Los bebés y niños pequeños lloran con mucha frecuencia, pues es la única forma que tienen de transmitirnos sus necesidades, al carecer de habilidades lingüísticas que les permita hacerlo verbalmente.
A medida que van creciendo, los llantos y rabietas se irán haciendo menos frecuentes, aunque eso no significa que desaparezcan. Y es que aunque el niño ya sea capaz de verbalizar lo que le pasa, todavía necesitará de nuestra ayuda para tolerar sus frustraciones y regular sus emociones.
Es muy importante que los padres validemos lo que están sintiendo y les ayudamos a gestionarlo evitando ciertas frases tóxicas que, aunque seguro que las decimos con la intención de consolar, no hacen ningún bien, sino todo lo contrario.
"No llores, que pareces un bebé"
En un intento de consolar al niño que llora, muchos adultos caen en el error de infantilizar sus sentimientos diciéndole "que parece un bebé", como si el hecho de llorar únicamente debiera corresponder a la etapa de lactante.
Pero además, menospreciar el llanto del niño con esta u otras frases similares tiene otras consecuencias negativas:
Las emociones del niño quedan invalidadas
Cuando el niño llora lo hace porque no puede/sabe expresar de otro modo lo que está sintiendo. En ese momento lo que necesita es que lo abracemos, acompañemos y ayudemos a gestionar sus emociones.
Pero diciéndole que no pasa nada o ridiculizando su llanto le estaremos confundiendo (¡para él/ella sí está pasando algo!), sentirá que sus emociones no cuentan y, sobre todo, que no nos interesan ni le comprendemos.
Se sentirá ridiculizado
Aunque evidentemente no lo hagamos con esa intención, si comparamos a nuestro hijo con un bebé lo estaremos ridiculizando, pues crecer y superar etapas es una de las cosas que más orgullo provoca en los niños.
Quizá porque los adultos somos conscientes de este orgullo que sienten, muchas veces caemos en el error de intentar incentivarles recordándoles que "ya no son bebés", sin darnos cuenta de la frustración, desánimo o vergüenza que les podemos hacerles sentir si creen que "no están a la altura" de lo que les exigimos.
Llorar no es solo cosa de bebés
Pero en relación al punto anterior, si lo pensamos detenidamente nos daremos cuenta de lo estúpido que resulta semejante símil, pues el llanto no es algo exclusivo de los bebés.
Los niños también lloran, ¡e incluso lloramos los adultos!, por lo que es bueno, saludable y positivo normalizarlo. Recordemos que el llanto no es más que la expresión de una emoción como la impotencia, la tristeza, la rabia o el enfado, y todas las emociones que sentimos son válidas y necesarias; solo hay que aprender a gestionarlas.
Le estaremos fallando
En este sentido, si nuestro hijo siente que cada vez que llora (por el motivo que sea) nosotros invalidamos su llanto, lo ignoramos o lo ridiculizamos, con el tiempo tenderá a ocultar sus emociones y no querrá compartir con nosotros sus preocupaciones.
Si por el contrario, el niño se siente arropado cuando llora, sabe que vamos a ayudarle a gestionar lo que está sintiendo y que le prestaremos nuestra ayuda para solucionar lo que le preocupa, nuestro vínculo se irá haciendo cada vez más fuerte, de manera que hoy acudirá a nosotros con su llanto infantil, pero mañana lo hará con sus preocupaciones adolescentes.
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