De qué depende que nuestro cerebro se acuerde de algunas cosas y no de otras: así funciona la memoria selectiva

De qué depende que nuestro cerebro se acuerde de algunas cosas y no de otras: así funciona la memoria selectiva
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¿Alguna vez te has preguntado por qué tu cerebro parece recordar ciertas cosas vívidamente mientras que otras se desvanecen en la oscuridad de la memoria? La respuesta a este misterio reside en un fenómeno fascinante y complejo: la memoria selectiva.

Este proceso, que ocurre de forma inconsciente en nuestras mentes, determina qué información retener y qué dejar pasar, y viene determinado por algunos factores. Descubre cómo funciona.

El cerebro solo recuerda cierta información, y esta es la razón

La memoria selectiva se refiere a la capacidad del cerebro para retener cierta información mientras descarta o ignora otra. Esto significa que, entre toda la información que percibimos a diario a través de nuestros sentidos, tendemos a recordar y retener solo la que consideramos relevante o importante en un momento dado.

Esta selección puede ser consciente o inconsciente y está influenciada por diversos factores como la atención, el interés, las emociones y las experiencias previas. Por ejemplo, en una conversación, podemos recordar solo ciertos detalles clave, mientras olvidamos otros menos relevantes.

La emoción hace que retengamos más los recuerdos

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Imagen de Freepik

Pero hay más factores implicados. Por ejemplo, la emoción, ese potente motor que impulsa nuestras experiencias más intensas, juega un papel clave en la memoria selectiva. Y es que nuestro cerebro tiende a grabar con mayor firmeza los recuerdos que están cargados de emoción, ya sean positivos o negativos.

Este fenómeno se explica a través de la activación del sistema límbico, especialmente la amígdala, una región cerebral clave en el procesamiento emocional.

La relevancia personal: un factor clave

Por otro lado, la memoria selectiva también está estrechamente ligada a la relevancia personal de la información. De esta forma, aquellas experiencias o conocimientos que están vinculados a nuestros intereses, metas o preocupaciones, suelen ser retenidos con mayor facilidad.

Este proceso se debe a la activación de regiones cerebrales asociadas con el procesamiento de la información relacionada con el yo, como la corteza prefrontal medial.

Aquellas experiencias o conocimientos que están vinculados a nuestros intereses, metas o preocupaciones, suelen ser retenidos con mayor facilidad.

Repetir ayuda a reforzar y fijar los recuerdos

La repetición es un aliado poderoso en el proceso de la memoria selectiva, por lo tanto, otro factor que tiene un impacto sobre ella. Así, cuantas más veces nos encontramos con una información específica, más arraigada queda en nuestra mente.

Este fenómeno se fundamenta en la plasticidad neuronal, el proceso mediante el cual las conexiones neuronales se fortalecen con la práctica repetida, mejorando la retención (memoria) a largo plazo.

La atención es un filtro que determina qué procesamos

La atención también tiene su papel en todo esto. Diversos estudios, como este publicado en la revista Acción Psicológica, demuestran que la atención selectiva modula la memoria a lo largo del ciclo vital.

Así, la atención selectiva y la memoria selectiva están estrechamente interconectadas. La atención actúa como un filtro inicial que determina qué información será procesada de manera más profunda y, por lo tanto, tendrá más probabilidades de ser recordada.

Además, la capacidad para dirigir nuestra atención hacia recuerdos específicos influye en nuestra capacidad para recuperar información almacenada en la memoria. Esta interacción dinámica entre la atención y la memoria nos permite procesar y recordar información de manera eficiente en función de nuestras necesidades y objetivos en un momento dado.

Los límites de la memoria selectiva

A pesar de su eficacia, la memoria selectiva tiene sus límites. Factores como el estrés, la falta de sueño, un duelo, la sobrecarga de información o estar sufriendo un trastorno mental como la depresión, pueden interferir con este proceso, afectando nuestra capacidad para retener ciertos recuerdos.

Esto tiene que ver con un eje del cerebro que se activa y con la liberación de cortisol ("la hormona del estrés"), que afectan de forma negativa a nuestros recuerdos (si estamos estresados o muy cansados, nos cuesta más recordar).

Foto | Portada (Película Memento, 2000)

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