Cuando has tenido hijos y te enteras de que una mujer ha descubierto que iba a ser madre justo antes de dar a luz, te suena a invención. ¡Parece imposible no notar los síntomas del embarazo, no sentir al bebé, además de ver cómo crece la tripa!
Pero es una posibilidad real. Aunque la mayoría de las mujeres saben que están esperando un bebé entre las semanas cinco y doce de gestación, es posible no descubrir que van a ser madres hasta que se ponen de parto. Se llama embarazo críptico (del griego kryptos,'oculto') y ocurre cuando los métodos de diagnóstico habituales fallan.
Así nos lo explica la doctora Alicia Esparza, ginecóloga del Hospital Vithas Medimar Internacional. Pero queremos saber más: cómo es posible que la madre no se de cuenta de su gestación, qué riesgos implica o qué probabilidades hay de tenerlo.
¿Cómo se gesta un embarazo críptico?
La cadena de acontecimientos normales sería que, ante la falta de la menstruación, la mujer se realizase una prueba de embarazo en orina o sangre. Si fuese positiva, acudiría a su ginecólogo para realizarse la primera ecografía y confirmar el embarazo.
"Cuando estamos ante un embarazo críptico algo en esta cadena falla", explica la ginecóloga. "Puede ser que el test de embarazo de negativo y confundamos los síntomas típicos del embarazo con otros cuadros como indigestión, estreñimiento o fatiga".
Este embarazo se asocia a mujeres que tienen menstruaciones irregulares, (provocadas por ejemplo por el Síndrome de Ovario Poliquístico), menopausia precoz o practican deportes de alto impacto.
Así lo detalla la doctora, que asegura que "en estos casos es habitual que las reglas pueden desaparecer durante meses". Y añade otras causas asociadas, como el fallo de métodos anticonceptivos y el embarazo durante la lactancia.
Los riesgos que implica
El mayor peligro que implica el embarazo críptico es la falta de control, de realizar las revisiones médicas necesarias en la gestación. Es la conclusión de la doctora Alicia Esparza, que habla del seguimiento habitual de un embarazo normal:
Suplementación con ácido fólico para reducir el riesgo de defectos del tubo neural.
Se hace un cribado de anomalías de los cromosomas y malformaciones fetales mediante ecografías y analíticas.
Control de la diabetes gestacional y otras enfermedades graves en el embarazo como serían la preeclampsia, la eclampsia y el síndrome de HELLP, que podrían producir desde un retraso de crecimiento fetal a una muerte materna o fetal.
Poco frecuente, pero no imposible
Los embarazos crípticos no son comunes, pero tampoco desconocidos. La ginecóloga del Hospital Vithas Medimar de Alicante señala que aunque "no se conoce su incidencia, los estudios hablan de uno de cada 2.500 gestaciones".
"Es muy infrecuente que una mujer en estado avanzado del embarazo no se de cuenta de su situación, pero existen casos descritos y los profesionales debemos tener en mente esta posibilidad".
Aunque señala que no hay un grupo particular de mujeres con mayor riesgo de presentar este tipo de embarazos, puede ocurrir que:
Un adolescente tema la reacción de su familia y no realice seguimiento alguno de su embarazo hasta que llega el parto.
Una persona con sobrepeso no note los movimientos del bebé.
Los sangrados en el primer trimestre del embarazo sean confundidos con la menstruación.
La situación personal o laboral de una mujer adulta provoque una negación de su propio embarazo.
La negación del embarazo
Se llama negación del embarazo a la situación en la que la mujer no se hace consciente de estar embarazada y se mantiene ignorante de ello.
Puede que pensemos que esto solamente le sucede a chicas muy jóvenes o a quien ya padeciera un trastorno o retraso mental. Pero no es cierto. Resulta que la mitad de las mujeres que lo padecen ya habían tenido hijos anteriormente, y además es un problema que no está relacionado con casos de exclusión social o marginalidad, sino que se puede presentar en todas las clases sociales, económicas y en todos los niveles educativos de manera repartida.
De igual modo, el entorno, amigos, familiares y compañeros suelen permanecer también ignorantes del embarazo y, a posteriori, afirman no haber notado nada raro. Incluso las parejas con las que conviven no se dan cuenta.
Y es que es habitual en estos casos de negación del embarazo que, el cuerpo, ignorante de su estado, no cambie como en el resto de las embarazadas. El bebé se coloca a lo largo y el vientre apenas sobresale. No hay náuseas ni mareos, y si se presentan, la mujer los descarta como producto de algún problema leve. El bebé no se mueve mucho o, cuando lo hace, la mujer piensa que son gases. Algunas incluso siguen teniendo la regla.
En esos casos el peligro es evidente. Cuanto más tarde suceda la comprensión del estado mayor será el trauma. Aunque incluso cuando nace el bebé en la mayoría de las mujeres se llega a producir una reconciliación con lo sucedido y pueden criar a su hijo normalmente existen riesgos si se llega al parto sin haber sabido nada.
Cuando la negación es total y llega al punto de presentarse el parto habrá gran angustia al darse cuenta de que no reconoció los signos de su cuerpo y no cuidó del feto adecuadamente. La madre sigue en algunos casos sin poder darse cuenta de que los dolores que sufre son de parto y de lo que sucede hasta que nace el bebé. El trauma es enorme y entonces puede aumentar su desconexión con la realidad. La mayoría logran recuperarse y vincularse a su hijo, sobre todo si el parto sucede en buenas circunstancias y acompañada o en un centro médico al que sea trasladada.
Pero hay algunos casos en los que la madre, y eso la hace especialmente vulnerable, da a luz a solas y no consigue reconocer que está pariendo. Nace el niño y no sabe que es un niño, pierde completamente la comprensión de la realidad. En algunos casos el bebé muere por falta de cuidados, por abandono o por la misma mano de la madre trastornada.