Soy de la generación sándwich que cuida a la vez hijos pequeños y padres mayores. Y eso es una carga enorme

Ser padres no solo es una gran responsabilidad: también es un trabajo que, por maravilloso que sea, puede llegar a sentirse como algo agotador y demandante. Cubrir las necesidades básicas de nuestros hijos, así como las nuestras, es algo que exige suficiente tiempo y energía.

Pero en el caso de las actuales generaciones que tenemos hijos pequeños o de edad escolar, y a diferencia de los padres de generaciones pasadas, nosotros tenemos un papel más: cuidar también de nuestros propios padres, que ya se han hecho mayores.

Así, la lista de pendientes, responsabilidades y actividades por hacer se multiplica y se extiende aún más de lo habitual. Y esto es una carga enorme para quienes somos parte de la llamada "generación sándwich".

"Atrapadas" entre padres e hijos

Foto | White Noiise en Pexels

Así es como se refirieron a las personas de mediana edad la trabajadora social Dorothy Miller y la gerontóloga y socióloga Elaine Brody en la década de los ochentas, refiriéndose a las personas de mediana edad -especialmente las madres- que se encontraban "atrapadas" entre el cuidado de los hijos y los propios padres.

De acuerdo con una encuesta realizada hace algunos años por la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés), las madres "sándwich" somos las que sentimos más estrés que cualquier otro grupo de mujeres. Y es que aunque esta dinámica sea positiva para nietos y abuelos porque se favorece la convivencia, no es tan bueno para nosotros que quedamos en el medio.

No solo nos hacemos cargo de bebés, niños o adolescentes, que van requiriendo diversos tipos de atenciones y cuidados en cada una de estas etapas, sino que además de ello acompañamos, cuidamos y, en algunos casos, también apoyamos económicamente a nuestros padres, que ya se han convertido en personas mayores y/o de la tercera edad.

Y de acuerdo con Pew Research, todo parece indicar que la cantidad de personas que formamos parte de la generación sándwich seguirá en aumento, según las tendencias registradas por esta agencia de investigación y análisis.

¿Cómo terminamos aquí?

A diferencia de las generaciones de nuestros padres y abuelos, la nuestra es una que, por los motivos que a continuación compartiremos, se encuentra ahora tal y como se encontraría una loncha de jamón y queso entre dos rebanadas de pan.

En general, hay dos factores principales que han hecho que llegáramos a este punto y que nos ha hecho ser llamados la "generación sándwich": el retraso de la llegada de los hijos y el aumento de la esperanza de vida.

Generaciones atrás, la norma era tener a los hijos apenas entrados en los veintes, mientras que actualmente esto no sucede hasta los treinta o más, como en el caso de España, donde retrasan la llegada del primer hijo a los 31,5 años. Al posponer la maternidad, ya sea por trabajo o por tener mayor estabilidad económica, también vamos retrasando la edad en la que nuestros padres se convierten en abuelos.

Por otro lado, tenemos el tema de la esperanza de vida: los humanos vivimos cada vez más años. Pero con expectativas de vida más largas, también aparecen más achaques que van haciendo que se pierda calidad de vida, y se necesite tener de apoyo o asistencia, como en el caso de muchos de nuestros padres.

En conjunto, estos factores hacen que recaiga sobre nosotros el cuidado de dos generaciones dependientes, algo que, por mucho que les amemos, nos agota y representa una carga doble para la que no se nos ha preparado y que resulta demasiado grande.

Por ello, es importante poder tratar el tema con anticipación en la familia, para que entre todos (ya sea con la pareja y nuestros propios hermanos si los hay), se llegue a un acuerdo en el que todos colaboren y el peso de este doble cuidado no recaiga en una sola persona.

Foto de portada | Natalia Vaitkevich en Pexels

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