Descubrir el propósito de nuestra existencia, o como lo llamarían los japoneses, nuestro Ikigai, es un aspecto fundamental para alcanzar una vida plena y feliz según el método Hanasaki, del que ya hemos hablado en alguna ocasión.
Pasa que encontrar nuestro motivo para levantarnos cada día y dedicar tiempo a reflexionar sobre nuestra misión en el mundo nos acerca a la realización personal y, en consecuencia, a sentirnos más felices.
Héctor García y Francesc Miralles, los autores del bestseller 'Ikigai', que nos presentó este maravilloso concepto de filosofía de vida, comparten en su libro tres hábitos clave para tener una vida larga y feliz, inspirados en las personas longevas que habitan en la famosas zonas azules.
1) Realizar movimientos de baja intensidad al menos 5 minutos al día
De acuerdo con lo que comparten García y Miralles en su libro, casi todos los supercentenarios con los que hablaron compartieron que practican regularmente el "Radio Taiso", un programa de ejercicios matinales de calistenia de 15 minutos de duración al ritmo de música de piano.
"Incluso los residentes del hogar de ancianos que visitamos dedicaban al menos cinco minutos al día a esto, aunque algunos hacían los ejercicios desde sus sillas de ruedas", escribieron los autores en su libro.
Como ya sabemos, realizar actividad física ligera al comienzo del día nos ayuda a predisponernos en un tono positivo para el cuerpo y la mente.
2) Encontrar un propósito y mantenerse ocupado
Como mencionábamos al inicio, el ikigai es básicamente encontrar el propósito de nuestra existencia y, una vez definido, ocuparnos en cumplirlo o realizarlo. Los autores señalan que hacerlo nos anima a centrarnos en un significado más profundo de la vida, como ha sucedido con las personas de Okinawa, una de las zonas azules.
Curiosamente, las personas más longevas suelen ser aquellas que nunca se jubilan, sino que hacen lo contrario: se mantienen activos y ocupados, realizando su propósito de vida.
3) Alcanzar un estado de flujo o inmersión total
Aunque García y Miralles señalan que no existe una receta mágica para vivir según nuestro propósito de vida, sí que hay un ingrediente clave para hacerlo: alcanzar un estado de flujo o inmersión total. De este modo, según indican, se podrá tener una experiencia óptima.
La teoría de flujo fue concebida originalmente por el psicólogo húngaroestadounidense Mihaly Csikszentmihalyi, conocido como el padre del flujo, quien señalaba que consiste en estar completamente absortos en una actividad.
De acuerdo con esta teoría, esa inmersión total nos permite estar más presentes y olvidarnos temporalmente de nuestras preocupaciones, algo que señalan García y Mirelles nos puede acercar aún más a la felicidad.
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