Las emociones son como brújulas internas que nos guían, indicándonos qué necesitamos, qué queremos o qué nos remueve. Sin embargo, hay personas que, sin darse cuenta, han perdido contacto con esta brújula, y esa desconexión emocional influye mucho en su vida diaria.
Este fenómeno se llama "ceguera emocional" o "alexitimia", y es más común de lo que solemos pensar. Afecta sobre todo a los hombres (su prevalencia en ellos es del 10%, según un estudio), y esto es coherente con el estereotipo de que 'el hombre muestra (o debe mostrar) menos sus emociones que la mujer'. Pero, ¿cómo se comportan las personas que no pueden identificar o expresar lo que sienten? Conoce sus ocho comportamientos más habituales.
1) No pueden reconocer o describir las emociones
La característica principal de las personas con alexitimia es que, a pesar de experimentar emociones como todos, no pueden reconocerlas conscientemente ni describirlas. Por ejemplo, pueden notar tensión o malestar físico, como un nudo en el estómago o presión en el pecho, pero no consiguen entender si se debe a ansiedad, tristeza o enfado.
Esta desconexión emocional hace que puedan reaccionar de forma más impulsiva o que acumulen frustración sin saber por qué. Además, la falta de claridad sobre sus propias emociones también dificulta sus relaciones personales, ya que les resulta complicado empatizar y responder emocionalmente a las necesidades de otros.
2) Les cuesta tomar decisiones por esta razón
Otra de sus características es la indecisión. Cuando nos cuesta conectar con nuestras emociones, no sabemos qué deseamos o necesitamos. Pongamos el ejemplo de alguien que está en una relación que le hace infeliz pero, sin entender bien su malestar, sigue sin decidir si quiere quedarse o irse.
Como no percibe o interpreta claramente su incomodidad o tristeza, duda constantemente, dejando que los días pasen en una inercia incómoda. Esta indecisión, muchas veces, acaba llevando a decisiones tomadas solo para evitar el conflicto o para ajustarse a lo que 'los otros esperan'.
3) Expresan emociones a través del cuerpo
Es habitual que quienes no reconocen sus sentimientos tiendan a somatizar. De hecho, la mayor prevalencia de alexitimia se produce entre los pacientes psicosomáticos, llegando hasta un 50%. Es decir, el cuerpo de estas personas actúa como una especie de "altavoz" de aquello que su mente no puede expresar en palabras. Por ejemplo, alguien que no sabe gestionar el estrés puede experimentar dolores continuos de cabeza o tensión muscular, sin asociarlos a su estado emocional.
Al no saber decir "me siento sobrepasado" (o lo que sea), el cuerpo toma la palabra, pero con un lenguaje propio que solo algunos consiguen interpretar. Para ellos, reconocer que el malestar físico tiene una raíz emocional puede ser complejo, y suelen ver estos síntomas como una consecuencia aislada.
4) Reaccionan exageradamente o de forma inexplicable
Como veíamos al principio, para una persona "ciega emocionalmente", las emociones no desaparecen, solo que se acumulan de forma desordenada. A menudo, pueden explotar en situaciones donde la reacción parece desmedida.
Por ejemplo, una pequeña crítica en el trabajo puede desatar una respuesta de enfado o tristeza extrema, dejando a los demás perplejos. Esta falta de comprensión emocional lleva a que emociones reprimidas emerjan de golpe, generando tensiones en sus relaciones y una imagen de "persona impulsiva".
5) Tienen escaso interés por la introspección
A menudo, estas personas no disfrutan de actividades introspectivas, como escribir un diario, reflexionar sobre sus vivencias o hablar sobre sus emociones con alguien cercano.
Evitan mirarse hacia adentro porque, inconscientemente, no encuentran sentido en ello o les resulta incómodo. En una conversación sobre sus problemas, pueden centrarse en aspectos prácticos o externos, dejando de lado cómo se sienten al respecto. Incluso, pueden rechazar la idea de la terapia, considerándola una "pérdida de tiempo".
6) Se comunican pobremente en sus relaciones
Las relaciones cercanas de una persona con ceguera emocional también resultan afectadas. Pueden dar la impresión de ser fríos, distantes o poco empáticos, ya que, al no entender sus emociones, les cuesta también entender las de los demás.
Por ejemplo, ante la tristeza de un ser querido, es posible que solo sugieran soluciones prácticas ("¿por qué no intentas salir más?"), en lugar de mostrar empatía o consuelo. Esta forma de reaccionar puede frustrar a sus parejas o amigos, que sienten que no cuentan con su apoyo, o generarles confusión.
7) Buscan distracciones para evitar el contacto con sus emociones
Sin poder gestionar sus emociones, son personas que recurren a distracciones externas: entretenimiento, trabajo excesivo, redes sociales o incluso el consumo de alcohol. Así, evitan el contacto con su propio mundo emocional.
Pero la típica imagen de alguien que nunca para en casa, que 'no para', puede esconder, en realidad, una huida de sus propios sentimientos. En lugar de atender cómo se sienten, buscan evadir cualquier tipo de silencio o espacio en el que sus emociones puedan aflorar.
8) Tienen dificultad para expresar lo que quieren o necesitan
Al no tener claro cómo se sienten, es difícil también que expresen lo que realmente desean o necesitan. Esto puede darles una imagen de conformismo o sumisión, pero, en realidad, es que no saben cómo comunicar algo tan abstracto como sus deseos, sueños o emociones.
Si les preguntas cómo se sienten o qué necesitan, pueden responder con generalidades ("me da igual", "lo que tú prefieras") porque, literalmente, no encuentran una respuesta.
Estrategias que pueden ayudar a las personas con alexitimia
Para quienes se sientan identificados en alguno de estos comportamientos, empezar a reconectar con las emociones puede ser un pequeño gran avance. Algunas estrategias útiles, que pueden ayudar, son:
- Tomarse tiempo para uno mismo: Parar, sentarse y simplemente preguntarse "¿cómo me siento en este momento?" puede parecer algo simple, pero ayuda a construir un hábito de introspección.
- Escribir o hablar sobre las experiencias diarias: Registrar lo vivido y cómo creemos que nos hace sentir ayuda a empezar a identificar las emociones.
- Terapia psicológica: Con el apoyo de un profesional, muchas personas consiguen aprender a identificar y comprender mejor sus propias reacciones y emociones.
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