Seguro que cuando recordamos momentos felices de nuestra infancia vienen a nuestra memoria ratitos de juegos en familia. Si cierro los ojos puedo verme jugando a las cartas o al parchís con mi abuela, "enrededándome" con mis hermanos mientras jugábamos al Twister, echando un partido de fútbol con mi padre o pasando las tardes de domingo con mi madre, frente a un bol de palomitas y un montón de juegos de mesa.
Y es que disfrutar de juegos en familia será, probablemente, uno de los recuerdos de la infancia más bonitos que les quede a nuestros hijos, además de aportarles múltiples beneficios para su desarrollo físico y emocional desde que son bebés. ¡Te contamos todo lo que puede aportar un rato de juego con nuestros peques!
1) Aprenden a través de nuestro ejemplo
Los padres somos el principal referente de nuestros hijos durante su infancia y su primer modelo a seguir. Ellos nos imitan en todo, de ahí que siempre insistamos en la importancia de dar ejemplo con nuestros actos.
A través del juego también aprenden de nosotros, y es una oportunidad fantástica para enseñarles a jugar limpio, a respetar al resto de participantes, a seguir las normas de juego, a ganar con honradez y también a saber perder.
2) Se fortalece el vínculo entre padres e hijos
Cualquier actividad que compartamos y disfrutemos con nuestros hijos servirá para fortalecer nuestro vínculo con ellos y para mejorar nuestras relaciones.
Además, a través del juego manifestamos emociones y sentimientos, y se genera una comunicación placentera entre todos los participantes, de manera que nos ayuda a conocernos mejor y a entender los sentimientos de los demás.
3) Se generan endorfinas
Jugar en familia es divertido y relajante. Nos hace sentir bien, reírnos, disfrutar de un ambiente distendido y mejorar nuestro estado de ánimo. Y todo ello gracias a las endorfinas, las hormonas de la felicidad que el cuerpo segrega ante emociones placenteras.
Además, durante el juego también se segrega dopamina, que potencia el proceso de aprendizaje y la imaginación.
4) Aprenden mientras juegan
Los niños aprenden mientras juegan desde que son bebés, explorando, experimentando, descubriendo y solucionando problemas y situaciones de forma imaginativa y lúdica.
A través del juego, el niño fomenta su curiosidad, entusiasmo y perseverancia, mejora su atención y desarrolla habilidades sociales, como la cooperación (a través de juegos de equipo), la negociación o la resolución de confictos (por ejemplo, a través de juegos de estrategia como el ajedrez).
5) El juego nos descubre sus habilidades
Durante el juego los niños se muestran tal y como son, y la información que nos aportan es realmente valiosa a la hora de detectar sus virtudes, habilidades, aptitudes o limitaciones. Además, jugar juntos nos ayudará a conocer mejor los gustos de todos los miembros de la familia.
6) Se fomenta su autoestima
Cuando jugamos con nuestros hijos ellos perciben que son importantes para nosotros y que tenemos tiempo para dedicárselo en exclusiva y disfrutar junto a ellos, lo que ayuda a fortalecer su autoestima.
Además, durante el juego podemos ayudarles con frases positivas y motivadoras que les animen a superarse o a mejorar la jugada, y felicitarles y mostrarnos orgullosos por el resultado obtenido (sea el que sea) y lo bien que han jugado.
7) Control emocional
La gestión emocional consiste en saber regular y expresar las propias emociones, algo que constituye la clave tanto para comprender las emociones de los demás, como para que los demás nos comprendan a nosotros.
Es muy importante saber hacer una buena gestión emocional, y el juego nos aporta un momento maravilloso para ello.
Consejos para promover el juego en familia
Quizá podamos llegar a pensar que la vorágine del día a día, el trabajo y los quehaceres domésticos nos dejan poco tiempo para jugar con nuestros hijos. Pero nada más lejos de la realidad.
Lo importante no es dedicar varias horas a jugar en familia, ni pensar que para que los niños se diviertan y aprendan tenemos que recurrir a sofisticados o modernos juegos de mesa. A veces, una simple pelota, un juego de adivinazas o un teatrillo improvisado nos pueden aportar grandes y divertidos momentos juntos.
Debemos aprender a disfrutar de las oportunidades y ratitos que nos brinda el día, pues cualquier momento es bueno para jugar. Así que, si nos lo proponemos, seguro que nos resulta fácil convertir cada actividad cotidiana (ir a la compra, preparar la cena, bañarles...) en un momento lúdico y maravilloso para disfrutarlo con nuestros hijos.
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