Los ocho años es la edad más complicada para los padres y con mayores desafíos en la crianza, según una encuesta

Los ocho años es la edad más complicada para los padres y con mayores desafíos en la crianza, según una encuesta
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Que si "prepárate para no volver a dormir cuando nazca el bebé". Que si "lo verdaderamente terrible llega a los dos años con las famosas rabietas". Que si "los dos años no son nada comparado con los seis, en los que se creen muy mayores y no aceptan ayuda de nadie". Que si "ya verás cuando lleguen a la adolescencia, eso sí que va a ser para echarse a temblar"...

La crianza de los hijos está plagada de augurios de este tipo. No importa la edad que tenga el niño, porque siempre habrá quien te asegure que 'los peores momentos están por llegar', como si ser padre fuera una prueba de obstáculos que lejos de disfrutar y hacerte crecer como persona, implicara todo lo contrario.

Y a mí, que nunca me ha gustado eso de estigmatizar las edades o fases evolutivas por las que pasan los niños, leo estupefacta una encuesta realizada por la empresa Onepoll en colaboración con MixBook entre más de 2000 padres que afirman que los ocho años son la edad más difícil para criar a un hijo. ¿Queréis saber los motivos?

Los ochos años: la edad que separa la infancia de la preadolescencia

ocho años

Los padres participantes en la encuesta creen que los ocho años son la edad más difícil en lo que a crianza se refiere. Mucho más difícil que los dos, tres o cuatro años, pues se trataría de una edad intermedia entre la niñez y la preadolescencia, y esto plantea numerosos retos que pueden llegar a desesperar a los progenitores en un momento dado.

Los padres definen a los niños de esta edad como independientes, obstinados, atrevidos e incluso desafiantes. Niños que no dudan en ignorar las normas en un momento dado y buscar su propia individualidad. Esto hace que muchos padres (que ya se habían acostumbrado a dejar muy atrás la fase de las rabietas, los continuos 'noes' y los 'yo puedo solito'), se sientan de pronto desbordados, perdidos e incluso faltos de paciencia a la hora de educar.

Pero no todo son retos en la crianza de un niño de ocho años, pues los encuestados también afirman que se trata de una edad en la que las emociones están a flor de piel, por lo que las caricias, los abrazos y los besos entre padres e hijos son una constante.

Los niños se dan cuenta de que están cambiando y avanzando hacia la preadolescencia. Pero a la vez se sienten pequeños y necesitan del amparo y la protección de sus padres. Quizá sea esta combinación lo que lleva a los progenitores a valorar esta edad como una de las más complejas en la crianza

Los dos, los cuatro, los ocho, los doce... ¡todas son edades maravillosas de las que podemos aprender!

ocho años

Como decía al inicio, nunca me han gustado los tópicos que hacen referencia a la edad de los niños, si bien reconozco que en alguna ocasión he podido caer también en ellos, arrastrada por las creencias y augurios populares.

Y no me gusta clasificar las edades por considero que cada niño es único e irrepetible y evoluciona a su propia ritmo. Además, ¿por qué nos empeñamos en etiquetar conductas (que por otro lado, son normales, saludables y necesarias para su desarrollo) y reducir así nuestro campo de visión?

Si nos quedamos con la idea de que los niños de ocho años son desafiantes, tercos e independientes, y por consiguiente, esta esta edad se convierte en la más difícil para los padres, tendremos un importante sesgo y es posible que incluso afrontemos la etapa con recelo, dudas o miedo.

Pero todas esas características y dificultades que se describen en la encuesta, en realidad deberíamos verlas como una maravillosa oportunidad de acompañar a nuestros hijos en una nueva etapa de su vida; una etapa que aunque puede entrañar cierta complejidad al encontrarse a caballo entre la infancia y la preadolescencia, nos aportará momentos únicos e increíbles que merecen ser vividos en todo su esplendor.

Y es que si siempre hemos procurado fomentar la autonomía de nuestros hijos desde su más temprana infancia, ¿por qué ahora nos asusta que quieran ser independientes, asumir pequeñas responsabilidades o incluso necesitar su parcela de intimidad?

Es cierto que puede ser difícil para un padre experimentar estos cambios tan sustanciales, prácticamente de un año para otro. Pero si lo pensamos bien, esta independencia nos puede llevar a pasar ratos realmente divertidos y enriquecedores con nuestros hijos, debatiendo sobre temas de actualidad, haciéndoles partícipes en la búsqueda de problemas rutinarios que puedan surgir o incluso pidiendo su colaboración para hacer tareas en las que seguro que tienen mucho que aportar.

También es importante que respetemos su intimidad y sus relaciones sociales, pues en esta edad las amistades empiezan a adquirir una gran importancia. Así que si nuestro "pequeño" prefiere jugar o hablar con sus amigos antes que con nosotros, no se lo reprochemos ni lo veamos como un desafío hacia los padres, sino como un paso importante, saludable y necesario en su desarrollo e independencia.

Pero recordemos que tengan la edad que tengan, nuestros hijos siempre nos van a necesitar, y por eso es importante acompañarles de una manera respetuosa, sabiendo escuchar cuando lo necesiten, buscando momentos de conexión con ellos y permitiendo que se refugien en nuestros brazos siempre que lo deseen.

Los ocho años es una edad maravillosa, cargada de variados y ricos matices. Nuestros hijos crecen y ganan autonomía, ¡y eso es fantástico!

Es una edad plagada de ingenio, de ocurrencias, de iniciativas y de ir descubriendo poco a poco la propia esencia de cada uno. También es la edad de los planes en familia cada vez más maduros e interesantes, de las lecturas compartidas y los debates sobre cuestiones de la vida que quizá nunca antes se nos habían planteado.

Es una edad tan enriquecedora y bella, que siento que realmente debemos agradecer el hecho de poder acompañar en esta aventura de la vida a nuestros, cada vez menos pequeños, hijos.

Así pues, ni dos años, ni ocho, ni adolescencia. No hay edades 'terribles' en cuando a crianza se refiere, sino edades con necesidades diferentes que los padres hemos de saber aceptar y guiar desde el respeto y la comprensión, viendo los desafíos como oportunidades de seguir aprendiendo y creciendo junto a nuestros hijos.

Fotos | iStock

Vía | Fatherly, Parents

En Bebés y Más | 11 cosas positivas de los no tan "terribles" dos años, 27 cosas que han de saber los niños a los 12 años (y mejor que las conozcan por ti)

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