Los nueve momentos más difíciles de la crianza de tus hijos que no viste venir

Los nueve momentos más difíciles de la crianza de tus hijos que no viste venir
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Antes de tener hijos, es fácil forjarse una imagen idealizada de la maternidad. Y es que a menudo, cuando nos visualizamos con nuestro bebé en brazos, imaginamos que todo será como en las películas, fácil, bonito y divertido.

Pero la llegada del primer hijo nos hace enfrentarnos a la realidad de la maternidad, descubriéndonos una experiencia que quizá no es tan idílica como habíamos imaginado, y que está cargada de momentos que tampoco son tal y como nos los contaron.

Con esto no estoy diciendo que ser madre no sea algo único, hermoso y maravilloso. Sin duda lo es, pero también es una experiencia difícil, agotadora y abrumadora en muchas ocasiones.

En mi experiencia, estos son los nueve momentos más difíciles de la crianza de los hijos que nadie te cuenta y que no siempre se ven venir.

La llegada a casa con el bebé

Tras nueve meses de embarazo, dudas e incertidumbre, por fin llega el parto y el ansiado momento que tantas veces soñaste: ¡tu bebé ya está aquí! Pero nadie te dijo que además de un flechazo instantáneo y un amor indescriptible, ibas a sentirte tremendamente perdida y torpe a la hora de atenderle.

Esa sensación de dudar de tí misma con cada paso que das la experimentarás en el mismo momento en que cojas en brazos a tu bebé por primera vez. Después llegará el primer cambio de pañal, la primera toma, la primera vez que le vistes para salir a la calle, el primer baño... Esas prácticas cotidianas que en tu mente soñabas y parecían de lo más fáciles, se convierten en un mundo cuando te toca hacerlo con tu propio hijo.

La dependencia del bebé y el sentimiento de soledad de las madres

bebé

Tras las primeras semanas con tu bebé adquirirás las rutinas que en un primer momento te apabullaban, y te darás cuenta de que cambiar un pañal o bañarle no es tan difícil como al principio te parecía.

Pero ahora se te plantea un nuevo y desconectarte panorama: tu bebé llora cada vez que te alejas, solo quiere estar en brazos y la idea de dormir plácidamente en su cuna no parece entusiasmarle.

"¿Seré capaz de volver a darme una ducha de más de cinco minutos?" "¿Volveré a comer algún día de forma relajada?" "¿Llegará un momento en que mi bebé deje de llorar cuando me de la vuelta?"

Pero es curioso que pese a haberte convertido en una mamá velcro y sentir que has perdido por completo la privacidad que tenías antes de nacer tu bebé, los primeros años de la crianza son, en realidad, muy solitarios.

La soledad en la maternidad es un sentimiento del que pocas veces se habla, pero que puede llegar a resultar muy abrumador. Es fundamental pedir ayuda cuando te sientas así.

La difícil etapa de los dos-tres años

fase de los dos años

Cuando ya parece que le has cogido el 'tranquillo' a eso de ser madre y dominas a la perfección los aspectos cotidianos de la crianza...¡zas! ¡Llegan los dos años! (quien dice dos años, dice 20 meses o tres años; cada niño tiene un ritmo).

Desde mi experiencia, considero que esta etapa de la crianza es una de las más complicadas y agotadoras para los padres, tanto, que coloquialmente se ha ganado el apelativo de  "etapa de los terribles dos años". Personalmente no me gusta catalogarla como "terrible", pero sí extenuante.

Los niños están descubriendo quienes son en realidad; se dan cuenta de que son personas completamente independientes de mamá y papá, y como tal quieren hacer las cosas por sí mismos, desafiar los límites y mostrar su completo desacuerdo con cada cosa que les decimos, a veces incluso estallando de una forma inconsolable.

Entender cómo funciona su cerebro en esta etapa de la vida y por qué es tan importante acompañarles y guiarles respetuosamente, te ayudará a sobrellevar uno de los momentos más conflictivos de los primeros años de crianza.

Cuando tu bebé no hace lo mismo que los demás

alimentación

Mi hijo no come bien, no duerme, aún no camina, todavía no habla, no crece al mismo ritmo que los demás niños, sigue haciéndose pis en el pañal...

Prácticamente todos los padres pasamos por alguna de estas fases en algún momento de la crianza, lo que irremediablemente nos provoca una gran preocupación y desasosiego.

Y es que nadie te cuenta que es normal que los niños pasen temporadas de mal comer, que no duerman toda la noche del tirón hasta bien entrados los tres o cuatro años, que no dejen el pañal cuando se lo pedimos o que no alcancen los hitos del desarrollo al mismo tiempo que su primito o el hijo de tus vecinos.

Si estás viviendo ahora mismo alguna de estas situaciones no vamos a negar que son momentos difíciles, frustrantes e incluso puede que te generen cierta angustia. Pero es importante no perder la perspectiva de que cada niño es único y evoluciona a su propio ritmo, por lo que lo más recomendable es no comparar y consultar cualquier duda con su pediatra.

La crianza es extenuante

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Confieso que antes de ser madre no había oído jamás hablar de la carga mental y el bournot de la crianza. Pero en cuanto tienes hijos descubres que criar y educar es el trabajo más exigente y agotador que existe, y que es muy fácil dejarse engullir y olvidarse de una misma.

Por eso es muy necesario saber interpretar las señales que nos indican que estaríamos al borde de nuestras fuerzas y no sentir culpa o remordimientos en querer cuidarnos y dedicarnos tiempo. Porque para cuidar es necesario estar bien, y esto es algo que muy pocos te cuentan.

Los cumpleaños: un momento especialmente nostálgico

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Probablemente, antes de ser madre jamás pensaste que un cumpleaños podría traerte tantos sentimientos encontrados. No es hasta que tu bebé sopla su primera velita cuando entiendes lo rápido que se escapa el tiempo y cuando la frase "los días son largos y los años cortos" cobra más sentido que nunca.

Desde entonces, cada nueva vela de cumpleaños, cada hito o cada importante avance de tu hijo será para ti una moneda de doble cara que por un lado te traerá una felicidad y orgullo inmensos, pero por otro la añoranza más grande que jamás hayas experimentado.

La conciliación es una utopía

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No es hasta que te conviertes en madre cuando entiendes que la palabra 'conciliar' es demasiado ambiciosa, utópica e incluso inalcanzable. La sociedad no está diseñada para facilitar la conciliación de los padres, por lo que la solución para compaginar la vida personal con la profesional acaba pasando por extraescolares a destajo, teletrabajo con grandes dosis de estrés o días de vacaciones para cuidar de tus hijos enfermos.

Nadie te cuenta tampoco que la baja por maternidad dura apenas un suspiro, y que cuando te quieras dar cuenta tendrás que incorporarte al trabajo dejando a tu bebé de tan solo cuatro meses y lactancia exclusiva en una guardería, mientras tu corazón se desgarra por dentro.

La maternidad viene cargada de miedos que tendrás que aprender a dominar

Otro de los aspectos con los que toca lidiar cuando te conviertes en madre/padre son los miedos. Miedo a que a tu hijo le ocurra algo, a que no sea feliz, no estar a la altura, a no saber educarle, miedo a equivocarte... Los miedos a veces pueden resultar paralizantes, convirtiéndose en una de las sensaciones más desagradables que probablemente experimentes con la crianza.

Pero no podemos anclarnos en el miedo o caer en el sobreproteccionismo. Aparcar nuestros miedos y prejuicios ayudará a nuestros hijos a crecer de forma libre y confiada.

La adolescencia es una etapa 'delicada'

adolescencia

Aunque el imaginario colectivo nos haya hecho creer que la adolescencia de los hijos es una etapa sumamente compleja y complicada, no siempre tiene por qué ser así, aunque sí se trata de un momento vital extremadamente delicado y muy diferente a lo conocido.

Durante la adolescencia de tu hijo te tocará enfrentarte a una nueva crianza, a nuevos peligros, nuevas preocupaciones, nuevas aficiones, nuevas amistades... Hay que estar preparado para hablar el mismo idioma que tu hijo adolescente, empatizar con sus preocupaciones, colocarse detrás para ayudarle a despegar y sobre todo, confiar en él/ella y en su criterio, algo que no siempre es fácil para un padre.

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