A algunas parejas les gusta zanjar las discusiones con sexo. Por qué esto no siempre es recomendable, según la psicología

A algunas parejas les gusta zanjar las discusiones con sexo. Por qué esto no siempre es recomendable, según la psicología
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"El sexo de reconciliación es el mejor". Seguro que alguna vez has escuchado esta frase o similares. Pero, ¿realmente es así? La psicoanalista Fabiana Guntovitch, autora del libro Basta de peleas: pequeño manual para vivir en paz, pone en tela de juicio esta creencia, cuestionando si realmente las discusiones y el sexo posterior son una solución sana o una forma de evadir los problemas de fondo.

Según la experta, es cierto que el sexo tras una pelea puede sentirse más intenso, casi visceral, porque está cargado de emociones extremas: la urgencia, el miedo a perder al otro y la necesidad de reconectar.

"El sexo es bueno después de una pelea porque tiene esa urgencia, ferocidad y el miedo a perder al otro, pero también puede ir seguido de inseguridad y dolor", explica.

El sexo como ¿vía de escape?

Una de las razones por las que estas dinámicas se han normalizado tiene que ver con el contexto social. Según Guntovitch, citada en un artículo de El Tiempo, vivimos en una era en la que los egos están inflados por las redes sociales, donde la validación externa y la percepción pública son prioritarias.

Esto fomenta el egocentrismo, dificultando el diálogo y la empatía, ingredientes esenciales para resolver conflictos. Tal y cómo lo explica ella misma:

"Las redes sociales giran en torno a ti, hablan sobre ti y hacen que lo más importante sea cómo los demás te perciben. Esto inflama los egos, aumentando las probabilidades de conflicto".

Y algunas parejas utilizan el sexo como una forma de recuperar la conexión perdida, pero este parche temporal no resuelve las raíces del problema.

¿Por qué no siempre es recomendable reconciliarse con sexo?

Sí que es cierto que a veces, el sexo tras una pelea puede parecer una 'solución rápida' y emocionalmente reconfortante, y, ojo, a veces sí puede llegar a ser 'positiva' para no darle más importancia a algún tema que en realidad, no es tan importante.

Sin embargo, hemos de ver cuál es el motivo de la discusión y la dinámica que se produce (no es lo mismo que pase una vez puntualmente a que esto se convierta en el pan de cada día), ya que normalmente cuando tenemos sexo como única forma de conciliación (sin hablar realmente de los problemas), no acabamos solucionando la raíz del conflicto.

Cuando tenemos sexo como única forma de conciliación (sin hablar realmente de los problemas), no acabamos solucionando la raíz del conflicto.

Peor aún, puede perpetuar un ciclo donde los problemas se evitan en lugar de solucionarse. Además, Guntovitch destaca que esta práctica puede generar una dependencia emocional poco sana, ya que las parejas empiezan a buscar el conflicto (aunque sea inconscientemente) como una forma de "reactivar" la pasión.

Es lo que ella llama una "adicción a la adrenalina". La especialista cuestiona: "¿Realmente necesitas pelear para condimentar la relación? Hay tantas formas más constructivas de mantener viva la pasión".

Alternativas sanas para resolver conflictos

En lugar de recurrir al sexo para calmar las aguas, las parejas pueden apostar por estrategias más sanas y efectivas:

1. Hablar desde la calma: Una vez que ambos hayan tenido tiempo para reflexionar, es importante sentarse a conversar desde un lugar de respeto mutuo. ¿Qué provocó el conflicto? ¿Qué emociones surgieron?

2. Validar las emociones del otro: En lugar de entrar en un juego de "tú hiciste" o "tú dijiste", es útil enfocarse en cómo os sentisteis durante la discusión.

3. Buscar soluciones reales: Si las peleas son recurrentes, puede ser un signo de problemas más profundos en la relación. La terapia de pareja, según Guntovitch, no debería ser el último recurso, sino una herramienta para fortalecer los lazos antes de llegar a un punto crítico.

4. Reencontrarse desde el cariño, no desde la urgencia: El sexo puede ser una forma de reconectar, pero debería ocurrir después de haber resuelto el conflicto, no como un escape del mismo.

En definitiva, antes de recurrir al sexo como solución rápida, pregúntate: ¿qué estamos dejando sin resolver? Quizás, en ese espacio incómodo pero necesario, se encuentren las respuestas que tu relación necesita para crecer de verdad.

Foto | Portada (Montaje; Freepik 1 y Freepik 2)

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