Nueve propósitos de año nuevo para los niños y cómo ayudarlos a cumplirlos

Cada año que estrenamos suele venir acompañado de una lista de propósitos que los adultos nos ponemos para mejorar en determinadas parcelas de nuestra vida y sentirnos mejor con nosotros mismos.

Pero también es muy positivo que los niños se pongan propósitos y luchen por cumplirlos, pues esto les ayudará a alcanzar nuevos objetivos, a motivarse y a superarse a sí mismos.

Te compartimos nueve propósitos de año nuevo para los niños y cómo podemos ayudarles a cumplirlos.

Los beneficios de que los niños se pongan propósitos de año nuevo

Aunque solemos relacionar la lista de propósitos de Año Nuevo con la vida adulta, también es muy bonito y positivo que los niños se pongan sus propios propósitos. Establecerse unas metas con el objetivo de alcanzarlas les beneficia en los siguientes aspectos:

Esfuerzo. Luchar por alcanzar un objetivo implica esforzarse, hacerse responsable de los propios actos y valorar las consecuencias de ese esfuerzo.

Motivación. Tener una lista de propósitos ayuda a los niños a sentirse motivados y útiles, y en consecuencia, a luchar por conseguir su objetivo.

Creatividad. Aunque es posible que los niños necesiten de nuestra ayuda para ponerse sus propósitos de año, alcanzar la meta va a depender exclusivamente de ellos y de cómo se las ingenien para lograr sus objetivos.

Toma de decisiones. Para cumplir con sus propósitos los niños deberán tomar pequeñas decisiones y sortear los diferentes obstáculos que se vayan presentando a lo largo de su camino.

Todo ello les hará mejorar destrezas y habilidades imprescindibles para su futuro, así como identificar sus propias fortalezas y potenciarlas.

Cuando el niño finalmente cumple con su propósito -o incluso simplemente al intentarlo- se siente orgulloso de su esfuerzo, mejorando su autoestima y la seguridad en sí mismo.

Nueve propósitos de año nuevo para niños

A la hora de que los niños se pongan propósitos es necesario tener en cuenta dos premisas fundamentales:

La primera, es que los propósitos o metas deben ser realistas y aunque requieran un esfuerzo, el niño debería poder lograrlos. Por otro lado, no es recomendable elaborar una larga lista de propósitos, pues puede resultar abrumador para ellos. Bastará con dos o tres objetivos, o incluso menos si los niños son muy pequeños.

Estos son algunos de los propósitos para niños que podéis plantearos:

Ser agradecidos

Dar las gracias implica reconocer la bondad, la predisposición o la actuación de una persona. También implica ser consciente de lo que tenemos y valorarlo. Se trata de una palabra sencilla, pero con un potente significado que nos acerca a los demás y nos permite vivir de forma más plena.

El primer propósito de año nuevo que os plantemos para los hijos es el de enseñarles a practicar la gratitud cada día. Podemos hacerlo de una forma divertida, como por ejemplo mediante juntas de familia, escribiendo en un papel aquello que les haya sucedido durante el día y por lo que quieran dar gracias, o creando vuestro propio ritual de agradecimiento.

Valorar más lo que tienen

Este propósito está muy relacionado con el anterior, y con valorar las pequeñas cosas y ser conscientes de lo afortunados que somos. Y es que con demasiada frecuencia nos dejamos arrastrar por el consumismo que impera en la sociedad y arrastramos a nuestros hijos con nosotros. Esto hace que los niños tengan montones de juguetes, ropa y pertenencias, valoren menos las cosas y quieran tener cada vez más.

Enseñar a los niños a disfrutar de forma consciente de lo que tienen, hablar en familia del valor de las cosas y practicar un consumo responsable sería un maravilloso propósito de año.

Esforzarse más

El esfuerzo es un valor que debemos inculcar a nuestros hijos desde que son pequeños. Sobreprotegerlos y darles todo lo que piden para evitarles problemas o sufrimientos, les hará crecer pensando que las cosas se consiguen fácilmente y sin necesidad de esforzarse.

Por eso creemos que un buen propósito de año para los niños sería impulsar su capacidad de esfuerzo y sacrificio día a día, convirtiendo conductas en hábitos y tratando siempre de superarse un poco más.

Practicar el autocontrol emocional

Una parte esencial de la educación emocional de nuestros hijos, es el autocontrol. Enseñar autocontrol a los niños les permite tener una vida más armoniosa y una mejor gestión emocional, además de lograr mejores relaciones sociales al comportarse de forma positiva y constructiva.

Son muchas las técnicas de relajación para que los niños aprendan a controlar sus impulsos y autorregular su comportamiento, y como propósito de año podemos planteárselas a nuestros hijos.

Cada día, un gesto solidario

Un maravilloso propósito de año para los niños sería el de realizar un gesto solidario cada día, como sujetar la puerta a alguien, ceder el paso, compartir, interesarse por el compañero que lo está pasando mal, cuidar el medioambiente, llevar la compra a algún vecino...

Actuando desde su pequeña parcela de responsabilidad, los niños estarán contribuyendo a construir un mundo mejor, además de hacer la vida más fácil y feliz a quienes les rodean.

Pasar más tiempo haciendo actividades al aire libre

Tanto el aumento del uso de las pantallas como la comodidad que supone ir en coche a todos los sitios, está haciendo que cada vez más niños pasen menos tiempo al aire libre. De hecho, el déficit de naturaleza ya es un problema real del que alertan los pediatras.

Por eso, uno de los propósitos de año que los niños podrían hacerse es pasar más tiempo en exteriores. Pero lógicamente ellos no pueden hacerlo solos, así que los padres debemos procurar que logren su objetivo con prácticas cotidianas como ir caminando o en bici al colegio, merendar o jugar cada día un ratito en el parque, practicar deporte juntos al aire libre o hacer planes en exteriores los fines de semana.

Buscar una nueva afición

Son muchos beneficios que aporta tener un hobby, y en el caso de los niños estos beneficios también impactan directamente en su desarrollo emocional y social.

Si tu hijo aún no ha encontrado una afición que le motive, este año podría ser el momento de probar cosas nuevas, divertirse, aprender y dar con ese hobby con el que realmente se sienta a gusto y pueda dar rienda suelta a su creatividad.

Trabajar la creatividad

Los niños son genios de la creatividad, pero a medida que van creciendo la van perdiendo, especialmente a causa de la influencia del entorno.

Ayudemos a nuestros hijos a potenciar y reflotar su creatividad animándoles a realizar actividades en las que su imaginación y espontaneidad sean claves. Permitamos que los niños pinten sin límites, se ensucien, exploren, investiguen, potencien su curiosidad innata, practiquen en la cocina...

Leer un rato cada día

La lectura es uno de los hábitos más importantes que debemos inculcar como padres a nuestros hijos. Mientras son pequeños debemos poner a su disposición todo tipo de cuentos infantiles para que puedan manipularlos y hojearlos, así como leerles un ratito cada día.

Cuando hayan aprendido a leer es importante fomentar el hábito lector regalándoles libros acordes a sus gustos, visitando librerías o bibliotecas y compartiendo ratos de lectura en familia.

¿Cómo podemos ayudarles a cumplir sus propósitos?

A la hora de ayudar a los niños a cumplir con sus propósitos es imprescindible confiar en ellos y alentarles para que los consigan.

Quizá en algún momento fallen, se olviden, se frustren si no lo logran o incluso quieran abandonar su objetivo. No es malo que esto suceda, sino todo lo contrario: se nos presenta una maravillosa oportunidad para trabajar con nuestros hijos diversas habilidades como la responsabilidad de los actos, la constancia, la perseverancia y la resiliencia.

Podemos ayudarles a cumplir sus propósitos reservando un ratito semanal para hablar de sus objetivos, de lo que han avanzado con ellos o las dificultades que han encontrado.

Es fundamental que les alentemos a la hora de perseguir sus objetivos, les elogiemos cuando sea necesario, les ayudemos si es preciso y sobre todo, seamos un buen ejemplo para ellos.

Como decíamos al inicio, cumplir con los propósitos que uno mismo se pone ayuda a reforzar la autoestima, la seguridad y la autoconfianza, lo que a su vez repercute en la felicidad.

Foto de portada | Freepik

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