Seis hábitos que practico por la mañana para empezar con la autoestima al máximo cada día

La autoestima es aquella compañera de vida que está siempre con nosotras, aunque no siempre de la manera en que nos gustaría. A veces la autoestima que tenemos es muy positiva y otras, no tan buena, y es normal que así sea.

Esta compañera de vida es algo que tiene que ver con cómo nos vemos pero también, con qué relación tenemos con nosotras mismas y cómo nos sentimos, cómo nos relacionamos y cómo nos presentamos al mundo.

Y hay algunas cosas que nos pueden ayudar a fortalecerla al empezar el día. Te hablo de pequeños hábitos que, en mi caso, he puesto en práctica y me han ayudado a enfocar el día con una mirada optimista y positiva, y una energía hacia mí misma renovada. Quédate y descubre cuáles son.

Seis sencillos hábitos para empezar el día con una buena autoestima

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1. Agradezco tres cosas

Antes de que los pies toquen el suelo, dedico un momento a expresar gratitud por las cosas buenas que hay en mi vida (pueden ser, por ejemplo, tres). Puede ser tan simple como agradecer por el nuevo día que comienza o por la taza de café caliente que me espera.

Este hábito me ayuda a empezar el día con un tono positivo y a recordar las cosas buenas que tengo en mi vida, lo que fortalece mi sentido de valía personal y me conecta con esa energía positiva que emana dentro de mí. Además, las escribo en una libreta y al final del día, o de la semana, las releo y vuelvo a conectar con esa emoción gratificante.

2. Visualizo algo que quiero lograr

Antes de enfrentarme al ajetreo del día, dedico unos minutos a visualizar mis metas y sueños. Imagino el bienestar o las metas que quiero alcanzar (sea lo que sea eso para cada uno), y cómo me siento ahí, creando una imagen vívida de mi futuro deseado, con todos los detalles que pueda (colores, olores, sonidos...).

Y sobre todo, conectando con mis sensaciones, conmigo misma. Esta práctica no solo me ayuda a conectar con la esperanza y la motivación, sino que también refuerza mi confianza en mis habilidades para alcanzar mis objetivos y fortalece la relación que tengo conmigo misma.

3. Me hablo con amor, a través de un diálogo interno sano

La autoafirmación es otra herramienta potente para fortalecer la autoestima. Así que, antes de enfrentarme al día, repito afirmaciones positivas que refuerzan mi valía personal y mis capacidades. Puedes hacerlo delante del espejo, si te apetece.

Pueden ser, por ejemplo: "Soy suficiente tal como soy", "Soy capaz de esto...", "lo estoy haciendo bien...", "merezco acompañarme desde la autocompasión...". Pero deberás encontrar las tuyas propias. En mi caso, estas afirmaciones me recuerdan que soy digna de amor y bienestar, y me preparan para enfrentar cualquier reto con confianza y determinación.

4. Priorizo diez minutos de cuidado personal: nutrir cuerpo y alma

El autocuidado es otra expresión más de amor propio, tangible y significativa. Por eso, antes de sumergirme en las demandas del día, dedico tiempo a cuidar mi cuerpo o mi mente con algún pequeño hábito o actividad que me apetezca.

Por ejemplo, haciendo ejercicio, haciendo una buena rutina de skin care, meditando o simplemente disfrutando de un desayuno rico. Otras opciones son hacer estiramientos sencillos, yoga, poner música y bailar, conectar con nuestra energía y dejarnos llevar. Personalmente, estos momentos de atención plena me recargan de energía y aumentan mi autoestima, porque me estoy priorizando.

No hace falta dedicar muchísimo tiempo, pueden ser cinco o diez minutos al día antes de ir a trabajar (lo importante es que estés conectada con ese momento de autocuidado, aunque sea breve).

5. Planifico mi día con tranquilidad

Para mí, una mañana bien planificada es una mañana exitosa. Por ello otro hábito que sigo es dedicar tiempo a marcarme objetivos claros y realistas. Hago una lista de tareas y establezco prioridades, o sigo mi tabla de rutinas, lo que me ayuda a mantenerme enfocada y productiva.

Este hábito de planificación me aporta claridad y dirección, y la sensación de logro aumenta mi autoestima y me hace sentir capaz de enfrentar cualquier reto que se presente. Además, que el orden es muy positivo para nuestra salud mental.

6. Una sonrisa como complemento

Piénsalo, vas por la calle, o entras en una tienda, y una persona te sonríe. ¿Verdad que lo que sientes es muy diferente a cuando no lo hacen? Pues eso mismo ocurre con tu propia sonrisa.

Por eso siempre, antes de salir de casa, me aseguro de tomar un momento para sonreír, mirarme en el espejo del ascensor y generar una intención positiva para el día, conectando con mi emoción.

Esta pequeña acción mejora mi estado de ánimo y me conecta conmigo misma y con mi confianza. Parece un gesto simple, pero puede marcar la diferencia y cambiar la actitud con la que empiezas a ponerte en marcha para el día. Eso sí, ¡la sonrisa debe ser sincera!

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