Son muchas las madres que en el principio de la lactancia buscan métodos y maneras para aumentar la producción de leche y que el bebé coma lo que necesita, no se quede con hambre y descanse el tiempo necesario (pese a que respetar la demanda del bebé con una succión eficaz es suficiente). Cuando pasan los meses, el bebé ya come y el peso va bien, algunas buscan lo contrario, disminuir un poco la producción para que el bebé mame menos y coma más comida.
Otras deciden que ya es momento de dejar de amamantar e inician el destete, y además de empezar a sustituir tomas piensan en cuál sería el método para ir produciendo cada vez menos: corre por ahí el mito de que un buen método para conseguirlo es vendarse los pechos, un poco apretados, o ponerse un sujetador una o dos tallas más pequeño. Pero no, vendarte los pechos para bajar la producción de leche no es una buena idea y os vamos a explicar por qué.
No por apretarlos disminuye el volumen
Cuando alguien se venda los pechos, ¿se le hacen más pequeños? ¿Disminuye el volumen? ¿Al quitarte la venda se dan cuenta de que el tamaño de sus mamas se ha reducido? ¿Pasa eso si se pone un sujetador más pequeño? No. Si alguien se pone un sujetador más pequeño lo que se va a hacer es daño, va a llevar los pechos apretados, provocando una forma diferente y cuando se lo quite todo va a volver a la naturalidad. Lo mismo pasa si se los venda. Al quitar las vendas, todo sigue ahí.
La diferencia aquí es que hablamos de mujeres que están produciendo leche y esto genera un aumento de volumen en los pechos. Cuando han amamantado los tienen un poco más pequeños que cuando llevan horas sin hacerlo, y necesitan espacio para crecer ese poquito por obra y gracia de la leche que producen.
Si se venda el pecho o se utiliza un sujetador apretado lo que va a pasar es que no va a haber espacio suficiente para "crecer" con la leche que se va a producir sí o sí y va a aumentar el riesgo de que la leche acabe haciendo "daño". Si la leche no puede fluir correctamente por la glándula mamaria porque hay algo que oprime, puede quedarse retenida en diversas zonas y producir obstrucciones (que se conocen como ingurgitaciones). Es como si pisas una manguera, o le haces un nudo... el agua empieza a acumularse antes del nudo hasta que revienta. Pues en este caso, lo que puede suceder es que se hagan zonas duras, de leche retenida, que luego costará más de extraer.
Una ingurgitación es el primer paso para lograr padecer una mastitis, que es la infección de la mama. La leche retenida, por no salir (o no salir toda la que provoca la retención) empieza a causar inflamación, enrojecimiento, dolor y finalmente infección, provocando fiebre y malestar. Y si esto no se soluciona, un absceso en el pecho que solo se arregla abriéndolo desde fuera para extraer la pus. Vamos, que la gracia puede salir muy cara.
Si no hubiera riesgo de infección...
Pongamos que no pasa nada, que vendarse el pecho o ponerse un sujetador pequeño no pone en riesgo de infección los pechos de una mujer. ¿Sirve para producir menos leche? Pues no. Si te vas a un río y consigues frenar su caudal con una montaña de piedras, ¿deja de bajar el agua? Por ahí sí, pero busca una alternativa... empieza a filtrar entre las piedras o busca otro lugar por el que seguir bajando.
Pues esto es lo mismo. La producción de leche materna es una cuestión hormonal y aunque mucha gente ha intentado frenarla con este método, no lo ha conseguido: se considera que es un método sin evidencia científica de que funcione y por eso no se recomienda.
¿Qué hacer entonces para disminuir la producción de leche materna?
Pues amamantar menos. Vendarse los pechos solo serviría si no se apretaran y cuando el niño pidiera se le fuera a dar el pecho con la venda puesta. Así no podría mamar porque succionaría una venda y la producción empezaría a disminuir, porque cuanto más tiempo pase entre tomas, menor será la producción (pero para hacer esto, es mejor no darle o buscar una alternativa, antes que darle de mamar de una venda cogida al pecho).
¿Y la leche que se va produciendo? Hay que sacarla si molesta, claro. Ya sea el bebé, ya sea con un extractor, ya sea de manera manual. La clave está en conseguir que las tomas se espacien y que el vaciado no sea total. Si queda algo de leche en la toma, el cuerpo considera que está produciendo de más y ajusta a la baja.
Por eso, cuando una mujer está destetando, o si su hijo ya no mama, se recomienda que se extraiga la leche hasta que el pecho deje de molestarle, pero no más. Así, día a día, la producción disminuye hasta el día en que ya no necesita extraerse porque ya no molestan.
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