El ginecólogo es un profesional muy importante para la embarazada. Es, ni más ni menos, la persona a la que le confiamos el seguimiento de nuestro embarazo y el nacimiento de nuestro bebé. Debe ser un médico con el que la mujer se sienta cómoda y segura.
No dudo de que los ginecólogos están muy bien preparados desde el punto de vista médico, pero hay otra faceta no menos importante que tiene que ver con lo emocional y con la sensación de que se respetan los deseos de los futuros papás, que no siempre está cubierta. Comentaremos siete signos que te indican que debes cambiar de ginecólogo.
Te hace esperar demasiado
Con el ginecólogo que llevó mis embarazados me tocaba cómo mínimo una hora de espera, algo que me desesperaba bastante. Entiendo que la atención de las embarazadas puede ser muy imprevisible (si alguna se pone de parto deberá dedicarse a ella), pero las esperas demasiado largas me parecen una falta de respeto al paciente.
No creo que la espera signifique que un médico sea bueno y por eso muy solicitado. Es una cuestión de calidad de atención. Por eso si tu ginecólogo te hace esperar más de dos horas cada vez que tienes consulta, es momento de pensar en un cambio.
No recuerda tu nombre
Es normal que no recuerde los nombres de todas las mujeres, atiende a muchas embarazadas, pero al menos que veamos que hace el esfuerzo y que con el pasar de los meses ya lo recuerda.
El trato personalizado y cercano es un punto fundamental en la atención de la embarazada. Si te hace sentir que eres sólo un número de historia clínica, me plantearía buscar un profesional más cercano.
No te informa adecuadamente
La embarazada no merece un trato de esperar dos horas en la sala de espera y una consulta de 10 minutos (toma de tensión, peso, ecografía rápida y fuera). Un buen ginecólogo debe informar y responder todas las dudas que puedan surgir a los futuros papás.
Si te dice que lo busques en internet en lugar de explicarte cuestiones relativas a tu embarazo, es un mal signo.
No conoce los detalles de tu embarazo
Otra vez el trato personalizado del que hablábamos antes. Porque podemos perdonarle que no recuerde tu nombre, pero no que olvide asuntos relativos al desarrollo de tu embarazo, como si esperas niño o niña, o has tenido algún problema en el embarazo anterior.
Pude hacerte sentir que no está involucrado lo suficiente, e incluso un tanto insegura. Tal vez sea hora de cambiar.
No tienen la misma sintonía
Es crucial que te sientas cómoda con tu ginecólogo, que confíes en él (o ella) y te sientas segura en sus manos. Va a acompañarte durante nueve meses para culminar con uno de los días más importantes de tu vida, el del nacimiento de tu bebé.
Debes sentir que respeta tus decisiones y que van en la misma sintonía en cuanto a lo que quieres para tu parto. Sino, busca un ginecólogo que entienda tus peticiones antes de que llegue el parto.
No te escucha
La embarazada no es un envase que lleva un bebé dentro. Si sientes que sólo va a lo que va (controlar la evolución del bebé) y no escucha tus dudas o que minimiza tus preocupaciones, también es una mala señal.
Ordena pruebas innecesarias
Si ya de por sí es el momento del embarazo genera preocupación, un exceso de pruebas médicas puede hacer sentir a la embarazada más ansiosa de lo normal.
Claro que muchas son necesarias y rutinarias, pero si crees que ordena la realización de numerosos estudios sin justificación médica, habla con tu ginecólogo sobre el tema o cambia de profesional.
No tienes por qué conformarte con el ginecólogo que te ha tocado si no te sientes cómoda con él (o ella). Seguro que hay un profesional allí fuera con el que te sentirás más segura y comprendida. ¿Te ha pasado? ¿Has cambiado o te planteas cambiar de ginecólogo?
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