Recibir la noticia por parte de tu médico de que padeces cáncer es sin duda algo devastador. En cambio, enterarte que estás embarazada es sin duda motivo de alegría para cualquier familia. ¿Pero qué pasa cuando ambas situaciones ocurren al mismo tiempo?
Esto fue lo que le sucedió a Karrie-Ann Hoppe del Reino Unido, cuando en la víspera de Navidad de 2015 los doctores le dijeron que tenía cáncer de mama. A las pocas semanas después y aún todavía intentando comprender lo que sucedía, recibió otra noticia: tenía tres meses de embarazo.
Aunque no es el primer caso de una mujer embarazada que se entera de cáncer o viceversa, por lo regular optan continuar con el embarazo, y una vez que ha nacido el bebé comenzar con las quimioterapias. Ha sucedido que algunas deciden posponer el tratamiento hasta que nace su bebé, pero en algunos casos al hacer esto desafortunadamente es demasiado tarde.
Cuando los doctores recién detectaron los tumores en Karrie-Ann, le dijeron que tuviera precaución de no quedar embarazada. Karrie-Ann y su esposo Luke ya tenían un hijo de nombre Wyatt e intentaban tener otro bebé, pero cuando les dijeron la noticia del cáncer decidieron ponerlo en pausa.
Todo cambió cuando recibieron los resultados de los análisis para someterla a una cirugía. La intención era quitarle dos ganglios linfáticos del pecho para analizarlos y confirmar que sí fueran cancerosos. Entonces descubrieron que ya estaba esperando un bebé.
De inmediato tuvo que tomar una difícil decisión: los doctores le dijeron que con la operación corría el riesgo de perder el bebé. Pero ella estaba decidida a seguir con el tratamiento, así que se realizó la cirugía y afortunadamente el bebé sobrevivió la operación.
"Si nos hubieran dicho que debíamos terminar el embarazo lo hubiéramos aceptado, ya que para mí es más importante que yo sobreviviera para cuidar a Wyatt", declaró Karrie-Ann.
Aunque el cáncer de mama es el más común en las mujeres en edad fértil, sigue siendo poco frecuente. En Reino Unido afecta a una de cada 3.000 mujeres embarazadas. La terminación de un embarazo rara vez se recomienda cuando se trata de cáncer de mama, ya que la mayoría de los casos son capaces de recibir el tratamiento mientras continuan con su embarazo.
"El tratamiento para mujeres embarazadas es muy similar al tratamiento para las mujeres que no lo están", comentó Martin Ledwick de Cancer Research UK. "Puede haber un pequeño retraso en el inicio de las quimioterapias para permitir que pase el primer trimestre de embarazo".
Los doctores le dijeron a Karrie-Ann que ella necesitaría una mastectomía en lugar de una lumpectomía, ya que era mejor que se le removiera el pecho completo para reducir la necesidad de radioterapia, que puede ser dañina para el feto.
Ella aceptó hacerlo en febrero del año pasado y en marzo comenzó con las quimioterapias, que le hacían sentir tan enferma y cansada que no sabía en ocasiones si se trataba de síntomas del embarazo o del tratamiento.
A pesar de que pausaron las quimioterapias para darle oportunidad de tener un parto natural, al final los doctores optaron por realizarle una cesárea a las 33 semanas de embarazo. Su bebé, a quien llamaron Kaiden, nació el 1 de julio pesando 2 kilos, la mitad de lo que pesan algunos bebés que llegan a término.
En agosto Karrie-Ann comenzó nuevamente las quimioterapias para dar tiempo a que se recuperara de la cesárea. Al poco tiempo inició un tratamiento de 15 días de radioterapia para eliminar por completo cualquier indicio de cáncer.
Después de pasar por esta experiencia ella decidió unirse a una campaña en Reino Unido en donde muestran la realidad del día a día de las personas que tienen cáncer. "Quiero compartir mi historia a otras mujeres para que sepan que pueden estar embarazadas y tener cáncer de mama, pero que ellas y sus bebés pueden estar bien", concluye Karrie-Ann.
¿Tú qué hubieras hecho en su lugar?
Vía | BBC
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