Hasta hace poco se había pensado que el artículo de Andrew Wakefield que relacionaba vacunación y autismo era simplemente de mala calidad. Ahora se sabe que no se trataba de incompetencia por parte del autor, sino de un verdadero y premeditado fraude para demostrar causalidad entre la vacuna triple viral y el autismo.
En 1998 la revista médica británica “The Lancet” publicaba el resultado de la investigación de Wakefield que vinculaba la vacuna triple vírica (contra el sarampión, las paperas y la rubéola) con la proliferación de casos de autismo en los niños.
Dicho artículo fue retirado recientemente de su archivo por la revista, ocho años después de publicarlo, tras polémicas variadas que apuntaban a lo falso de los datos.
Ahora se ha demostrado que el inventor de la falsa conexión entre la vacuna triple vírica y el autismo planificó una serie de negocios para obtener beneficios económicos aprovechándose del miedo hacia las vacunas que iba a infundir entre el público su fraudulenta investigación.
Se calculaban ganancias millonarias tras el fraude
Esta semana ha salido en el British Medical Journal una serie de artículos que revelan el fraude. El periodista Brian Deer, en su largo artículo titulado “Cómo la crisis de la vacuna pretendía hacer dinero” aporta unas conclusiones de gran valor.
Otros artículo de la serie (“El artículo de Wakefield que une la vacuna MMR y el autismo era fraudulenta” y “Cómo se planeó el caso contra la vacuna triple vírica”), fruto de largas y concienzudas investigaciones (éstas sí), aportan datos fundamentales para conocerlo todo acerca del fraude.
El periodista señala que el cirujano británico y sus socios calculaban ganar cantidades millonarias con futuras investigaciones. Por ejemplo, podrían embolsarse hasta 33 millones de euros anuales en Estados Unidos y Reino Unido sólo con la comercialización de pruebas para la detección de la enterocolitis autística, enfermedad cuya existencia no ha sido probada y que fue descrita en el mismo artículo de “The Lancet” en el que conectaban la triple vírica con el autismo.
Destaca el hecho de que, para el estudio, los pacientes fueran reclutados a través de campañas anti-vacuna triple vírica, y se financió el estudio con miras a una futura demanda contra las compañías. Todo un montaje fraudulento que parece imposible que no se detectara antes.
Por qué no era válido el estudio que relacionaba vacunación y autismo
El periodista Brian Deer, tras siete años estudiando el caso y un largo artículo fruto de esas investigaciones, resume el fraude del estudio que aportaba 12 casos de niños de esta manera:
- Tres de los nueve niños con autismo regresivo no tenían autismo. Sólo uno tenía el diagnóstico de autismo regresivo.
- A pesar de que el artículo decía que los 12 niños eran “previamente normales", cinco ya tenían problemas del desarrollo documentados.
- Algunos niños reportaron las primeras anormalidades del comportamiento en los días alrededor de la aplicación de la vacuna, pero en los archivos se documentaron hasta meses después de la vacunación.
- En nueve casos, hallazgos histopatológicos sin relevancia en colon (fluctuaciones mínimas en población de células inflamatorias) se cambiaron después de una “revisión con fin de investigación" a “colitis no específica".
- Los padres de ocho niños habían sido reportados culpando la vacuna, pero 11 familias alegaron esto en el hospital. La exclusión de tres reportes, todos dando tiempos hasta la aparición de síntomas en meses, ayudó a crear la apariencia de que había una asociación temporal de 14 días.
Después de que ningún otro equipo de investigadores haya confirmado nunca la relación entre la vacuna y el autismo por la cual Wakefield es famoso, el Consejo General Médico (GMC) de Reino Unido prohibió a Wakefield ejercer en el país por su actitud deshonesta e irresponsable en el trabajo citado.
Asusta saber que detrás de este montaje no sólo se hallaba los intereses económicos del autor sino que existe toda una trama en la que aparecen implicados desde un Hospital a un abogado del movimiento antivacunas que quería demandar a las farmacéuticas y buscaba pruebas científicas en su apoyo, y que financió secretamente buena parte de los trabajos del médico.
Asusta pensar en los miles niños que sufrieron enfermedades evitables debido a la negativa a vacunarlos con la triple vírica tras la aparición del estudio de Andrew Wakefield, y en las muchas familias que siguen creyendo las conclusiones del falso estudio, con figuras públicas apoyando sus conclusiones.
De momento, ya sabemos mucho más acerca del fraude que relacionó las vacunas y el autismo. Pero también asusta pensar en cuántos estudios de este tipo han alcanzado difusión y circulan por ahí dándose como válidos…
Vía | Sin estetoscopio, El Correo
Más información | British Medical Journal
Foto | stevendepolo en Flickr-CC
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