La noticia es que un gran estudio de la mortalidad infantil realizado en 15 países desarrollados (Suecia, Francia, Dinamarca, Gran Bretaña, Noruega, Holanda, Italia, Suiza, Finlandia, los Estados Unidos, España, Australia, Canadá, Bélgica y Japón) reveló que los bebés varones tienen un 24% más de probabilidades de morir que las niñas.
Antes del descubrimiento de las vacunas, la diferencia era menor, entre un 10% y un 15%, para luego llegar al 31% en la década del 70’, porcentaje que ha ido decreciendo en los últimos años a medida que la ciencia ha ido avanzando, especialmente gracias a la práctica de cesáreas y a las mejoras en los cuidados intensivos de los niños prematuros.
El estudio publicado en la última edición de PNAS (Academia de Ciencias de los Estados Unidos) señaló que "durante las grandes mejoras históricas en mortalidad infantil, la creciente desventaja de los varones en la infancia mostró un nivel inesperado de vulnerabilidad masculina".
Las enfermedades congénitas, las complicaciones en el parto y los nacimientos prematuros son las principales causas de mortalidad en los recién nacidos.
Lo curioso es la diferencia entre ambos sexos, cuando a esa altura han tenido formas de vida idénticas. Al parecer, los bebés de sexo masculino son más vulnerables a ciertos factores, mientras que las niñas tienen un sistema inmunológico más fuerte.
¿A qué se debe esta vulnerabilidad?. Aparentemente, es una condición biológica inherente a los varones que depende de las condiciones ambientales y médicas.
Por ejemplo, los niños tienen un 60% más de probabilidades de nacer prematuramente así como de desarrollar complicaciones respiratorias por nacer antes de término.
También las estadísticas han encontrado que las cesáreas son más comunes en los partos de varones, probablemente por una situación que representa una complicación añadida al momento de dar a luz como que su contextura física es más grande que la de las niñas.