Seguro que en más de una ocasión habréis oído a una madre decir que su hijo se quedaba con hambre, que le empezó a dar leche de fórmula y que ese fue el principio del fin de la lactancia, porque cada vez quería más leche artificial y se cogía menos al pecho. Quizás hasta lo hayáis vivido en vuestras carnes. Bien, parece lógico, porque cuando se recurre a la leche artificial como solución lo habitual es que cuando el niño llora demandando más comida, porque ha crecido y engordado y necesita más, se le de más leche de fórmula y, a más preparado, menos leche materna.
Sin embargo, ayer me desperté con un titular que venía a decir lo contrario, pues decía que aquellas madres que complementan la lactancia con leche de fórmula acaban amamantando durante más tiempo que aquellas madres que no lo hacen. Como siempre, no podemos quedarnos en el titular y hay que leer qué investigación hay detrás y en qué se basa para obtener dicha conclusión. Así conoceremos los matices de la premisa y los factores del estudio que pueden llegar a desmentirla.
Hablemos del estudio
El estudio se ha llevado a cabo en la Universidad de California San Francisco, en Estados Unidos, y según explican administrar de manera temprana pequeñas cantidades de leche de fórmula a los bebés que experimentan una pérdida de peso importante en los primeros días puede ayudar a aumentar el tiempo que son amamantados por sus madres.
Para llevarlo a cabo se escogió una muestra de 40 bebés de entre 24 y 48 horas de vida que habían perdido más de un 5% de peso al nacer. A la mitad de ellos les dieron 10 ml de leche de fórmula después de cada toma y a la otra mitad se les dijo que siguieran amamantando a sus bebés a demanda. Esos diez mililitros de leche de fórmula fueron administrados con jeringa, para evitar la confusión del niño entre la tetina del biberón y el pezón de la madre y la idea era que sólo lo tomaran los primeros dos a cinco días, hasta que la madre tuviera ya la leche transicional.
Compararon el número de niños que tomaban leche artificial a la semana de vida y vieron que, a pesar de que todos estaban tomando leche materna, solo el 10% de los bebés que habían tomado fórmula en el hospital seguían haciéndolo, frente a un 47% de los que recibieron el consejo de dar sólo leche materna (9 de los 19 niños ya estaban tomando leche artificial por elección de los padres).
A los tres meses volvieron a ver qué niños de cada grupo seguían tomando leche materna y cuáles no y constataron que de los niños que tomaron los 10 ml en cada toma los primeros días el 79% seguían siendo amamantados de manera exclusiva (15 de los 19 niños), mientras que en el otro grupo, el que no tomó leche artificial y recibió la recomendación de seguir dando sólo pecho, lo hacía el 42% (8 de los 19 niños).
Valerie Flaherman, autora principal del estudio, dijo lo siguiente al respecto:
Hasta ahora no hemos explorado si es posible identificar a los bebés que podrían beneficiarse del uso de la leche de fórmula inicial. Este estudio proporciona la primera evidencia de que la fórmula limitada al principio pueden proporcionar importantes beneficios a algunos recién nacidos [...] En base a nuestros resultados, los médicos pueden considerar recomendar el uso temporal de una pequeña cantidad de fórmula para las nuevas madres cuyos bebés están experimentando una pérdida significativa de peso antes de tiempo.
Posibles limitaciones y sesgos en el estudio
Leyendo lo que acabo de explicar y las conclusiones de la autora parece evidente que lo mejor que se puede hacer por un bebé que está perdiendo bastante peso los primeros dos días es darle leche artificial, sin embargo hay varios asuntos que debemos tener en cuenta antes de dar la razón a lo que acabamos de leer.
Lo primero a tener en cuenta es que el número de niños incluidos en el estudio es muy bajo. Una muestra de 40 niños es una muestra muy pequeña y los resultados podrían no ser significativos, siendo necesario repetir el experimento con muchos más niños para ver si los resultados vuelven a darse.
Lo segundo es que mientras sobre unos niños se realiza una intervención (se les dan 10 ml de leche artificial en una jeringa), sobre los otros no se hace nada, sólo se les dice que sigan igual. Para que el estudio pueda tener validez debería hacerse algo también con los niños del grupo control, ya sea darles 10 ml de la leche de la madre, ya sea darles suero glucosado. Esto serviría para mostrar si las mejores tasas de amamantamiento a posteriori tienen que ver con la leche artificial o bien con el hecho de sentir que se ha hecho algo por un bebé que está perdiendo peso más rápido de lo habitual.
Valorad qué os ofrece más confianza: "mami, tu niño está perdiendo peso más rápido de lo habitual, vamos a darle un poco de leche artificial para frenar esta tendencia hasta que tengas más leche para que luego ya seas tú sola la que le hagas crecer" o "mami, tu hijo está perdiendo peso más rápido de lo habitual, vamos a ver si seguimos igual, sólo con leche materna, así cuando te suba la leche tú sola le harás crecer". Por norma general, cuando un niño está perdiendo más peso del habitual los padres necesitan una solución, pues lo último que quieren es perjudicar la salud de sus hijos. Como a las madres del segundo grupo nadie les solucionó nada, cinco días después, cuando habían cumplido una semana, la mitad de los niños estaban tomando ya leche artificial (lógico, si no tengo confianza en mis posibilidades y veo que por dar sólo leche materna mi hijo puede tener problemas de salud, buscaré yo misma la solución que nadie me ofrece).
Lo tercero que debemos tener en cuenta es que 10 ml es muy poco. Es cierto que la leche artificial suele ser la causante del fin de muchas lactancias y la razón es que hay niños que cuando ven que de un biberón sale un montón de leche sin apenas esfuerzo acaban por rechazar el pecho. Para evitar esto, los investigadores decidieron dar la leche con jeringa y además dar muy poca cantidad, para que no hubiera demasiada afectación de la producción de leche materna. El concepto es adecuado, sin embargo, no creo que 10 ml de leche por toma salven la vida a nadie.
Dicho de otro modo, las madres que recibieron la intervención siguieron amamantando, no porque sus hijos hubieran tomado leche artificial, sino porque vieron que se hacía algo por ellos, porque sentían que se les daba un poco más de tiempo hasta que la leche les subía y así se tomaban la alimentación de sus hijos con más tranquilidad y menos desconfianza. En realidad, todos sabemos que hasta que la leche sube los niños toman calostro, y sabemos que eso es suficiente para todos los bebés. Quizás estos niños estaban mamando poco o quizás se cogían mal y había que revisar la técnica. Comento esto porque quizás con un poco de interés por solucionar esa bajada de peso revisando la posición y ayudando a las madres a confiar en sus capacidades se podrían conseguir los mismos resultados sin dar leche de fórmula, que no deja de ser leche de vaca modificada con el consiguiente riesgo de reacción alérgica para los bebés.
No digo que el invento esté mal, porque la mayoría de los niños seguían siendo amamantados a los tres meses, sin embargo, creo que se consigue lo mismo con apoyo e interés hacia la madre, pues como digo parece que el éxito viene más por la confianza y seguridad en sí mismas que adquieren las madres cuando alguien les ayuda que por el hecho de tomar pequeñas cantidades de leche artificial. El titular entonces debería cambiar, creo yo, a algo así como "El apoyo y educación temprana a las madres que dan leche materna hacen que amamanten durante más tiempo". Lo digo porque decir eso de "complementar con leche de fórmula puede ayudar a que las madres amamanten por más tiempo" puede inducir a error a muchas madres que, tratando de hacer lactancia mixta, lleguen a conseguir precisamente lo contrario, que sus hijos dejen de mamar.
Vía | Europa Press Foto | Kristian Thøgersen En Bebés y más | Cómo saber si el bebé toma suficiente leche materna: el peso, Mitos sobre la lactancia materna: “Durante los primeros tres o cuatro días no hay leche suficiente”, ¿Debería considerarse la leche artificial un medicamento? (I)