Cómo cuidar tu suelo pélvico durante el embarazo y el posparto: lo que debes hacer (y lo que no)

Cómo cuidar tu suelo pélvico durante el embarazo y el posparto: lo que debes hacer (y lo que no)
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El cuerpo de una mujer sufre grandes cambios físicos a raíz de la maternidad. Cambios que van mucho más allá del crecimiento del abdomen durante el embarazo y que perduran incluso más allá el posparto. Entre ellos destacan los referentes al suelo pélvico, un gran desconocido para muchas mujeres hasta que se enteran de que van a ser madres...

Si es tu caso, que no te pille desprevenida. Descubre todo lo que tienes que saber – lo de debes hacer y lo que no– para cuidar esta zona crucial en el cuerpo femenino que cobra gran protagonismo durante la gestación y el posparto.

¿Qué es el suelo pélvico?

Suelo Pelvico

Se trata del entramado de músculos y tejido conectivo que soporta los órganos pélvicos: vejiga, uretra, útero, vagina y recto. Por tanto, es una estructura directamente implicada en la continencia urinaria y fecal, así como en unas relaciones sexuales satisfactorias. Así, cuando el suelo pélvico se debilita, pueden surgir molestias durante el coito, pero también problemas con los órganos que sostiene, además de molestias en la espalda. Los más graves, los prolapsos –descenso de los órganos–.

¿Por qué surgen estos problemas? El suelo pélvico se puede debilitar por factores como la obesidad, los deportes de impacto y el estreñimiento crónico, aunque, en este caso, nos interesa cuando ocurre a raíz del embarazo, del parto natural o de una cirugía ginecológica, como la episiotomía.

Y es que, cuando se trata de un debilitamiento que no es grave, el tratamiento que se aplica es la fisioterapia del suelo pélvico para rehabilitar la zona con ejercicios monitorizados por un profesional. Aunque siempre es mejor prevenir desde el propio embarazo.

¿Cómo saber si tengo el suelo pélvico debilitado?

Hay algunos síntomas que podrían indicar un debilitamiento del suelo pélvico:

  1. Incontinencia urinaria: si experimentas pérdida involuntaria de orina al reír, toser, estornudar o realizar actividades físicas, esto podría ser un signo de que tu suelo pélvico está débil.
  2. Dificultad para contener gases o heces: igualmente, el debilitamiento del suelo pélvico puede provocar problemas con el control de los gases intestinales o la materia fecal.
  3. Sensación de presión o peso en la pelvis: puedes sentir una sensación de presión o peso en la región pélvica, especialmente después de estar de pie durante mucho tiempo. Es una sensación típica del posparto, ya que los órganos descienden con el embarazo, provocando una mayor presión y sensación de peso en esta zona.
  4. Dolor en la zona pélvica: el dolor en la parte baja de la espalda o el área genital también podría ser un signo de debilidad en el suelo pélvico.
  5. Molestias sexuales: el debilitamiento de esta musculatura también puede afectar a la función sexual, causando dolor durante el coito o dificultades para alcanzar el orgasmo.

Si experimentas alguno de estos síntomas, es importante que hables con un profesional de la salud, como un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico o un ginecólogo. Estos expertos pueden evaluar tu situación y proporcionarte orientación específica, así como pautarte ejercicios para fortalecer el suelo pélvico. De hecho, el tratamiento temprano puede ser efectivo para mejorar la función y prevenir más complicaciones a largo plazo.

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Cómo cuidar el suelo pélvico en el embarazo

Cuando comienza la gestación, todo son cambios, tanto físicos, como hormonales y hasta cerebrales. Y, aunque intentar mantener todo bajo control puede resultar abrumador, merece la pena dedicar tiempo al cuidado del suelo pélvico para prevenir problemas en un futuro no tan lejano. ¿Qué puedes hacer durante estos meses?

Controla el peso y la alimentación

Para que la ganancia de peso sea la adecuada, ya que de lo contrario tu movilidad se verá más limitada a medida que avancen las semanas de gestación y corres el riesgo de sobrecargar el suelo pélvico, además de las articulaciones.

Haz ejercicio

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Si el médico no te ha prescrito reposo, lo mejor es que te mantengas activa mediante ejercicio moderado y adecuado a tu forma física, especialmente a partir de las 12 semanas. Esto te proporcionará múltiples beneficios en esta etapa: reduce dolores y molestias, mejora el bienestar durante toda la gestación, mejora el desarrollo del feto.

Puedes caminar, hacer pilates, yoga, elíptica, natación, baile y casi todo tipo de ejercicios que no sean de alto impacto... Mejor aún si es de la mano de un especialista en embarazo y posparto que paute el ejercicio más adecuado en cada etapa.

Cuidado al ir al baño

Lo ideal para no someter al suelo pélvico a demasiada presión al defecar es mantener una posición en la que las rodillas queden por encima de las caderas. Para ello, puedes utilizar un banquito o un taburete para colocar los pies en altura. En todo caso, es importante evitar hacer pujos conteniendo la respiración, ya que tienen un impacto muy negativo en el suelo pélvico.

En este sentido, mantener una alimentación saludable con una ingesta adecuada de fibra te resultará muy beneficioso en esta etapa, ya que el estreñimiento suele ser común durante la gestación. Por eso lo mejor es que incluyas frutas y verduras en cada comida.

Masaje perineal

Se ha demostrado como una práctica eficaz a la hora de reducir la posibilidad de desgarros el día del parto. Se recomienda empezar a hacerlos en torno a la semana 32 de embarazo, aunque lo ideal es que para aprender la técnica te pongas en manos de un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico.

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Ejercicios de Kegel

Es una de las mejores formas de poner a punto tu suelo pélvico. Son ejercicios que se basan en la contracción voluntaria de la musculatura del suelo pélvico para fortalecerlo y prevenir o mejorar problemas como la incontinencia urinaria. El entrenamiento básico consiste en cerrar los 3 esfínteres –ano, vagina y uretra– con un movimiento ascendente que a menudo se compara con una cremallera que se va cerrando de arriba a abajo.

Puedes hacerlos en diferentes posturas en función de lo tonificada que tengas la zona y lo que te cueste trabajarla. La más sencilla, tumbada boca abajo, aunque también puede ayudarte sentarte sobre una pelota de pilates o una toalla enrollada. Aunque lo mejor es que acudas a un profesional experto en suelo pélvico para que te aconseje sobre la mejor forma de hacerlos.

Basta con dedicar 5-10 minutos a estos ejercicios cada día para conseguir marcar la diferencia tanto en el parto como en el postparto.

El suelo pélvico en el postparto

Una vez el bebé ha llegado es frecuente que la recién estrenada mamá se olvide de su autocuidado. Aunque, más allá de la parte estética y la emocional, que pasan a un segundo plano durante esta etapa, es importante cuidar del suelo pélvico para que no se resienta.

Pelvic Floor

Nada de esfuerzos

Durante el puerperio, que abarca aproximadamente los 40 primeros días tras el parto, conviene que tomes ciertas precauciones para cuidar este suelo muscular, como mantener una buena postura y no pasar demasiado tiempo de pie ni sentada. Tampoco deberías hacer ejercicio de impacto ni esfuerzos como cargar peso o hacer abdominales tradicionales para proteger el suelo pélvico. Y, a la hora de ir al baño, hay que evitar la presión en el periné, con lo que la alimentación debe tener el nivel adecuado de fibra para que esta musculatura no sufra.

Es normal que al principio sientas pequeños escapes de orina al hacer algún esfuerzo inevitable como coger al bebé o estornudar. Para controlarlos, recuerda contraer la musculatura de esta zona mientras haces ese esfuerzo, así como el transverso del abdomen –metiendo el ombligo hacia dentro y hacia arriba–.

La higiene es importante

Sobre todo cuando hay puntos, ya sea por un desgarro natural o por una episiotomía, la higiene será esencial para garantizar la recuperación de los tejidos. Antes de recibir el alta en el hospital te informarán de los cuidados que debes seguir, que básicamente se basan en mantener la zona de los puntos limpia y seca y hacer lavados no más de dos veces al día.

La valoración del suelo pélvico

Aproximadamente cuando han transcurrido unas 6 semanas desde el parto es el momento ideal para que te sometas a una valoración del suelo pélvico por parte de un fisioterapeuta especializado. Consiste en una exploración acompañada de un exhaustivo cuestionario de preguntas que permitirá diseñar una recuperación a tu medida.

Esta puede consistir en una o dos sesiones de fisio semanales durante unos tres meses, acompañadas de una tabla de ejercicios diarios para hacer en casa que irá variando en función de la evolución del suelo pélvico. Estas incluirán técnicas como los abdominales hipopresivos, el uso del tronco propioceptivo, los ejercicios de Kegel o la activación del transverso.

¿Sabías que los expertos incluso recomiendan hacer una valoración inicial pasadas las 12 semanas de embarazo? Sirve para saber de qué estado parte el suelo pélvico de cada mujer y adecuar en función de ello el ejercicio durante la gestación y su recuperación.

Los hipopresivos

Los abdominales hipopresivos trabajan con la respiración los grupos musculares del centro el cuerpo a un nivel más profundo que los abdominales tradicionales. Se caracterizan por la realización de posturas y movimientos que generan una disminución de la presión intraabdominal, en contraste con los abdominales tradicionales, que suelen aumentar dicha presión.

Al reducir la presión intraabdominal, se busca activar y fortalecer los músculos profundos del abdomen, incluidos los del suelo pélvico, por lo que suelen recomendarse como ejercicio de recuperación durante el postparto.

Recuerda que cada embarazo y parto son únicos, y el cuidado del suelo pélvico debe adaptarse a las necesidades individuales de cada mujer. Por eso te recomendamos que busques la orientación personalizada de un profesional  especializado para asegurarte de estar tomando las medidas adecuadas para el cuidado de tu suelo pélvico durante el embarazo y el postparto.

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