La llegada del otoño es recibida por los más pequeños con auténtica fascinación. Ver las calles de nuestra ciudad cubiertas de hojas secas, pisarlas, hacerlas crujir entre sus deditos o llevarse una de cada color para casa...parece que los niños encuentran en los árboles un compañero de juegos estacional.
Para los que tenemos la suerte de disponer de zonas arboladas cercanas a casa, salir a recoger hojas los fines de semana se convierte en una actividad divertida, económica y que no requiere un despliegue de medios ni preparación previa.
Solo tienes que llevar una cesta o bolsa y calzado cómodo y muchas ganas de pasear y disfrutar de una jornada al aire libre. Si te acercas hasta algún monte o bosque algo alejado de casa, sería recomendable llevar también agua, algo de comida que te dé energía y un chubasquero o paraguas por si llueve, además de ropa de abrigo.
Música bajo tus pies
Una actividad ideal para niños que ya tienen cieta autonomía de movimientos, ya que lo más divertido es corretear, saltar y hacer crujir las hojas bajo los pies.
En la cesta vamos depositando aquellas hojas especiales por su color, tamaño, forma o textura, hasta tener una selección amplia y variada que nos va a servir para el desarrollo de otras actividades en familia.
Una vez en casa, podemos extender las hojas para que se sequen e ir clasificándolas en función de su utilidad final.
Enteras o troceadas
Podemos guardarlas en un cuaderno a modo de herbario o trocearlas con las manos, mezclar los pedacitos y utilizarlas para diseñar un collage sobre papel o cartulina, que podemos enriquecer utilizando también otros materiales que tengamos para reciclar. Aquí pueden participar también los peques, sobre todo en la tarea de trocear las hojas; les encanta el sonido que hacen al romperse y la textura rugosa, merece la pena observar sus caras.
Una actividad que les vincula desde edad temprana a la naturaleza y desarrolla todos sus sentidos.
En Feliz Aprendizaje | Fin de semana: una tarde con sus primeros amiguitos