Si la pregunta es por qué los italianos comen pasta todos los días y no engordan y los españoles sí, una nutricionista tiene la respuesta

Si la pregunta es por qué los italianos comen pasta todos los días y no engordan y los españoles sí, una nutricionista tiene la respuesta
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En Italia hay un fuerte amor por la pasta, tanto que la mayoría de los italianos ponen un plato cada día en la mesa familiar. Según Doxa, una empresa que se dedica a los estudios de mercado, el 98% de los italianos come pasta, con un consumo de 23,1 kg per cápita al año.

La mayoría de ellos son grandes consumidores: un 69% la consumen más de cuatro veces por semana, y de ellos un 44 %, es decir, casi la mitad de los italianos, comen pasta a diario.

¿Cómo pueden comer tanta pasta y no ser los más gordos de Europa? Paradójicamente, los datos sobre obesidad en Europa sitúan a Italia en el último puesto, es el país con la menor proporción de población con sobrepeso (45,7%), ocho puntos por debajo de España (53,7%) y casi 20 por debajo de Malta (64,8%), que lidera el ranking.

¿Por qué los italianos comen pasta y no engordan?

Julia Farré Moya, experta en nutrición, asegura que "en España solemos asociar el aumento de peso con el consumo de carbohidratos", pero más allá de factores como la genética o que tal vez sea una sociedad que se mueve más, la principal clave está en cómo se comen los italianos ese plato de pasta.

Cómo comen las pasta los italianos para no engordar

1) No acompañan la pasta con pan: los italianos comen pan, pero no cuando comen pasta. No tiene sentido duplicar la fuente de hidratos de carbono elevando aún más los niveles de azúcar en sangre.

2) La ración es importante: comen como máximo 80 gramos de pasta por persona, mientras que en España se suele comer como plato único con una ración que sobrepasa los 100 gramos.

3) Preparan sus propias salsas: no utilizan tomate frito ni salsas industriales a base de nata; en cambio, preparan salsas con alimentos y verduras frescas, sin freír y sin añadir azúcar.

4) Comen la pasta 'al dente': la hierven a medio cocer, dejándola “un pelín cruda o poca hecha”, mientras que en España la comemos muy hecha, nos gusta que quede suave.

El tiempo de cocción es la clave: cocerla al dente hace, por un lado que el efecto saciante sea mayor; y por el otro, impide que la pasta se hidrolice (la hidrólisis es un proceso que convierte los hidratos de carbono grandes o complejos en otros mucho más pequeños, muchos de los cuales son azúcares simples).

Al estar muy cocida, la pasta ofrece un almidón roto que se asimila muy rápido y aumenta el índice glucémico, haciendo que se libere más cantidad de glucosa en sangre de forma rápida, obligando al organismo a generar más insulina. Mientras que la pasta al dente tiene un índice glucémico bajo, que hace que se libere de forma lenta y progresiva.

Por lo tanto, la ingesta es más elevada en la pasta que ha sido muy cocida, como la comemos los españoles, frente a como la come un italiano o una italiana.

Foto | Polina Tankilevitch (Pexels)

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