Cómo enseñar a los niños a ser compasivos y sensibles al dolor de los demás

La compasión es un sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante el sufrimiento ajeno. A través de este sentimiento podemos conectar con el dolor de las personas y empatizar con ellas. Es como un motor que nos impulsa a la hora de ayudar a los demás.

Cultivar este sentimiento en los más pequeños es un pilar fundamental para su inteligencia emocional. Ayudando a otros niños pueden conocerse más a sí mismos y además, desarrollar ciertas habilidades sociales y emocionales. ¿Cómo fomentar la compasión en los niños?

La compasión: qué es y cómo nos ayuda

Como decíamos, la compasión es la emoción que nos permite percibir el dolor ajeno (también al nuestro propio, a través de la autocompasión), ser sensible a él y responder a través de conductas de ayuda, de escucha, de amabilidad...

La compasión es la emoción que nos permite percibir el dolor ajeno, ser sensible a él y responder a través de conductas de ayuda, de escucha, de amabilidad...

A los niños la compasión les ayuda a entender a las otras personas, a detectar cuándo pueden necesitar esa ayuda y por consiguiente, a ayudarlas. Y, por otro lado, la autocompasión les ayuda a ser sensibles a sus propias necesidades, identificando qué necesitan en cada momento; por ejemplo, cuándo necesitan descansar, cuándo necesitan llorar, pedir ayuda, hablar con alguien...

Cómo enseñar a los niños a ser compasivos

¿Cómo podemos enseñar a los niños a ser más compasivos con los demás? Hay algunas ideas que pueden ayudarnos:

1. Ser su ejemplo

Si quieres que tus hijos sean compasivos, sé tú también compasivo, a través de tus palabras pero también de tus hechos. Podemos serlo por ejemplo ofreciendo ayuda a quien lo necesite: "¿estás bien?", "¿necesitas ayuda?", "¿quieres que me quede?". Recuerda que los niños aprenden en gran parte por imitación, a través del ejemplo, y que somos sus referentes.

2. Practicar la solidaridad

La compasión también puede manifestarse a través de la solidaridad. Podemos educar a los niños en el valor de la solidaridad a través de pequeños actos que podemos hacer juntos, como.

3. Buscar juntos formas de ayudar

Se trata de buscar, conjuntamente, formas de ayudar a las personas, en el día a día. Podemos hablar de situaciones que se ha encontrado en las que podría haber ayudado (o en las que él ha sido ayudado).

Se trata de buscar, conjuntamente, formas de ayudar a las personas, en el día a día. Podemos hablar de situaciones que se ha encontrado en las que podría haber ayudado.

Por ejemplo, si estando en el parque otro niño llora porque se le ha roto el juguete, una idea puede ser compartir sus juguetes para que se sienta mejor, o si alguien se cae y se hace daño, podemos preguntar "¿estás bien?", y tenderle la mano.

A veces con una palabra y un sencillo gesto, podemos ayudar mucho. O si por ejemplo su hermano pequeño necesita ayuda con los deberes, ¿cómo puede ayudarle?

4. Reflexionar juntos

Reflexionar con él sobre qué significa qué alguien lo esté pasando mal, y qué podemos hacer para ayudar a las personas que nos necesitan. "¿Cómo sabemos que alguien lo está pasando mal?", ¿"De qué forma podemos ayudar con nuestros actos?" (por ejemplo, podemos hacer una lluvia de ideas).

Hay algunos recursos que nos pueden ayudar a promover esa reflexión de forma más dinámica y divertida, como películas, cuentos y libros donde la compasión y el ayudar a los demás estén presentes.

5. Hacer un dibujo

Otra idea para cultivar la compasión en los niños es a través de la creatividad. Podemos hacer juntos un dibujo sobre algún día que ayudamos a alguien, y explicar cómo nos sentimos ese día.

O un dibujo sobre qué significa, para nosotros, ayudar a los demás, empatizar... Cuando a los niños se les anima a dar rienda suelta a su imaginación, su mundo emocional aflora, y es genial porque podemos acceder más fácilmente a él.

6. Enseñar a perdonar

Para cultivar la compasión, también es imprescindible aprender a perdonar. Ser rencorosos nos aleja de esa compasión que nos hace humanos. En cambio, el perdón permite sanar. Pero ojo, porque perdonar no es fácil, y muchas veces hacerlo requiere tiempo y reflexión.

Es importante, además, hacer entender a los niños que perdonar no significa olvidar, que las cosas no puedan dolernos o que no sea importante ser responsables con los propios actos. Pero sí es, en cambio, darse permiso para soltar y así, poder avanzar.

7. Enseñar a escuchar

Finalmente, otra forma de enseñar a ser compasivos es enseñar a escuchar (para poder entender el dolor o las dificultades ajenas). Pero escuchar de verdad, con el corazón abierto. ¿Qué es una escucha activa?

Aquella en la que ponemos atención a lo que el otro nos está diciendo, sin juzgarlo, que nos lleva a hacer preguntas, a mirar directamente a los ojos del otro, a respetar los silencios y a mostrar curiosidad e interés por sus palabras.

Podemos enseñar la escucha activa a través de juegos o mímica (donde se aprende a entender y potenciar el lenguaje no verbal, tan importante en la escucha activa).

Foto | Portada (Freepik)

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