No hay duda que la noticia de un bebé en camino es algo que llena de emoción a toda la familia, y cada nacimiento es darle la bienvenida a un pequeñito que llegará a llenar nuestros días de ternura y amor.
Pero aunque cada embarazo y nacimiento es especial, la llegada del primer bebé a la familia es una que sin duda nos marca de manera distinta. Comparto una reflexión, desde mi experiencia personal, cuando tu bebé es el primer hijo, nieto y sobrino de la familia.
Una nueva generación
La llegada del primer hijo, nieto y sobrino es también el comienzo de una nueva generación en el árbol familiar, usualmente después de un par de décadas o más sin tener un bebé en casa o dentro de la familia cercana. En mi caso eran 25 años, la edad que tenía mi hermana menor cuando nació mi hija.
Siempre supimos que el día que nos enteráramos que llegaría un nuevo bebé a la familia sería uno de muchas emociones, pero la verdad es que nada te prepara para ese momento en el que te enteras que estás embarazada y que darás la noticia a tus padres y hermana que pronto serán abuelos y tía por primera vez.
Cabe aclarar que con este escrito no quiero decir que es el más especial ni es más importante que todos los que llegarán después, pero sin duda el sentimiento que se tiene hacia él es uno diferente, aunque se ame a todos por igual.
El precioso impacto del primer bebé en la familia
Desde el momento en que la familia se entera de la feliz noticia, comienzan a manifestarse ilusiones y planes que nos gustaría realizar ahora que sabemos que pronto llegará un bebé. Es fácil hacerlo, pues el no haber tenido bebés y niños pequeños desde hace años, lo convierte en una novedad.
Si en cualquier embarazo es normal que a la mamá se le mime y se le llene de atenciones, cuando se trata del bebé que será el primer nieto y sobrino esto se acentúa aún más. Cada detalle nos llena de emoción, cada ecografía se vuelve un tesoro y cada actualización del embarazo es la noticia más importante.
Cuando finalmente nace, es natural que ese bebé se convierta en el centro de atención para todos. Una de las cosas más bonitas de esto, es que tenemos la oportunidad de ver a nuestros padres convertirse en abuelos y conocer esta nueva faceta de ellos. Desde luego, lo mismo con los tíos y tías.
Y es que los bebés tienen ese superpoder de sacar a relucir nuestro lado más tierno, haciéndonos más sensibles y ayudándonos a reconectar con nuestro propio niño interior, efecto que es visible no solo en nosotros como padres, sino en toda la familia cercana, incluyendo los abuelos y tíos.
Pero también, la presión puede ser bastante
Por otro lado, la llegada de un bebé que es el primer hijo, sobrino y nieto también puede llegar a ser un poco pesada. Al ser el primero de una nueva generación, las expectativas pueden estar muy altas o todos pueden desear opinar y tomar parte en las tomas de decisiones.
Estas cosas, además de las dudas y temores típicos que vivimos cuando somos primerizas, pueden llegar a ser muy pesados y agobiantes para algunas madres, especialmente cuando hay mucha presión por parte de una familia cuya atención está totalmente enfocada en ella y el bebé.
Aunque en mi caso no sentí que hubiera mucha presión, sí hubo algunos momentos en los que me sentí agobiada por tener que tomar decisiones o elegir cómo hacer las cosas, principalmente porque al no tener otro bebé cerca en la familia, había muchas cosas que no sabía y con las que tenía nula experiencia.
Sin embargo, ser madre del primer hijo, nieto y sobrino que marca el inicio de una nueva generación en la familia ha sido algo maravilloso, donde creo que el principal secreto para que no se vuelva agobiante es tener una buena comunicación y hacer las cosas lo mejor posible, entendiendo que todos estamos aprendiendo a manejar nuestro nuevo rol como padres, abuelos y tíos.