgos de aborto espontáneo, además, el volumen de tu tripa todavía no resulta incómodo. Aunque esto no resta que puedas cansarte, por lo que es conveniente que dedices unos minutos a estirar las piernas. No debes emprender el viaje con el estómago vacío y si te entra apetito por el camino, recuerda tomar algo ligero y nutritivo, además de hidratarte bebiendo líquidos, sobre todo si el transporte tiene aire acondicionado.
El tercer trimestre puede resultar el más incómodo para viajar debido al aumento de peso y el volumen de la barriga, el cansancio se hace notar, pero seguramente las vacaciones bien merecen este pequeño sacrificio. Lo que se hace más necesario es escoger un destino cercano al hogar y al centro médico que te atiende. A partir del séptimo mes es recomendable llevar la documentación médica, pues puede resultar muy útil en caso de que se produjera un parto prematuro.
Así que ya sabéis que el embarazo no tiene por qué dejaros sin vacaciones, el destino no es siempre tan importante como el bienestar que se busca en una época de descanso. Disfrutad en familia de las vacaciones estivales, pero sin dejar de pensar en el bebé que el próximo verano las disfrutará con vosotros.
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