El truco que me ayudó a detectar amistades tóxicas de personas que no quiero en mi vida

El truco que me ayudó a detectar amistades tóxicas de personas que no quiero en mi vida
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En otras ocasiones hemos hablado del efecto de las amistades o personas tóxicas y de lo importante que es detectarlas para que no nos afecten. Desde narcisistas hasta amigos envidiosos, son varios los tipos de "amistades" que es preferible mantener a raya.

Entre tanta información, es fácil sentirse confundido ante las posibles señales de que esa persona que conocemos no podría ser lo más conveniente para nuestro bienestar mental y emocional, pero hay un truco que, al menos en mi caso, siempre funciona.

Desde luego, que una persona haga lo que estoy a punto de compartir no es un determinante definitivo de que sea una persona tóxica, pero ciertamente es un detalle que me ha ayudado a identificarlas con mayor facilidad y antes de que sea demasiado tarde.

El secreto, consiste en ver dónde ponen la culpa. ¿A qué me refiero con esto? A observar si son personas que saben reconocer las cosas y admitir responsabilidad, o si son de esas personas que siempre buscan culpar a alguien o algo más.

Por ejemplo, tenía una amiga que se la pasaba quejándose todo el tiempo, entre otras cosas, de una amiga de ella con la que yo no tenía cercanía. Que si hacía esto, que si decía aquello, que si por qué le hacía sentir de tal manera... Pero nunca decía a la amiga en cuestión las cosas que le molestaban. Y, si tanto le molestaban, ¿por qué seguía manteniendo esa amistad "mediocre"? Ella tampoco era una "buena amiga" hablando a espaldas de la otra.

Otro ejemplo lo encontré en un conocido, que se lamentaba constantemente por todo lo que le ocurría y lo achacaba a su "mala suerte" - pero nunca le veía tomar acciones o hacer cambios para mejorar su vida, sino esperar a que otros nos compadeciéramos de él y nos ofreciéramos a ayudarle o resolverle los problemas, ¡y encima se molestaba cuando no lo hacíamos!

En el primer caso, tenemos a una "amiga" que, independientemente de su amistad con la otra persona, me dejaba drenada al ser receptora de sus quejas constantes (y además no me dejaba tranquila pensando que quizás así hablaba de mí con otros). En el segundo caso, la persona estaba esperando que otros hicieran lo que a él le correspondía y se molestaba si no sucedía esto.

En ambos casos la culpa siempre estaba en otros, pero no en ellos mismos. Y en ambos casos, eventualmente decidí poner límites y alejarme.

Desde luego, como lo decía al inicio, el hecho de que alguien ponga la culpa en otros y nunca en ellos no siempre determinará que la persona es tóxica. A veces genuinamente la responsabilidad está fuera de sus manos y no hay mucho que puedan hacer salvo desahogarse.

Sin embargo, si la culpa constantemente recae en otros, sí que nos encontramos ante una señal de una persona que no solamente es tóxica, sino que tiene baja inteligencia emocional. Y eso es algo que puede atraer otra clase de problemas y conflictos que es mejor evitar en una amistad.

Foto de portada | Vitaly Gariev en Unsplash

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